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sábado, 12 de agosto de 2023

¿Ama Dios Al Pecador?


Alguien escribió recientemente para objetar a esta expresión: “Dios aborrece al pecado pero ama al pecador”. Dijo que no debemos usarla, porque no aparece en la Biblia una frase que diga esas palabras exactas: “Dios ama al pecador”. 

Pero, ¿es válida su objeción? Es cierto que la Palabra de Dios no utiliza exactamente esas palabras, pero como en todo artículo o comentario, el escritor utiliza sus palabras para explicar o comentar algo de la Palabra de Dios. De otro modo, no tendríamos libros de comentarios ni guías de estudios escritos por hombres. Hay que sopesar todo a la luz de la Palabra, por supuesto: “¡A la ley y al testimonio!” (Is. 8.20). Debemos escuchar atentamente, y escudriñar las Escrituras (Hch. 17.11), para ver si las enseñanzas de los hombres cuadran con ellas.
    ¿Qué dice la Escritura acerca del pecador y el amor de Dios? En Romanos, donde tenemos la doctrina del evangelio, los primeros capítulos no hablan de amor sino de impiedad, injusticia, ira, juicio y muerte. Del 1.18 al 3.20 vemos toda la humanidad en su condición rebelde, perdida y condenada. De ahí que no es lo más sabio comenzar la evangelización con declaraciones como: “Dios te ama amigo”, o “Acepta a Cristo”, porque hablar así es poner el carro antes del caballo. El Espíritu Santo trabaja en el mundo para convencer a los hombres de pecado, justicia y juicio venidero (Jn. 16.8). El primer paso es convicción de pecado, así que, no adelantemos al Espíritu Santo, pues no es sabio hacerlo (Pr. 11.30).
    Si estudiamos los primeros cinco capítulos de Romanos, podemos apreciar la cantidad del texto sagrado que es dedicado a describir la deplorable condición de la raza humana. El propósito es anunciar la justicia y la ira de Dios, a fin de que haya convicción del pecado, antes de explicar la obra de Dios para justificar al pecador que cree (3.21-4.25). De ahí pasamos a Romanos 5.6-10 y consideramos cómo y a quiénes declara Dios Su amor. Toda la obra de redención es una expresión del amor de Dios a la humanidad.


     6  Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.  
    7 Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno.  
    8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.  
    9 Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.  
    10 Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.
 
    Tenemos delante lo que dice la Palabra de Dios acerca de Su amor y la condición perdida de la humanidad.  El verso 6 informa que éramos “débiles”  (quiere decir: “impotentes”, incapaces de hacer nada para merecer el favor de Dios). Describe a todo ser humano. Pero estando nosotros, los seres humanos, en esa condición, declara  que Cristo “murió por los impíos”, no “por los creyentes”, sino usa el término que describe la humanidad sin excepción.  Romanos 5 da varias palabras que describen a toda la humanidad: 

· débiles (v. 6) ¿Quiénes son los débiles? Todos los seres humanos.

· impíos (v. 6) ¿Cuántos seres humanos son impíos?  Todos.
              

· pecadores (v. 8) ¿Cuántos son pecadores?  “Por cuanto todos pecaron...” (Ro. 3.23).
              

· enemigos (v. 10) ¿Quiénes son los enemigos de Dios? Por naturaleza, todo ser humano.
 
    Está claro que todo ser humano se ve reflejado en esas palabras. No habla de “escogidos y reprobados”, sino echa a todos en el mismo saco, como dice Romanos 3.9, todos están bajo pecado”. Claramente “todos” no habla de los escogidos o los creyentes, sino de la humanidad. Y para explicar y enfatizar todavía más esta importante verdad, los versos  del 12 al 21 explican la condición caída y arruinada de todo ser humano descendido de Adán, pues “el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (v. 12).
    No hay nada en el contexto que indique que eso habla de unos pero no de otros. Toda la humanidad está bajo consideración, pues todos hemos nacido como descendientes de Adán, y estamos contaminados con el pecado.
              Volvamos ahora a meditar en el verso 8. Hablando de débiles, impíos, y pecadores, dice: “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. El claro sentido es que Dios ama a los pecadores – pues “nosotros” se refiere en primer lugar a la humanidad en su pecado y condición perdida. Según Romanos 5.8, es cierto que Dios ama a los pecadores y lo mostró cuando envió a Cristo a morir por ellos.
              ¿No es eso lo que dice Juan 3.16 que habla del amor de Dios?  “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Al decir que “amó Dios al mundo”, nadie queda excluido. En este verso, “Mundo” (gr. kosmos) no se refiere al planeta, ni al sistema de este mundo, sino a los habitantes del mundo, como dice Vine en su diccionario: “por metonimia, la raza humana”, indistintamente.
    Pero los calvinistas enseñan que Dios no ama al mundo – la raza humana, ni a todo pecador, sino solo a los que Él soberanamente escogió salvar. Alegan que Dios no quiere salvar a todos, y que Cristo no murió por todos. Pero su versión del amor de Dios no cuadra con lo que dice la Biblia. Ya que queremos ceñirnos a la Palabra de Dios, debemos aceptar lo que ella dice, aunque contradiga a los teólogos. La Palabra de Dios declara que Dios amó al mundo. Y sabemos de Romanos 5.6-10 qué clase de personas están en el mundo. Toda la raza human se ve retratada. No hay sino débiles, impíos, pecadores y enemigos. Todo descendiente de Adán se comprende en el capítulo 5.12-21.  Romanos 3.23 declara: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”.
    ¡Es maravilloso, y una buena nueva, cuando Romanos 5.8 declara que Dios manifiesta Su amor a los pecadores, pues eso incluye a todo ser humano, como Juan 3.16 dice. No cabe duda que Dios ama al pecador, porque Su Palabra nos enseña esta verdad en esos textos y otros. Dios por supuesto ama a los creyentes de manera especial, pues por la fe son Sus hijos, y nada puede separarlos de Su amor (Ro. 8.35-39). Es amor paterno. Pero la Escritura declara que Dios también ama a los que están muertos en delitos y pecados. Por eso, obró para hacer posible la salvación para todos, sin excepción. 1 Timoteo 4.10 enseña esto.
    1 Juan 2.2  informa: “Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”. En este verso se comprende dos grupos: los creyentes, y “todo el mundo” – es decir, los demás, que no son creyentes. Dios proveyó propiciación para todos, y eso manifiesta Su amor a todos (Ro. 5.8). Luego los que no se salvan, se perderán por su propia culpa, no porque falta del amor divino. No es que faltara amor y provisión de parte de Dios, sino que ellos despreciaron Su provisión, y rehusaron creer (Jn. 3.36).
    1 Timoteo 2.4 nos habla de la voluntad de Dios. ¿Qué es lo que Dios quiere? “El cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad”.   No “todos los escogidos” sino “todos los hombres”.  “Hombres” es la palabra griega “anthropos”, y explica el sr. Vine que significa “ser humano”, es decir, la humanidad, la raza humana, pues es objeto del amor de Dios.
    Así que, es cierto que la frase: “Dios ama al pecador”, no se halla exactamente así en la Biblia, pero no por eso deja de ser verdad, pues vemos claramente que Dios ama al mundo, a los débiles, a los impíos, a los pecadores, y a los enemigos. Tales palabras describen de igual manera a todos los seres humanos. “...Todos están bajo pecado” (Ro. 3.9), y “todos” no habla de escogidos, sino de todo el mundo, toda la humanidad. Por lo tanto, es correcto afirmar que Dios ama al pecador, y desea su salvación. Los que enseñan que Dios no ama al pecador tergiversan la enseñanza de la Palabra de Dios. A los tales decimos en las palabras de Hebreos 5.12, “...tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido”.  

Carlos Tomás Knott

martes, 2 de octubre de 2018

La Regeneración NO Viene Antes De Creer


Otro error común de calvinistas y la teología de la reforma es enseñar que la regeneración precede la fe, y da vida al incrédulo para que luego crea. Este error es debido a las ataduras de su sistema de lógica y silogismos. Ya que enseñan que la depravación total significa incapacidad total, algo tienen que inventar para salir del problema de cómo puede uno creer. Entonces, enseñan que Dios da vida al que está muerto en delitos y pecados, ANTES de que crea, para que LUEGO crea. ¡Esta teoría produce la anomalía de incrédulos que son regenerados! Veamos como David Dunlap comenta sobre este error.
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   La Palabra de Dios enseña que un hombre recibe vida al recibir a Jesucristo como Señor y Salvador. Es por eso que nuestro Señor dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Jn. 14:6) No dijo: “Tengo el camino, y la verdad, y la vida” como si Él fuera simplemente una fuerza, poder o mero agente que nos da vida eterna. Nuestro Señor, antes de resucitar a Lázaro de entre los muertos, declaró: “Yo soy la resurrección y la vida” (Jn. 11:25). No dijo: “tengo vida para impartir”. Esto nos conduce a la sencilla verdad de que para tener la vida, es necesario tener a Jesucristo. Puesto que Jesucristo es la vida, el Espíritu debe introducirnos en una unión viva y vital con Él. El nuevo nacimiento o la regeneración nunca puede divorciarse de una relación viva con Cristo. El apóstol Juan escribio: “El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Jn. 5:12). En las epístolas del apóstol Pablo, vemos cómo él emplea con cuidado la expresión de gran significado: “en Cristo”, para explicar esta verdad. “...Si alguno está en Cristo, nueva criatura es...” (2 Co. 5:17). Pablo nunca se imaginó que la regeneración precedía la fe en Cristo, que entonces también precedería la relación de Cristo en nosotros, “la esperanza de gloria” (Col. 1:27). La doctrina neotestamentaria está clara: el Espíritu Santo de Dios produce el nuevo nacimiento, que nos da vida nueva, y esa vida nueva está en el Señor Jesucristo.
    La obra de la regeneración está condicionada sobre la fe. La fe debe preceder el nuevo nacimiento. Es Dios que únicamente imparte la nueva vida en Cristo. La nueva vida en Cristo da una nueva naturaleza o disposición, por la que ahora tenemos una relación con Dios. Uno de los mejores resúmenes del órden espiritual de la obra de Dios en la regeneración viene de Sir Robert Anderson:

    “Es por la Palabra que el pecador nace de nuevo para Dios. Como declara la Escritura: ‘renacidos...por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre’. Y para prevenir todo error, añade: ‘Y ésta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada’. Fue anunciada como ya dijo el apóstol: ‘os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo’. No el Espíritu sin la Palabra, ni la Palabra sin el Espíritu, sino la Palabra predicada en el poder del Espíritu. Dios nunca es arbitrario; pero siempre es soberano. Los hombres predican, el Espíritu sopla, y los huesos secos viven. Así los pecadores nacen de nuevo para Dios”. 
Sir Robert Anderson, Redemption Truths (“Verdades de la Redención”), Kilmarnock, GB: Ritchie, 1940, p. 152

Del libro LIMITANDO LA OMNIPOTENCIA, próximamente disponible de Berea Libros y Gospel Folio Press.

miércoles, 15 de agosto de 2018

El Dilema Calvinista

Los calvinistas raramente conceden que su posición transige y empobrece el carácter y los atributos de Dios. Pero en un capítulo titulado: “Dios, Libertad y Maldad en el Pensamiento Calvinista”, el teólogo calvinista Dr. John Feinberg reconoce:

    
A veces sería más fácil no ser calvinista. Hay un precio intelectual asociado con cualquier esquema de conceptos, pero el que viene con el calvnismo parece estar más allá de las posibilidades de la inteligencia humana. Los calvinistas mantienen posiciones que como mínimo parecen ilógicas. Es especialmente así con la enseñanza calvinista del control soberano de Dios en relación al libre albedrío humano y la responsabilidad moral por el pecado.
        Si tienen razón los calvinistas acerca de la soberanía divina, no parece haber mucho lugar para la libertad humana. Si desaparece la libertad, también desaparece la responsabilidad moral y humana por el pecado. Lo peor de todo es que si los calvinistas llevan razón, parece que Dios decidió que habrá pecado y maldad en nuestro mundo, y quizás incluso los causa. Sin embargo, según los calvinistas Dios no es moralmente responsable por nada de eso. Es nuestra culpa.
        Si éste es su Dios, el calvnismo está en la bancarrota intelectual y religiosa. ¿Quién podría adorar a ese Dios? Además, si los ateos comprenden este retrato de Dios como paradigmático del cristianismo tradicional, no es extraño que lo rechazan. Aunque es dudoso que un ateo abandone su ateismo a favor de cualquier concepto de Dios, por lo menos el retrato arminiano de Dios parace más atractivo que el calvinista”.
 (énfasis añadido)

Extracto del libro LIMITANDO LA OMNIPOTENCIA, por David Dunlap, que Dios mediante estará disponible en el otoño del 2018, Gospel Folio Press y Libros Berea

jueves, 15 de marzo de 2018

La Fe No Es El Don De Dios, Sino La Responsabilidad Humana

¿Por qué está mal decir que la FE es el don de Dios? ¿Hay realmente alguna diferencia? ¿Cuáles son las implicaciones prácticas de decir tal cosa?

Recomendaría un artículo escrito por Roy L. Aldrich titulado “El Don de Dios”. El autor demuestra convincentemente que la interpretación de Efesios 2:8 que dice que la FE es el DON DE DIOS lleva a la doctrina de la fe del hiper calvinismo, la que a su vez lleva a un plan de salvación que no es según las Escrituras. Shedd dice, “El calvinismo sostiene que la fe es totalmente de Dios, y que es uno de los resultados de la regeneración” (Dogmatic Theology, Vol. II, p.472). Esto tiene por resultado un plan de salvación extraño. Según Shedd, por cuanto el pecador no puede creer, él es instruido a realizar los siguientes deberes: 1) Leer y escuchar la Palabra divina; 2) Aplicar con seriedad su mente a la verdad; 3) Orar por el don del Espíritu Santo por convicción y regeneración (Dogmatic Theology, Vol.II, p.512-513). Arthur Pink está de acuerdo con Shedd diciendo que el creyente debe “pedir a Dios que le conceda el don del arrepentimiento y la fe” (“La Soberanía de Dios”). Aquí va el excelente comentario de Roy Aldrich: “La tragedia de esta posición es que pervierte el evangelio. El pecador es instruido equivocadamente a pedir a Dios lo que Dios ya le está exhortando que reciba. Se le está diciendo, en realidad, que la condición para la salvación es la oración en vez de la fe”.

Otra ilustración de esto viene del púlpito del Dr. John MacArthur, un maestro de la Biblia muy popular en América. El Dr. MacArthur cree y enseña que la fe es el don de Dios. Esta enseñanza tiene algunas implicancias prácticas y afectará la manera en que una persona presenta el evangelio.

Si la fe es el don de Dios, ¿CÓMO OBTENGO LA FE? ¿No hago nada con la esperanza de que Dios soberanamente me la otorgue? O, ¿clamo a Dios y le pido que me de el don de la fe salvadora? Aparentemente, el Dr. MacArthur mantiene esta segunda opción. Al final de uno de sus mensajes él dio una invitación para salvación y dijo lo siguiente: “La fe es un don de Dios…es permanente…la fe, que Dios da, engendra obediencia… Dios te la da y ÉL la sostiene…quiera Dios concederte la verdadera fe salvadora, un don permanente que comienza en humildad y quebrantamiento por el pecado y termina en obediencia para justicia. Esa es la verdadera fe y es un don que solamente Dios puede dar, y si la deseas, ora y pide que ÉL te la conceda”.

Nótese lo que MacArthur está haciendo. El no le está diciendo al pecador que crea en el Señor Jesucristo (Hechos 16:31), sino que ORE y PIDA A DIOS que le de el DON DE LA FE. Esto pervierte el evangelio de Cristo haciendo que la condición de la salvación sea la oración en lugar de la fe. A los pecadores se les manda que crean en Cristo. No se les manda que oren por el don de la fe.
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Efesios 2:8-9 no es complicado. Es uno de los primeros pasajes que memoricé como nuevo creyente. Siempre entendí que significaba que la salvación era el don gratuito de Dios, y que la fe era el medio por el cual yo recibía ese don. Solo cuando empecé a leer a ciertos teólogos, me di cuenta que había otra interpretación. Que Dios nos ayude a no complicar ni corromper el mensaje de salvación, un mensaje tan directo y sencillo, que hasta un niño lo puede entender.

George Zeller,  Marzo 2000
http://www.middletownbiblechurch.org/spanish/reformed/eph289.htm

domingo, 6 de marzo de 2016

Diez Puntos Erróneos y Efectos Negativos Del Calvinismo

1. Desalienta el testimonio cristiano.
2. Priva de sentido a las Escrituras.
3. Yerra respecto a la amplitud del plan de Dios para la humanidad.
4. Abre camino a ideas y prácticas extremas.
5. Inspira el orgullo en sus adherentes.
6. Emplea sofismas filosóficos.
7. Mina la fe en la justicia de Dios.
8. Convierte a Dios en autor del pecado.
9. Niega la responsabilidad humana.
10. Pone en entredicho el amor de Dios al mundo.


Samuel Fisk, Calvinistic Paths Retraced (“Recorriendo Las Sendas Calvinistas”), pág. 186