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domingo, 15 de marzo de 2020

¿Deben Los Cristianos Protestar O Pelear Contra El Gobierno?


"El N.T. da claras instrucciones para los creyentes en sus actitudes ante las autoridades imperiales y civiles en Ro 13:1-6, 1 P 2:13-17, Tit. 3:1. Este pasaje lleva el asunto más lejos. Los hombres que forman esta clase son frecuentemente blanco del odio. En la época del N.T. eran frecuentemente los instigadores, y administradores, de los edictos en contra de los creyentes. En los días inmediatamente posteriores a esta epístola los creyentes vivían en temor mortal a los poderes judiciales de los administradores locales. La respuesta no consistían en la rebelión o las protestas en pro de derechos civiles, sino en la oración para la salvación de aquellos hombres. Las palabras del Señor Jesús eran desde luego plenamente aplicables: 'Orad por los que os ultrajan y os persiguen', Mt 5:44. Que los nombres de tales personas fueran mencionados en público en las oraciones sería un testimonio de la gracia sobrenatural en los corazones de los creyentes".
     "Es interesante señalar que los registros históricos muestran que los creyentes judíos no tomaron parte en la rebelión que condujo a la destrucción de Jerusalén en 70 d.C. A lo largo de los siglos, por regla general la verdad expuesta en el N.T. con respecto a la administración civil ha guardado a los santos de actividades antiestatales. Es tan solo cuando el estado comienza a interferir con la obediencia debida a la palabra de Dios que surge el conflicto y que se tiene que aplicar el principio enunciado por Pedro en Hch 5:29: 'Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres'. Tanto las iglesias estatales como las antiestatales son totalmente ajenas a las Escrituras. De los creyentes como individuos se espera su obediencia a las autoridades civiles hasta donde lo permita la obediencia de ellos a la palabra de Dios".
     "Puede que a los santos les disguste un régimen comunista, pero no tienen comisión para levantarse en armas contra él; puede que no aprueben el apartheid, pero no tienen justificación escritural para fomentar la rebelión en contra de tal estado. Como individuos que son, precisan de salvación los comunistas y los capitalistas, nos negros y los blancos. Dios cambia al hombre y las instituciones cambian. Las armas no carnales del creyente acaban de ser relacionadas: esto es, rogativas, intercesiones y la acción de gracias, y éstas, ejercidas delante del trono de Dios, tienen un poder muy superior tanto al de las urnas electorales como al de las balas".

J. Allan, comentario sobre 1 Timoteo, La Biblia Enseña, Tomo 1, págs. 80-81.

viernes, 24 de enero de 2020

¡HAZTE OIR!

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Es el lenguaje de las elecciones, las protestas y las manifestaciones. ¡Movilízate! ¡Muestra tu solidaridad! Parece lógico y respuesta sensata de buen ciudadano que se preocupa por las injusticias.
     Pero hay un problema. Es el lenguaje y la sabiduría de las personas que no conocen a Dios, que no son del Señor Jesucristo, no se dirigen por la Biblia ni tienen acceso a Dios por la oración. Los del mundo actúan así porque no tienen otro recurso.
     Pero el creyente no anda conforme a la sabiduría del mundo."¡Hazte oír!" tiene otro sentido para el creyente. Joseph Scriven escribió un himno que destaca la importancia de la oración en la vida del creyente.

¡Oh, qué amigo nos es Cristo! El llevó nuestro dolor,
Y nos manda que llevemos todo a Dios en oración.
¿Está el hombre desprovisto de paz, gozo y santo amor?
Esto es porque no llevamos todo a Dios en oración.
¿Estás débil y cargado de cuidados y termor?
A Jesús refugio eterno, lleva todo en oración.
¿Te desprecian tus amigos? Cuéntaselo en oración,
En Sus brazos de amor tierno, paz tendrá tu corazón.
TODO a Dios en oración. O sea, NADA a la calle en protestas. No tienen paz de corazón
porque no oran. Si leemos los Salmos, vemos cuánto oraban los piadosos en toda situación
y circunstancia de la vida. Ahí encontramos el lenguaje de la oración, para hacernos oír, ante
el Tribunal Supremo, y el Máximo Gobierno del universe -- el trono de Dios. Y cuando un
creyente ora, sabe que Dios le escucha. El Salmo 17:6 afirma: "Yo te he invocado, por
cuanto tú me oirás, oh Dios". Salmo 65:1 dice: "Tú oyes la oración; a ti vendrá toda carne". El
incrédulo no cree esto, y por eso es lógico que no ora sino que se manifiesta y protesta --
marchas, concentraciones, enfrentamientos y todo lo demás. Pobrecito, no conoce a Dios y
su único recurso es intentar manipular a los hombres. ¿Por qué quieres que te oígan? Son
hombres. ¿No sería mejor hacerte oír delante de Dios? ¿Por qué pierdes el tiempo y te metes
en líos? Bueno, los incrédulos lo hacen porque no tienen otra cosa, pero no se halle ningún
verdadero creyente entre ellos.
       Los creyentes sabemos que podemos hacer más de rodillas orando que firmando peticiones o manifestándonos. Santiago 5:13 aconseja así: "¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración".  No dice que se vaya a un psicólogo, ni que acuda a un abogado, sino que ore.  Tozer comentó que los creyentes no oran porque, francamente, no creen que funciona. Los que salen a marchar y manifestarse lo hacen porque creen que funciona.
     En Romanos 13:1 el Espíritu Santo aconseja: "Sométase toda persona a las autoridades superiores". ¿Eres una persona?  Sométate. Las autoridades darán cuenta a Dios, no a ti. Muchos creyentes en otras edades han sufrido muchísimo más que tú, así que, si tienes una queja preséntala a Dios en oración y espera en Él. A menos que no creas realmente en Él, entonces, a la calle con los demás.

Carlos