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jueves, 1 de octubre de 2020

LA ORACIÓN - NO LA VOTACIÓN - ES EL DEBER DEL CREYENTE

 

William MacDonald

 


“Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían...” (Juan 18:36).

El hecho de que el Reino de Cristo no es de este mundo debe bastarme  para mantenerme alejado de la política del mundo. Si participo en la política, doy un voto de confianza a favor de la capacidad del sistema para resolver los problemas que aquejan al mundo. Pero francamente no abrigo esta confianza, porque sé que “el mundo entero está bajo el maligno” (1 Jn. 5:19).
    La política ha dado muestras de ser singularmente ineficaz al tratar de resolver los problemas de la sociedad. Los remedios de los políticos son como una tirita sobre una llaga supurante; no llegan a la fuente de la infección. Sabemos que el pecado es el problema básico de nuestra sociedad enferma. Cualquier cosa que no trate con el pecado no puede ser tomada en serio como remedio.
    Se trata de un asunto de prioridades. ¿Debo emplear mi tiempo participando en la política o dedicarlo a extender el evangelio? El Señor Jesús contesta la pregunta con estas palabras: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve y anuncia el reino de Dios” (Lc. 9:60). Nuestra prioridad máxima debe ser dar a conocer a Cristo porque Él es la respuesta a los problemas de este mundo.
    “Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas” (2 Co. 10:4). Si esto es así, nos encontramos ante la tremenda realidad de que es posible darle forma a la historia nacional e internacional con la oración, el ayuno y la Palabra de Dios mucho más de lo que podríamos por medio de la votación.
    Una figura pública dijo una vez que la política es corrupta por  naturaleza y añadió esta palabra de advertencia: “La iglesia no debe olvidar su verdadera función tratando de figurar en un área de los asuntos humanos donde todo lo que conseguiría es ser un pobre competidor... si participa, perderá la pureza de su propósito”.
    El programa de Dios para esta Era es llamar de entre las naciones a un pueblo para Su Nombre (ver Hch. 15:14). El Señor está resuelto a salvar a muchos de este mundo corrupto en vez de hacer que se sientan a sus anchas en él. Debemos comprometernos a trabajar con Dios en esta gloriosa emancipación.
    Cuando la gente le preguntaba a Jesús qué debía hacer para poner en práctica las obras de Dios, la respuesta fue que la obra de Dios consistía en hacer que  creyeran en Aquél que Él ha enviado (ver Jn. 6:28-29). Ésta, pues, debe ser nuestra misión:  llevar a los hombres a la fe, no a las urnas.

De su libro DE DÍA EN DÍA, CLIE, lectura para 18 de enero

jueves, 8 de marzo de 2018

¿Cuáles Mujeres Deben Ser Alabadas?

     El mundo ha inventado el día de la mujer, pero los creyentes discrepamos porque tenemos otra perspectiva (Ro. 12:2). Dios adelantó mucho a la humanidad en alabar a la mujer, y  Su valoración y ejemplo es lo que hay que seguir. Si prestamos atención veremos qué no se debe alabar a una mujer simplemente por ser mujer, sino por sus virtudes. Lástima, pero no todas las tienen. En el elogio a la mujer virtuosa, Proverbios 31:10 da a entender que es difícil hallar una.  Hay muchas piedras pero pocas piedras preciosas. Así hay muchas mujeres pero pocas virtuosas. El verso 30 habla del engaño de la gracia y la vanidad de la hermosura, sin embargo muchas gastan más en esas cosas que su carácter y espiritualidad.
      1 Pedro 2:2 valora su "conducta casta y respetuosa" con su marido. El verso 4 dice que el espíritu afable y apacible debe ser su ornato, y qué es de grande estima delante de Dios. Los versos 5 y 6 mencionan el ejemplo que seguir, y no es el del mundo ni de Hollywood ni de movimientos feministas, sino, "aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos, como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien..."
    Hay sola una clase de mujer que Dios alaba, y es la de Proverbios 31 que es piadosa, virtuosa y trabajadora en su casa y familia. No tiene otro carrera u oficio. Ni es predicadora ni conferencista, sino ama de casa y ahí manifiesta su piedad y virtud, y cumple su ministerio. 

Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?
Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.
El corazón de su marido está en ella confiado,
Y no carecerá de ganancias.
Le da ella bien y no mal
Todos los días de su vida.
Busca lana y lino,
Y con voluntad trabaja con sus manos.
Es como nave de mercader;
Trae su pan de lejos.
Se levanta aun de noche
Y da comida a su familia
Y ración a sus criadas.
Considera la heredad, y la compra,
Y planta viña del fruto de sus manos.
Ciñe de fuerza sus lomos,
Y esfuerza sus brazos.
Ve que van bien sus negocios;
Su lámpara no se apaga de noche.
Aplica su mano al huso,
Y sus manos a la rueca.
Alarga su mano al pobre,
Y extiende sus manos al menesteroso.
No tiene temor de la nieve por su familia,
Porque toda su familia está vestida de ropas dobles.
Ella se hace tapices;
De lino fino y púrpura es su vestido.
Su marido es conocido en las puertas,
Cuando se sienta con los ancianos de la tierra.
Hace telas, y vende,
Y da cintas al mercader.
Fuerza y honor son su vestidura;
Y se ríe de lo por venir.
Abre su boca con sabiduría,
Y la ley de clemencia está en su lengua.
Considera los caminos de su casa,
Y no come el pan de balde.
Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada;
Y su marido también la alaba:
Muchas mujeres hicieron el bien;
Mas tú sobrepasas a todas.
Engañosa es la gracia, y vana la hermosura;
La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.
Dadle del fruto de sus manos,
Y alábenla en las puertas sus hechos.

Proverbios 31:10-31


Gracias a Dios por las mujeres virtuosas y piadosas, que tiene la convicción y el valor de no seguir el molde del mundo. Las mujeres mundanas no os aprecian, pero ¿qué importa su opinión? Nada. Desaparecerá con ellas. ¡Ánimo hermanas, no perderéis vuestro galardón!

martes, 23 de mayo de 2017

LA PERSONA ESPIRITUAL

por A. W. Tozer

Es difícil quitarnos la idea de que uno es tan espiritual como siente. Nuestra espiritualidad básica rara vez concuerda con nuestras emociones. Hay muchas personas carnales cuyas emociones religiosas están sensibles a toda impresión y que consiguen mantenerse en un estado elevado de alegría interna, pero que carecen de las marcas de la piedad. Tienen un punto bajo de embullición y casi cualquier cosa religiosa les caliente al momento. Sus lágrimas están cerca de la superficie y salen pronto, y sus voces están cargadas de emoción. Tienen reputación de ser espirituales, y fácilmente pueden creer que es verdad. Pero no es necesariamente así.
    Las personas espirituales son indiferentes a sus sentimientos – viven por fe en Dios sin preocuparse mucho por sus emociones. Piensan los pensamientos de Dios y ven las cosas como Dios las ve. Se gozan en Cristo y no tienen confianza en sí mismas. Les preocupa más la obediencia que la felicidad. Quizás esto sea menos romántico, pero aguantará la prueba de fuego.

A. W. Tozer, del capítulo 8 de su libro This World: Playground or Battleground? (“El Mundo: ¿Campo de Recreo o de Batalla?”)