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lunes, 16 de agosto de 2021

Sigamos Todos El Plan Divino

este prefacio escrito en 1946 por W. R. Lewis, al libro El Plan Divino De Misiones, por W. E. Vine, próximantente disponible de Libros Berea

 


 

Prefacio

    Ningún desvío del plan divino debe ser tratado como asunto trivial. Aunque parezca de poca importancia, los “pequeños desvíos” solo abrirán paso para violaciones más grandes y serias de la voluntad de Dios. Debemos vigilar con gran cuidado el comienzo de las cosas, y constantemente probarlas con la Palabra de Dios. Por ejemplo, el romanismo moderno es simplemente el fruto maduro de principios adoptados en tiempos primitivos. En aquel entonces podían parecer como pequeñas divergencias inofensivas de las enseñanzas y prácticas apostólicas, y seguramente cada modificación parecía tener su lógica. ¡Pero mirad hoy cuán graves son los errores y problemas que provienen de esas aparentemente insignificantes innovaciones!
    Ahora bien, es cierto que no todos los métodos nuevos son necesariamente “desviaciones”. Hay una diferencia entre algo que no es bíblico y algo que es antibíblico. En su día, la “lista” de Esdras de los que dejaron sus amigos y hogares para edificar la casa de Dios, y luego los “tesoreros” de Nehemías eran cosas nuevas en su día. Un intercesor como Daniel podría hacer buen uso de una lista en sus oraciones. Sin esos tesoreros muchos levitas habrían sido descuidados en la distribución, pero de ese modo podían seguir sirviendo al Señor sin quitar la mira de Aquel que era su herencia. Hace doscientos años que una escuela dominical era un método nuevo.(1) Hace cien años que los tratados eran cosas nuevas, y hace cincuenta años que las carpas y los buses usados para el evangelio no existían, pero esas cosas no eran métodos de filisteos. En 1 Crónicas 16:17, era nuevo el servicio ordenado y reverente de los cánticos, en comparación con la irrupción de gritos de alabanza y música en 1 Crónicas 13:8, pero no por eso era un “carro nuevo”. En su celo y descuido David se había desviado de la voluntad de Dios y provocado Su mano castigadora, porque adoptó métodos erróneos. Esos, en ese caso, no eran erróneos simplemente por ser nuevos, sino porque eran contrarios a algo establecido en la Palabra de Dios.
    Nuestra única salvaguardia es ceñirnos a la Palabra de Dios y en todo consultar al Dios de la Palabra. Él nunca nos guiará a actuar en contra de Su Palabra, pero en respuesta a nuestras oraciones podría enseñarnos una nueva manera de obedecerla. En nuestros tiempos se dio el caso de unos empleados ferroviarios que para disputar con la empresa, “siguieron las normas” de trabajo de tal modo que costó 300.000 libras esterlinas (hoy equivaldrían a más de 400.000 euros). Es totalmente insensible trabajar así en cualquier servicio, y solo causa confusión. El conocimiento de la Palabra de Dios es necesario para obedecerla, pero si es posible que el conocimiento estimule un espíritu de independencia. Podríamos confiar en nuestro conocimiento de modo que olvidamos que necesitamos estar siempre a Su pies en oración. Necesitamos más que el raciocinio. Es necesario que Dios nos guíe siempre en Su Palabra de modo que entendamos cómo ella se aplica a la situación corriente. Es imprescindible Su guía para que actuemos con inteligencia espiritual.
    No es suficiente conocer la mente de Dios. Si no nos sujetamos constantemente a Dios con un espíritu quebrantado, nuestra obediencia, aunque honesta e inteligente, podría ser simplemente una manifestación de obstinación. En lugar de ser guiados por el Espíritu, nos es fácil recaer en la carne con su orgullo de conocimientos y su raciocinio, pero de ese modo perderemos el “grato olor de Cristo” (2 Co. 2:15) en nuestro servicio.
    Deseo que la lectura atenta de estas páginas nos iluminen la comprensión del propósito de Dios. Pero también que cada uno sea encaminado para cumplir la misión del Hijo que vino para manifestar al Padre y hacer Su voluntad. Él nos declara: “Como me envió el Padre, así también yo os envío” (Jn. 20:21). Él nos envía con Su autoridad y Su Espíritu para cumplir Sus propósitos en la proclamación divina de Su Palabra, el evangelio de la paz. Deseo que estas meditaciones nos ayuden a escudriñar las Escrituras, no solo para aumentar nuestros conocimientos, sino para conformarnos a la voluntad de Dios. Cuando la verdad se apodere de nuestros corazones, se manifestará excelentemente en nuestro carácter y en servicio aceptable.

W. R. Lewis

(1) Hay que tener en cuenta que esto fue escrito en 1946.

sábado, 23 de diciembre de 2017

Las Armas De Nuestra Milicia



2 Corintios 10:3-4  "Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas"

Sólo con este texto se puede ver claramente que el creyente no tiene por qué involucrarse en cosas como las obras sociales, la psicología o la política. Son armas carnales con las que los del mundo intentan hacer bien y reparar o mejorar al mundo.

William MacDonald comenta:
"Aquí, el pensamiento es que aunque los apóstoles vivían en cuerpos de carne, no batallaban la guerra cristiana según métodos o motivos carnales. Las armas de la milicia cristiana no son carnales. El cristiano, por ejemplo, no emplea espadas, cañones ni la estrategia de la guerra moderna para extender el evangelio cristiano de un cabo a otro de la tierra. Pero ésas no son las únicas armas carnales a las que se refiere el apóstol. El cristiano no hace uso de la riqueza, de la gloria, del poder, de la elocuencia ni de la astucia para conseguir sus propósitos".
"Más bien, utiliza maneras de actuar poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. La fe en el Dios viviente, la oración y la obediencia a la Palabra de Dios son las más eficaces armas de todo verdadero soldado de Jesucristo. Es por ellas que se asaltan las fortalezas".

jueves, 21 de septiembre de 2017

¿Gustos, Opiniones o Escritura?

Un jóven adulto inconverso al que testifico, me dijo después de hacerse un “piercing” y un gran tatuaje: “Sé que no te gustan estas cosas”, dando por finalizada la conversación sin que yo participara. Como se suele decir: “para gustos, colores” o “sobre los gustos no hay nada escrito”.  Pero no es cuestión de gustos, así que le respondí: “No importa si me gusta. Lo importante es lo que dice Dios”. En Levítico 19:28 Dios manda: “...ni imprimiréis en vosotros señal alguna”. El asunto es, que a Dios no le gusta, y Él lo prohibe. Cuando Dios ha hablado, no importan los gustos ni la moda.
    Otra persona, creyente, me dijo: “Quiero saber tu opinión sobre la política”. Pero ¿qué importa mi opinión? Otra vez, como con el inconverso, lo importante es lo que dice Dios. Si bien la palabra “política” no aparece en la Biblia, hay preceptos divinos que gobiernan. Por ejemplo: “Mi reino no es de este mundo” (Jn. 18:36). “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia” (Mt. 6:33). “Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero no será así entre vosotros...” (Mr. 10:42-43). “Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida” (2 Ti. 2:4). Sólo es una pequeña selección de textos bíblicos pertinentes y capaces de guiarnos si queremos salir del campo de las opiniones a la verdad de Dios.
    Otro creyente pregunto: “¿Qué opinas de la participación vocal de las mujeres en las reuniones?” Mi respuesta siempre es: “¿Qué importa lo que opino yo?” ¿No es mejor saber lo que Dios enseña y manda en Su Palabra? No es cuestión de votación – ¿cuántos a favor y cuántos en contra? Ni importa más la opinión del rico que el pobre. “¿Qué dice la Escritura?” es la orientación correcta. Dios habla claramente: “vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación” (1 Co. 14:34-35). No es una opinión o punto de vista, sino un mandamiento. Hermanos y amigos, Santiago 1:5 NO dice que si a alguien le falta sabiduría, pregunte a los demás,  si les gusta o no, o compare las opiniones de varias personas. “Pídala a Dios” es el consejo. Y Dios nos habla en Su Palabra.
    Pero la gente suele hablar así, quizás para hacer un sondeo amistoso con varias personas y luego escoger lo que le parece, evitando la cuestión de la Palabra y los mandamientos de Dios. Quiere tratar los temas como si fuesen cuestiones de gustos u opiniones, porque así no hay nada que obedecer. Todo es sujetivo y cada uno puede hacer lo que le parece – como en los días de los jueces. “En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jue. 17:6). Es una descripción acertada de nuestros tiempos.
    Pero Dios ha hablado, y nos ha dejado un Libro compuesto de 66 libros, donde ampliamente expresa Su voluntad para nosotros acerca de todos los áreas de la vida. Es asombrosa la cantidad de consejos prácticos que contiene solo el libro de Proverbios. Y si leemos las epístolas vemos también gran cantidad de consejos para nuestra vida. ¿Hasta qué punto quiere Dios dirigir nuestras vidas? “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Co. 10:31).
    Así que, en lugar de hacer sondeo de opiniones y gustos, sería mejor pedir un consejo bíblico, algo así: “¿Qué dice la Palabra de Dios acerca de tal cosa?” Debemos vivir para agradar a Dios en todo, y para hacer eso, toda parte de nuestra vida debe ser guiada por él.