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domingo, 10 de febrero de 2019

De Vuelta A Los Fundamentos


escribe William MacDonald

·  Nosotros enseñamos a nuestros hijos a acumular. Cristo los llama a renunciar a todo lo que poseen (Lc. 14:33).
·  Nosotros les enseñamos que ser pobre no es loable. Jesús dijo: "Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios" (Lc. 6:20).
·  Nosotros les decimos que se queden en casa y cumplan bien con todo. El Señor les dice: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio" (Mr. 16:15).
·  Nosotros los inducimos a asegurar su vida terrenal. El Salvador los exhorta a hacerse tesoros en el cielo (Mt. 6:20).
·  Nosotros les proponemos que vivan para dos mundos. Jsús dice que eso no es posible (Lc. 16:13).
·  Nosotros les enseñamos a "andar por vista". La Palabra les enseña a "andar por fe" (2 Co. 5:7).

    Hermanos, es hora de que nos replanteemos las ambiciones que tenemos para nuestros hijos a la luz de estos hechos ineludibles:

1. Por todo el mundo, hombres y mujeres sin Cristo se están perdiendo.

2. Los cristianos tenemos lo que ellos necesitan: el evangelio.

3. Si les privamos del pan de vida, somos culpables de negligencia criminal, de homicidio del alma, en definitiva.

4. No nos pertenecemos. Hemos sido comprados con la sangre del Señor Jesús.

5. No tenemos derecho a vivir en forma egoísta. Debemos vivir para Aquél que murió y resucitó por nosotros.

6. Si pretendemos salvar nuestras vidas, las perdemos. Si las perdemos por Su causa, entonces las hallaremos; la realidad será nuestra.

7. Dentro de cien años, solo la vida vivida para Cristo tendrá valor.

Necesitamos padres que alienten a sus hijos a "quemarse" en el servicio a Cristo. Padres que no se disgusten si sus hijos aman más a Cristo que a ellos. Padres que no se alarmen si sus hijos son detenidos porque optan por obedecer a Dios antes que a los hombres. Padres que muestran tanto por sus vidas como por sus palabras, que aquel que pone a Cristo en primer lugar es el que alcanza el éxito más excelente.

del libro Seguir Espejismos o Seguir a Jesús

viernes, 28 de abril de 2017

LA OFRENDA COMO SACRIFICIO

 
POR QUÉ DEBEMOS OFRENDAR SACRIFICADAMENTE  AL SEÑOR 
Y A SU OBRA

Porque Él se dio sacrificialmente por nosotros al venir a morir por nuestros pecados y nos hizo ricos espiritualmente (2 Co. 8:9).

Porque Él nos ofrece la oportunidad de hacer tesoros en el Banco del Cielo (Lc. 16:9; Mt. 6:20).

Porque donde está nuestro tesoro, allí estará centrado el interés de nuestro corazón (Lc. 12:33-34).

Porque todo lo que tenemos pertenece a Dios (1 Cr. 29:14), debemos dejar que Él lo use libremente.

Porque Él dice que retener los diezmos (10%) y las ofrendas es “robar a Dios” (Mal. 3:8).

Porque en la medida que demos, Dios nos dará (Lc. 6:38; 2 Co. 9:6).

Porque el dar generosamente a Dios conduce a bendición, y el no dar lleva a pérdida (Pr. 11:24-25).

Porque Jesús dijo que es más bienaventurado dar que recibir (Hch. 20:35).

Porque después de que hayamos dado liberalmente, el Señor promete suplir todas nuestras necesidades (Fil. 4:18-19).

Porque el Señor nos ha mandado dar regularmente, sistemáticamente y proporcionalmente (por porcentaje) (1 Co. 16:2). La forma de dar es a través de la iglesia local.

Porque Dios ama al dador alegre (2 Co. 9:7).

Porque es mejor amar y dar a Dios que amar y atesorar dinero (Mt. 6:24).

Porque dar es un acto de adoración a Dios (Mt. 26:7-11).

Porque el Señor resaltó y mandó el dar de una manera sacrificial (Lc. 21: 1-4).
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Recordemos que Dios mira lo que nos queda después de ofrendar, no sólo lo que ponemos en la ofrenda. "Muchos ricos echaron mucho" pero sus ofrendas eran cómodas, porque dieron lo que les sobró y lo que no necesitaban para vivir cómodamente. Sus ofrendas no eran sacrificios. Podían haber dado mucho más. Impresionaron a todos menos al Señor, porque Él ve todo, lo que ofrendamos, lo que guardamos, y lo que gastamos en otras cosas (véase Hch. 5:1-5).
 
autor desconocido