viernes, 20 de febrero de 2009

LA TELEVISIÓN


¿Indiscutible para cristianos?

En nuestro mundo evangélico hay un silencio sospechoso sobre la cuestión “Cristiano y Televisión”. He observado que cuando surgió este medio de comunicación en blanco y negro, los verdaderos cristianos en general tomaron una posición clara en contra de él, sin considerar siquiera la calidad constructiva que tenía la tele entonces. Ellos querían impedir que un espíritu mundano se apoderara de sus familias. Los dos componentes Cristo y la tele en una misma casa lo consideraron completamente incompatibles.
Pero unos treinta años más tarde estas actitudes firmes ya no se encuentran entre nosotros salvo pocas excepciones. Hoy en día con frecuencia son llamados “extremistas y fanáticos” aquellos pocos que reprueban a un “medio de comunicación” que en pocos años se ha convertido en un instrumento poderoso de manipulaciones políticas y sociales, así como de escenas inmorales y desenfrenos excesivos.
El televisor es un aparato que se ríe del poder de la bomba atómica, pues es aún más peligroso. Es un “mundo mágico” que arremete contra las almas, las enreda con suaves mentiras, las paraliza, y las arrastra a los pies del “padre de la mentira” (Juan 8:44).
Es verdad que un televisor en sí no es nada malo, es neutral – SI NO ESTÁ ENCHUFADO. La pantalla gris, sin color ni voz, es absolutamente ingenua e inocente. Pero una vez puesta en marcha se convierte en una fuerza no física, capaz de mover a las multitudes cada vez un poco más lejos de Dios. Sin duda la televisión es un ladrón y un asesino de toda virtud y sobriedad que nos adornan. Es la mejor “lavadora de cerebros” con detergentes concentrados de todos los siglos. Es una ventana al corazón humano (Marcos 7:20-23), y a la vez una plataforma del diablo. Desde ahí vierte sus productos venenosos en las mentes tiernas de nuestros hijos ... y los padres no se dan cuenta de esto porque en gran parte el sano juicio ya les ha sido quitado.
¿Es todo esto una exageración y fanatismo? En ninguna manera. Hay un buen número de gentes importantes en nuestra civilización “moderna” que advierten seriamente del peligro real del consumo diario de la televisión. Hace unos cuatro años un hombre muy bien informado de nuestra ciudad afirmó que los directores de la TVE no tienen televisor en casa, porque saben bien los que es. Hay libros hasta en el mundo secular que dan señales de alarma a causa de este medio de manipulación.
¿Y los pastores evangélicos que predican sobre el texto en Santiago 4:4 que dice: “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera pues, que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.”? ¿Tienen acaso ellos mismos este “mundo” y “altar familiar” en sus hogares, y dejan “pasar sus hijos por el fuego” como los incrédulos lo hacen? Levítico 18:21 y 20:2 ¡¡bien aplicado a nuestro tiempo!!
¿Es justo y aconsejable ceder la palabra al diablo “encantador” en nuestro hogar cristiano? ¿Se puede en la casa hacer discípulos a los hijos, mientras la tele echa a tierra lo que fue edificado? Difícilmente. En el hogar todo debería aportar para la edificación espiritual. Todavía hay muchos factores con influencias negativas en la calle, en colegios y entre amigos.
¿Pueden acaso haber dos antenas en la casa? ¿Una que recibe las ondas del aire (del “príncipe de la potestad del aire” Ef. 2:2), y otra que percibe la voz del “Buen Pastor”? Difícilmente. ¿Es posible servir a dos señores al mismo tiempo? Imposible. El Señor Jesús no dice que hay que servir al uno más que al otro, sino que excluye todo servicio al diablo. Más aún: Jesús dijo: “... o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro.” (Lucas 16:13).
Querido hermano, conozco los argumentos que hablan en pro de la televisión. Los atribuyo al “dios de este mundo”, y no al Dios de los redimidos por la preciosa sangre de Jesús. Por la siguiente razón: Los “argumentos” de Dios valen más que meras opiniones. Deuteronomio 7:26 dice claramente: “Y no traerás cosa abominable a tu casa (!), para que no seas anatema. Del todo la aborrecerás y abominarás, porque es anatema.”
Este versículo se suele aplicar a las imágenes tales como “vírgenes” y crucifijos, y también a revistas sucias etc. Con toda razón. Pero, ¿no es mucho más peligrosa la televisión que una imagen de yeso o de plata? Por supuesto que sí. Israel como pueblo de Dios y apartado para El (Lev.20:24), siempre tenía que destruir las imágenes. Lo mismo debemos hacer hoy con las imágenes que se mueven en color y voz: Echarlas fuera, como dice el profeta: “Entonces profanarás la cubierta de tus ídolos de plata, y el ornato de tus imágenes fundidas de oro; los rechazarás como trapo asqueroso. ¡Fuera de aquí!, los dirás. Entonces dará el Señor lluvia a tu sementera ...” (Isaías 30:20-23).
Ezequiel 14:3 dice: “Hijo de hombre, estos hombres han puesto sus ídolos en su corazón, y han colocado delante de su rostro lo que les hace caer en sus pecados. ¿Acaso he de ser consultado yo en modo alguno por ellos?” David dijo en Salmos 24:3-6 “...¿quién estará en su lugar santo? ... El que no ha llevado su alma a cosas vanas...”
Hermano, no frecuentes por tanto los “videoclubes”. Pasa por alto, ora por todos los que allí entran, los cautivos de sus ojos que desesperadamente buscan satisfacción.
¿Sabes que las dos cadenas de la Televisión Española son sólo el principio de numerosas cadenas más con las cuales Satanás quiere atar a sus marionetas?
La iglesia del Señor Jesús debe ser pura y hermosa y bien preparada para el Novio Celestial. El tiempo es muy corto. Lee la Biblia diariamente, y lee varios capítulos. Dios te dará su VISIÓN sin TELE.
¿Y el Evangelio proclamado por la tele? Hay que ver por lo menos tres cosas al respecto:
a) Esto no justifica ni santifica la colocación de un televisor en casa.
b) Los apóstoles evangelizaron sin este medio, y aún más eficazmente.
c) La predicación del Evangelio se debe escuchar, y no necesariamente “ver”. Uno de los medios más poderosos para la proclamación de las Buenas Nuevas es la radio que va sin “imágenes”. No olvidemos el medio mejor: Nuestra vida, nuestro testimonio, las predicaciones, las visitas, la literatura etc.
Yo se que estas palabras pueden ser objeto de disputas, o causar choques y enfados. Derrumbar ídolos en el pueblo de Dios siempre ha sido algo peligroso. Sin embargo es una necesidad que nos enseña la Biblia. Considéralo ante el Señor en oración.
Más referencias bíblicas al respecto: Job 11:14; Salmos 97:10; 101:3; 119:37; Proverbios 9:13-18; 19:27; Eclesiastés 10:5-7; 2ª Corintios 7:15-18; 2ª Tesalonicenses 2:11; 1ª Juan 2:15; 3:3; 5:21; Apocalipsis 3:17-20. Y por último: Romanos 12:2 no se puede hacer sin la obediencia al versículo primero.
El reformador Lutero dijo una vez: “No se puede evitar que los pájaros vuelen sobre nuestras cabezas, pero se puede impedir que pongan sus nidos encima.”
Peter Neuhaus A.
(Este artículo sólo es para creyentes)