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miércoles, 4 de octubre de 2023

MOISÉS ELIGIÓ BIEN


“Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón. Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible”.
Hebreos 11.24-27

Moisés sorprendió a la sociedad y la nobleza cuando renunció su asociación con Faraón y el gobierno de Egipto. No tomó su decisión a la ligera, ni por razones como el resentimiento u otras cosas, sino como dice el texto: “por la fe”. Por eso sabemos que escogió bien. Pero, según la lógica de ciertos creyentes hoy, debería haberse quedado, pues
    · Podía haber usado su posición para luchar para una vida mejor para los creyentes
    · Podía haber usado sus riquezas e influencia para establecer escuelas y ayudar más al pueblo
    · Podía haber sido para ellos un amigo influyente en lugares altos
    · Podía haber impedido la corrupción y la impiedad en el gobierno egipcio
    · Podía haber comenzado un movimiento popular para limpiar el gobierno

    ¿No necesitaban a un creyente en la política por esas y otras razones? ¿No es cierto que podía haber hecho más bien desde dentro que afuera? Se escucha el mismo argumento hoy. Sin duda, el texto enseña que hay una diferencia claramente marcada entre Egipto (el mundo) y el pueblo de Dios. Hay que escoger uno de los dos, y la elección tiene consecuencias.
    Moisés, por la fe, escogió sufrir con el pueblo de Dios. Creía y confiaba en Dios, no en el gobierno o la política. No tomó apresuradamente su decisión. Seguramente como hombre inteligente y educado, entendía que si no se quedaba en el gobierno, el pueblo del Señor sufriría más, y él también. Sin embargo, rompió con la política y renunció todos los privilegios, la posición social y la comodidad de la nobleza. Voluntariamente pagó el precio de su separación. Escogió sufrir con el pueblo de Dios, en lugar de usar la política para mejorar la calidad de vida o luchar por los derechos.
    Al hacer esto, renunció también a los tesoros de Egipto. Perdió las riquezas que como príncipe tenía a su disposición, y toda su herencia real. Algunos dirían que si se hubiera quedado en el gobierno, podía asegurar el buen uso de los tesoros para hacer bien. Pero, ¿necesitaba Dios los tesoros de Egipto? Obviamente, no, ni tampoco hoy los necesita.
    Al salir, incurrió en la ira de Faraón. Egipto aborrece y mira con desdén a los que desprecian y rechazan su sabiduría, riquezas, religión y política. Pero como Moisés, el creyente hoy debe reconocer que esas cosas solo son la insensatez del hombre. Aunque el mundo y la sabiduría carnal no lo comprendan, es mejor ser pobre y sufrir con el pueblo de Dios.
    Hoy, lamentablemente, hay un creciente número de creyentes que no están de acuerdo con Moisés y lo que hizo por la fe. Insisten que la política es el camino, la verdad y la vida. No aprecian que el Señor ofrece una corona a los que aman Su venida – ¡pues Él es la solución! Ofrece también una corona a los fieles ancianos en las asambleas, pero ninguna hay para los políticos y filántropos. La política es la sabiduría del hombre, no la de Dios, y la solución humana, no divina. No importa cuántos hay de ellos, nunca obligarán a Dios a modificar lo que escribió en Hebreos 11. La fe y la política son campos y caminos opuestos. La elección de Moisés sigue condenando a los que se involucran en la política para “hacer bien”. La decisión de Moisés enseña con elocuencia esta gran verdad: “Sin fe es imposible agradar a Dios”. Moisés escogió bien, ¿y tú?


Carlos Tomás Knott

jueves, 1 de octubre de 2020

LA ORACIÓN - NO LA VOTACIÓN - ES EL DEBER DEL CREYENTE

 

William MacDonald

 


“Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían...” (Juan 18:36).

El hecho de que el Reino de Cristo no es de este mundo debe bastarme  para mantenerme alejado de la política del mundo. Si participo en la política, doy un voto de confianza a favor de la capacidad del sistema para resolver los problemas que aquejan al mundo. Pero francamente no abrigo esta confianza, porque sé que “el mundo entero está bajo el maligno” (1 Jn. 5:19).
    La política ha dado muestras de ser singularmente ineficaz al tratar de resolver los problemas de la sociedad. Los remedios de los políticos son como una tirita sobre una llaga supurante; no llegan a la fuente de la infección. Sabemos que el pecado es el problema básico de nuestra sociedad enferma. Cualquier cosa que no trate con el pecado no puede ser tomada en serio como remedio.
    Se trata de un asunto de prioridades. ¿Debo emplear mi tiempo participando en la política o dedicarlo a extender el evangelio? El Señor Jesús contesta la pregunta con estas palabras: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve y anuncia el reino de Dios” (Lc. 9:60). Nuestra prioridad máxima debe ser dar a conocer a Cristo porque Él es la respuesta a los problemas de este mundo.
    “Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas” (2 Co. 10:4). Si esto es así, nos encontramos ante la tremenda realidad de que es posible darle forma a la historia nacional e internacional con la oración, el ayuno y la Palabra de Dios mucho más de lo que podríamos por medio de la votación.
    Una figura pública dijo una vez que la política es corrupta por  naturaleza y añadió esta palabra de advertencia: “La iglesia no debe olvidar su verdadera función tratando de figurar en un área de los asuntos humanos donde todo lo que conseguiría es ser un pobre competidor... si participa, perderá la pureza de su propósito”.
    El programa de Dios para esta Era es llamar de entre las naciones a un pueblo para Su Nombre (ver Hch. 15:14). El Señor está resuelto a salvar a muchos de este mundo corrupto en vez de hacer que se sientan a sus anchas en él. Debemos comprometernos a trabajar con Dios en esta gloriosa emancipación.
    Cuando la gente le preguntaba a Jesús qué debía hacer para poner en práctica las obras de Dios, la respuesta fue que la obra de Dios consistía en hacer que  creyeran en Aquél que Él ha enviado (ver Jn. 6:28-29). Ésta, pues, debe ser nuestra misión:  llevar a los hombres a la fe, no a las urnas.

De su libro DE DÍA EN DÍA, CLIE, lectura para 18 de enero

viernes, 28 de junio de 2019

William MacDonald - sobre la política

 
Recopilados de su libro DE DÍA EN DÍA, Editorial CLIE

    “Porque por fe andamos, no por vista” (2 Corintios 5:7).

    ¿Alguna vez te has detenido a preguntarte por qué un partido de fútbol es más excitante para la mayoría de la gente que una reunión de oración?  Sin embargo, si comparamos los registros de asistencia, veremos que es así.
    Podríamos preguntar: “¿Por qué es la Presidencia del gobierno más atractiva que el pastoreo de ovejas en una asamblea?” Los padres no dicen a sus hijos: “Come lo del plato y algún día serás pastor”. No, más bien les dicen: “Limpia el plato y algún día serás presidente”.
    ¿Por qué es más atractiva una exitosa carrera de negocios que la vida de un misionero? A menudo los cristianos desalientan a sus hijos para que no vayan al campo misionero, y se contentan viendo como crecen para ser “funcionarios titulados de empresas seculares”.
    ¿Por qué es más absorbente un documental de la televisión que el estudio de la Palabra de Dios? ¡Piensa en las horas que pasas frente al televisor y los pocos momentos apresurados ante tu Biblia abierta!
    ¿Por qué la gente está dispuesta a hacer por dinero lo que no haría por amor a Jesús? Muchos que trabajan incansablemente para una corporación son letárgicos e insensibles cuando les llama el Salvador.
    Finalmente ¿por qué nuestra nación llama mucho más nuestra atención que la Iglesia? La política nacional es multicolor y absorbente. En cambio, la Iglesia  parece andar pesadamente y sin dinámica.
    La causa de todas estas cosas está en que andamos por vista y no por fe. Nuestra visión está distorsionada. No vemos las cosas como realmente son. Valoramos más lo temporal que lo eterno. Valoramos lo terrenal más que lo espiritual. Valoramos la opinión de los hombres por encima de la de Dios.
    Cuando caminamos por fe, todo es distinto. Alcanzamos visión de total agudeza espiritual. Vemos las cosas como Dios las ve. Apreciamos la oración como el privilegio indecible de tener audiencia directa con el Soberano del universo. Vemos que un pastor en una asamblea significa más para Dios que el gobernante de una nación. Vemos, con Spurgeon, que si Dios llama a un hombre para ser misionero: “sería una tragedia verlo descender para ser rey”. Vemos la televisión como el mundo falso de irrealidad, mientras que la Biblia tiene la llave que abre la puerta a una vida llena de realización. Estamos dispuestos a gastar y ser gastados por Jesús de una manera que jamás estaríamos por una indigna corporación impersonal. Y reconocemos que la iglesia local es más importante para Dios y para Su Pueblo que el imperio más grande del mundo.
    ¡Andar por fe marca la diferencia!


    “Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían...” (Juan 18:36).

    El hecho de que el Reino de Cristo no es de este mundo debe bastarme  para mantenerme alejado de la política del mundo. Si participo en la política, doy un voto de confianza a favor de la capacidad del sistema para resolver los problemas que aquejan al mundo. Pero francamente no abrigo esta confianza, porque sé que “el mundo entero está bajo el maligno” (1 Jn. 5:19).
    La política ha dado muestras de ser singularmente ineficaz al tratar de resolver los problemas de la sociedad. Los remedios de los políticos son como una tirita sobre una llaga supurante; no llegan a la fuente de la infección. Sabemos que el pecado es el problema básico de nuestra sociedad enferma. Cualquier cosa que no trate con el pecado no puede ser tomada en serio como remedio.
    Se trata de un asunto de prioridades. ¿Debo emplear mi tiempo participando en la política o dedicarlo a extender el evangelio? El Señor Jesús contesta la pregunta con estas palabras: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve y anuncia el reino de Dios” (Lc. 9:60). Nuestra prioridad máxima debe ser dar a conocer a Cristo porque Él es la respuesta a los problemas de este mundo.
    “Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas” (2 Co. 10:4). Si esto es así, nos encontramos ante la tremenda realidad de que es posible darle forma a la historia nacional e internacional con la oración, el ayuno y la Palabra de Dios mucho más de lo que podríamos por medio de la votación.
    Una figura pública dijo una vez que la política es corrupta por  naturaleza   y añadió esta palabra de advertencia: “La iglesia no debe olvidar su verdadera función tratando de figurar en un área de los asuntos humanos donde todo lo que conseguiría es ser un pobre competidor... si participa, perderá la pureza de su propósito”.
    El programa de Dios para esta Era es llamar de entre las naciones a un pueblo para Su Nombre (ver Hch. 15:14). El Señor está resuelto a salvar a muchos de este mundo corrupto en vez de hacer que se sientan a sus anchas en él. Debemos comprometernos a trabajar con Dios en esta gloriosa emancipación.
    Cuando la gente le preguntaba a Jesús qué debía hacer para poner en práctica las obras de Dios, la respuesta fue que la obra de Dios consistía en hacer que  creyeran en Aquél que Él ha enviado (ver Jn. 6:28-29). Ésta, pues, debe ser nuestra misión:  llevar a los hombres a la fe, no a las urnas. “Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a  aquel que lo tomó por soldado” (2 Timoteo 2:4).

    Ya que el cristiano ha sido alistado por el Señor, y está en servicio activo para Él, no debe enredarse en los asuntos de la vida diaria. El énfasis está en la palabra enredarse. No puede separarse por completo del negocio en el mundo, pues tiene que trabajar para proveer lo necesario para su familia. Es inevitable que exista una cierta participación en los asuntos de cada día, de otra manera tendría que salir del mundo, como Pablo nos lo recuerda en 1 Corintios 5:10.
    Pero no debe dejarse enredar. Tiene que guardar sus prioridades en el lugar adecuado. En ocasiones, aun las cosas que son buenas en sí mismas pueden llegar a ser enemigas de lo mejor.
    William Kelly dice que: “enredarse en los negocios de la vida significa  convertirse en su socio e implica una renuncia a separarse del mundo”. 
    Me enredo cuando me involucro en la política del mundo como medio para resolver los problemas del hombre. Eso sería como si emplease mi tiempo “arreglando sillas y mesas en el Titánic”.
    Me enredo cuando pongo más énfasis en el servicio social que en el evangelio como un remedio para los males del mundo.
    Me enredo cuando los negocios me dominan de tal manera que dedico mis mejores esfuerzos a hacer dinero. De esta manera, al ganar para vivir, pierdo mi vida.
    Me enredo cuando el reino de Dios y su justicia ya no tienen el primer lugar en mi vida.
    Me enredo cuando me absorben ciertas cosas que son demasiado pequeñas para un hijo de la eternidad, como las deficiencias minerales en el tomate y el berberecho, las costumbres de los antílopes de Wyoming durante el verano, el contenido micro-biótico de las camisetas de algodón, la reacción de los colorantes en las patatas fritas o los movimientos pos-rotacionales del ojo de la paloma. Estos estudios pueden estar bien como un medio para ganar el sustento pero no son dignos de la pasión de toda una vida. “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (1 Juan 2:15).

    El Nuevo Testamento presenta al mundo como un reino que se opone a Dios. Satanás es su gobernante, y los incrédulos son sus súbditos. Este reino atrae a los hombres recurriendo a los deseos de los ojos, los deseos de la carne y la vanagloria de la vida. Ésta es una sociedad en la que los hombres tratan de alcanzar la felicidad sin Dios y el nombre de Cristo les incomoda. El Dr. Gleason L. Archer Jr. dice que el mundo es: “un sistema organizado de rebelión, búsqueda de sí mismo y enemistad hacia Dios que caracteriza a la raza humana en oposición a Dios”.
    El mundo tiene sus propias diversiones, política, arte, música, religión, modelos de pensamiento y estilos de vida. Obliga a todos a que se conformen a él y aborrece a aquellos que se le resisten. Esto explica el odio que respira contra el Señor Jesús.
    Cristo murió para librarnos del mundo. Ahora el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo. Amar al mundo en cualquiera de sus formas representa una traición al Señor; el apóstol Juan dice que los que aman al mundo son enemigos de Dios.
    Los creyentes no son del mundo, sino enviados a él para testificar contra él, denunciar sus obras y su mal, y para predicar cómo ser salvos de él por medio de la fe en el Señor Jesucristo.
    Los cristianos son llamados a caminar separados del mundo. Puede que en el pasado algunos hayan limitado o definido demasiado estrechamente lo que es el mundo: el baile, los teatros, fumar, beber, jugar a las cartas y apostar. Pero incluye mucho más: la mayoría de lo que sale en la televisión es mundano, y apela sin cesar a los deseos de los ojos y la carne. El orgullo en todas sus formas y disfraces, trátese de los títulos, los grados académicos, el salario, las herencias o la búsqueda de la fama. Es mundano vivir en medio de lujos, sean casas palaciegas, comidas exquisitas, vestidos ostentosos para llamar la atención, joyería o automóviles de marcas de prestigio. Como también lo es una vida rodeada de comodidades y placer, que gastan su tiempo viajando a ningún lugar en cruceros, derroches de dinero en viajes y vacaciones, compras impulsivas, los deportes y el recreo. Nuestras ambiciones y las de nuestros hijos pueden ser mundanas, aun cuando parezcamos espirituales y piadosos. Finalmente, el sexo fuera del matrimonio es una forma de mundanalidad.
    Cuanto más consagrados estemos al Salvador y más dedicados a Su servicio, menor será el tiempo que dispondremos para los enredos, placeres y diversiones de este mundo. C. Stacey Woods decía: “La medida de nuestra devoción a Cristo es la medida de nuestra separación del mundo”.


Sólo extranjeros somos y ni una casa aquí deseamos
Sobre esta tierra que sólo una tumba te dio;
Tu cruz los lazos que nos ataban rompió,
Sólo por ti, tesoro nuestro, suspiramos.
                                  
                    J. G. Deck

miércoles, 19 de diciembre de 2018

La Tiranía de Calvino en Ginebra

escribe Dave Hunt

De Agustín a Calvino
     No hay duda que Juan Calvino visualizaba la iglesia de Cristo con ojos de católico romano. Él vio la iglesia (como Constantino lo había moldeado y Agustín cimentado) como socio del estado,  con el estado imponiendo la ortodoxia (como ellos lo definieran) a todos sus ciudadanos. Calvino aplica su formación jurídica y su afán,  al desarrollo de un sistema de cristianismo basado en una visión extrema de la soberanía de Dios, que por lógica obligaría a los reyes y a toda la humanidad cumplir todos los asuntos de justicia.  Y en colaboración con la iglesia, los reyes y otros gobernantes civiles harían cumplir el cristianismo calvinista.
      Y aquellos que creían en un reino milenario de Cristo sobre la tierra, Calvino dijo que su "ficción inmadura no merecía refutación".15
Según Calvino, el Reino de Cristo se inicia con su aparición sobre la tierra y ha estado en proceso desde entonces.  Calvino Rechazaba el Reino futuro literal de Cristo sobre la tierra, a través de su segunda venida, para establecer un reino terrenal en el trono de David en Jerusalén. Calvino aparentemente se sintió obligado a establecer el Reino por su propio esfuerzo en la ausencia de Cristo.
     La Biblia es clara al decir que uno debe "nacer de nuevo"  para "ver el Reino de Dios" (Juan 3:3) y que "carne y sangre no pueden heredar el Reino de Dios" (1 Corintios 15:50). Ignorando esta verdad bíblica y siguiendo el error de Agustín, Calvino determino (junto con Guillaume Farel) establecer el Reino de Dios en la tierra en Ginebra, Suiza.
     El 10 de noviembre de 1536, la confesión de fe, que Farel había elaborado en conjunto con Calvino, se presentó oficialmente a la ciudad y a toda la burguesía, los habitantes de Ginebra y todo sujeto en sus territorios debía jurar lealtad y adherirse a ella.  Fue un documento largo con disposiciones que abarcaban la membresía de la iglesia, asistencia, predicación, obediencia del rebaño y  la expulsión de los ofensores.  Las autoridades de Ginebra aprobaron el documento el 16 de enero de 1537.
     "En marzo fueron desterrados los Ana bautistas. En abril, por instigación de Calvino [se inició una inspección de casa por casa] para asegurar que los habitantes estuviesen suscritos a la confesión de fe... el 30 de octubre hubo un intento de obligar profesiones de fe de todos los que dudaban. Finalmente, el 12 de noviembre un edicto fue emitido declarando que todos los reacios '[que] no desean jurar lealtad a la reforma se les ordena salir de la ciudad'... "16
     "¿La Reforma?" Hubo muchas variaciones y diferencias entre las diversas facciones de la joven reforma desde Lutero a Zwingli.  Pero en Ginebra, el Calvinismo iba a ser la única “reforma" y la única "Teología reformada".  Hoy esa afirmación presuntuosa todavía es sostenida por los calvinistas en todo el mundo.
     Boettner reconoce que; El primer intento de Calvino fracasó.  "Debido a un intento de Calvino y Farel de imponer un sistema de disciplina demasiado severo en Ginebra. Esto hizo necesario que salieran temporalmente de la ciudad".17

El retorno triunfal de Calvino
     Sin embargo tres años más tarde el Ayuntamiento de Ginebra enfrenta oposición católica desde adentro y la amenaza de intervención armada por los católicos romanos.  Ellos decidieron que necesitaban las medidas fuertes de Calvino y lo invitaron a regresar. Él reingresó a la ciudad el 13 de septiembre de 1541. Esta vez, eventualmente tendría éxito en imponer su versión de la reforma a los ciudadanos de Ginebra con mano de hierro.  Su primer acto fue entregarle al Ayuntamiento sus Ordenanzas Eclesiásticas, que fueron aprobadas el 20 de noviembre de 1541. Stefan Zweig nos dice:
Uno de los experimentos más trascendentales de la historia comenzó cuando este hombre delgado y áspero entró por la puerta de Cornalina [de Ginebra]. Este estado [la ciudad-estado amurallada de Ginebra] se convertiría en un mecanismo rígido; innumerables almas, personas con infinidad de sentimientos y pensamientos, debían ser compactados en un sistema único y universal.  Este fue el primer intento [protestante] hecho en Europa para imponer... una subordinación uniforme sobre toda la población.
     Con un rigor sistemático, Calvino empezó a trabajar para realizar su plan de convertir a Ginebra en el primer reino de Dios en la tierra. Debía ser una comunidad sin corrupción, sin desorden, y sin vicio o pecado; iba a ser la nueva Jerusalén, un centro desde donde se irradia la salvación al mundo. Dedicó toda su vida al servicio de esta idea única.18
     La pretensión de un reinado eclesiástico ocupó la mayor parte del resto de la vida de Calvino. Aunque reconocían  la influencia y el poder de Calvino, el pequeño consejo de sesenta y el gran Consejo de doscientos, responsables por los asuntos civiles (la junta), se resistió a ser controlado por la autoridad religiosa de la que Calvino tenía influencia. La lucha por el poder continuó durante años, incluso el consistorio trato de mantener el control sobre algunas disciplinas como las excomuniones de la iglesia y Calvino desafiantemente se negaba a ceder los derechos.
     Finalmente, en febrero de 1555, los partidarios de Calvino obtuvieron la mayoría absoluta en el Consejo.  El 16 de mayo hubo un intento de Calvino para excluir de la cena del Señor, a ciertos oficiales cívicos libertarios.19 Dirigentes de esta revuelta huyeron de Ginebra a Berna y fueron condenados a muerte durante su ausencia. Cuatro de los que no lograron escapar fueron decapitados y descuartizados y partes de sus cuerpos fueron colgados en lugares estratégicos como una advertencia.20  Evocando la frase "secuaces de Satanás" que uso años antes contra los Ana bautistas, Calvino justificó su barbarismo: "Aquellos quienes no corrigen el mal cuando pueden hacerlo y cuando su puesto lo exige son culpables de lo mismo".21
     Desde el inicio de1554 hasta su muerte en 1564, "nadie se atrevió a oponer al reformador abiertamente". 22  Los opositores de Calvino  habían sido silenciados, expulsados e incluso huido para salvar sus vidas.  El control de Calvino "sobre la ciudad continuó sin desfallecer".  Él determinó convertir Ginebra en la base de construcción para la Ciudad de Dios, de Agustín, mundialmente. "Ginebra se convirtió en el símbolo y la encarnación de la 'otra' reforma..." 23  Esta es la que los calvinistas actuales declaran que fue la reforma.

Tiranía en Ginebra
     Tal vez Calvino pensaba que él era instrumento de Dios para forzar la gracia Irresistible (una doctrina clave en el Calvinismo) sobre los ciudadanos de Ginebra, Suiza, incluso sobre aquellos que probaron su indignidad por resistirse a la muerte. Sin lugar a dudas hizo lo mejor para ser irresistible en la imposición de "justicia", pero lo que él impuso y la manera en que lo impuso estaba lejos de gracia y las enseñanzas y el ejemplo de Cristo.
     Algunos de quienes profesan una fe "Reformada" hoy en día, especialmente las denominados Reconstructores como el desaparecido Rousas J. Rushdoony, Gary North, Jay Grimstead y otros (incluyendo organizaciones como la Coalición del Avivamiento), usan Ginebra de Calvino como su modelo y así pretenden cristianizar a los Estados Unidos y al mundo.
     Muchos activistas cristianos de alianza menos extrema que Calvino, quieren a su manera, por medio de marchas, protestas y la organización de grandes grupos de votos, forzar a una ciudadanía estadounidense impía a vivir de manera piadosa. Nadie ha trabajado tan arduo y por tanto tiempo en lograr esto, como Calvino. Durant informa:
      Para regular la conducta del laico se estableció un sistema de visitas domiciliarias... se cuestionaba  a los ocupantes acerca de todas las etapas de sus vidas... El color y la cantidad de ropa permitida, el número de platos permisibles en una comida, fueron especificados por la ley. Joyas y encajes eran mal vistos. Una mujer era encarcelada por arreglarse el cabello a una altura inmoral...
El control de censura de la prensa fue asumido y todos los antecedentes católicos y laicos fueron agrandados: libros de tendencia inmoral fueron prohibidos... Hablar irrespetuosamente de Calvino o del clero era un crimen. Una primera violación de estas ordenanzas fue castigada con una reprimenda. Violaciones adicionales con multas  y violación persistente con pena de prisión o destierro. La fornicación debía ser castigada con el destierro o por ahogo; adulterio, blasfemia o idolatría, con la muerte... un niño se decapitaba por golpear a sus padres. En los años 1558 – 59 hubieron 414 procesos por delitos morales; entre 1542 y 1564 hubo setenta y seis exilios y cincuenta y ocho ejecuciones; la población total de Ginebra era entonces acerca de 20,000. 24
     La opresión de Ginebra no pudo ser del Espíritu Santo ("...donde está el espíritu del Señor, allí hay libertad" 2 Corintios 3:17), sino que era la personalidad poderosa de Calvino y la visión extrema de la soberanía de Dios que niega el libre albedrío al hombre. Por lo tanto "gracia" debía imponerse irresistiblemente en un intento no bíblico, para infligir "piedad" a los ciudadanos de Ginebra. Esto es en contraste a la humildad, misericordia, amor, compasión y paciencia de Cristo, a quienes amaba y buscó servir. Calvino ejerció autoridad igual que el papado, que el mismo  despreciaba, y por otra parte, criticó a otros líderes protestantes por no hacer lo mismo:
     Viendo que los defensores del papado eran tan amargos y audaces a raíz de sus supersticiones y que en su furia atroz derramarían la sangre de los inocentes, debería avergonzar a los magistrados cristianos, que en la protección de cierta verdad, son totalmente desamparados de espirtu.25
Los defensores de Calvino niegan los hechos e intentan exonerarlo echando la culpa de lo que hizo a las autoridades civiles. Boettner aún insiste en que "Calvino fue el primero de los reformadores en demandar la separación entre iglesia y estado".26. Pero Calvino no sólo estableció la ley eclesiástica, sino también codificó la legislación civil.27
     El responsabilizó a las autoridades civiles de "fomentar y mantener la adoración externa de Dios, a defender la sana doctrina y la condición de la iglesia" 28  y controlar para que "ninguna idolatría, ningún nombre blasfemo contra Dios, ninguna calumnia contra su verdad, ni otras ofensas a la religión, salieran y fuesen difundidas entre la gente... [Pero] para evitar que la religión verdadera... fuese impugnada abiertamente, violada o contaminada por blasfemia pública".29
     Calvino utilizo el brazo civil para imponer sus doctrinas peculiares a los ciudadanos de Ginebra, y para hacerlos cumplir. Zweig, quien estudio minuciosamente los registros oficiales del Ayuntamiento en el tiempo  de Calvino, nos dice, "no pasa ni un día, en los registros del Ayuntamiento, en el que no encontramos la observación: “Mejor consultar al maestro Calvino acerca de esto".30
     Pike nos recuerda que a Calvino se le dio una "silla de consultor" en todas las reuniones de las autoridades municipales y "cuando estaba enfermo, las autoridades llegaban a su casa para secionar".31 En lugar de disminuir con el tiempo, el poder de Calvino creció. John McNeil, un calvinista, admite que "en los últimos años de Calvino y bajo su influencia, las leyes de Ginebra se volvieron más detalladas y más exigentes".32

¡No se Cruce con el Dr. Calvino!
     Con control dictatorial sobre la población ("logrando gobernar como han hecho pocos soberanos" 33), Calvino impuso su marca de cristianismo a la ciudadanía con las flagelaciones,  encarcelamientos, destierros y ser quemado en la hoguera.  Calvino ha sido llamado "el Papa protestante" y "el Dictador Ginebrino" que "toleraba en Ginebra las opiniones de solo una persona, el mismo".34  Acerca de la adopción de una confesión de fe que se hizo obligatoria para todos los ciudadanos de Ginebra, el historiador Philip Schaff comenta:
     Fue una incoherencia evidente que aquellos que recién habían sacudido del yugo papal como una carga intolerable, debían ahora someter su conciencia y su intelecto a un credo humano; en otras palabras, sustituir el papismo romano antiguo por uno protestante moderno.35
Durant dice que "Calvino sostuvo el poder como cabeza de esta junta; desde 1541 hasta su muerte en 1564, su voz era la más influyente en Ginebra".36  Vance nos recuerda que:
     Calvino estaba involucrado en todos los aspectos concebibles de la vida urbana: normas de seguridad para proteger a los niños, las leyes contra la contratación de mercenarios, nuevos inventos, la introducción de la fabricación de tela, e incluso Odontología. Él fue consultado no sólo acerca de todos los asuntos importantes del estado, sino en la supervisión de los mercados y ayuda para los pobres.37
     A menudo eran loables los esfuerzos de Calvino, pero las cuestiones de fe también fueron legisladas así. Una confesión de fe elaborada por Calvino era obligatoria para todos los ciudadanos. Era un crimen para cualquiera  estar en desacuerdo con este Papa protestante.  Durant comenta:
     Todas las exigencias de los papas por la supremacía de la iglesia sobre el estado fueron renovados por Calvino para su nueva iglesia. [Calvino] fue igual de minucioso como cualquier Papa en rechazar la individualidad de la fe;  Este gran legislador del protestantismo repudiaba totalmente el principio de juicio propio con que el mismo había comenzado su nueva religión... En Ginebra... quienes no podían aceptar, tendrían que buscar otro hogar. La constante ausencia a los servicios protestantes calvinistas o la continua falta de tomar la Eucaristía era un delito penable.
 Otra vez la herejía... se convirtió en traición al estado y debía ser castigado con la muerte... En un año, con el asesoramiento de la junta, catorce presuntas brujas fueron enviadas a la hoguera por el cargo de que habían convencido a Satanás que afligieran a Ginebra con la plaga.38
     Calvino siguió de nuevo los pasos de Agustín, quien había forzado la "unidad... a través de la participación de todos en los sacramentos..." 39 Un médico llamado Jerome Bolsec se atrevió a estar en desacuerdo con la doctrina de la predestinación de Calvino. Fue arrestado por decir que "los que postulan un decreto eterno de Dios por la que él ha ordenado a unos a la vida y el resto a la muerte, hacen de él un tirano..." 40

del libro ¿Qué Amor Es Este?, (What Love Is This?), todo el libro está disponible gratuitamente en la web de The Berean Call:

comenta WILLIAM MACDONALD
Autor de más de 80 libros en 100 idiomas incluyendo Comentario Bíblico del Creyente y El Verdadero Discipulado.
"Este libro expone el Calvinismo tradicional por presentar a Dios de una manera totalmente anti-bíblica. Los que profesan calvinismo tendrán que reconsiderar su posición cuando se den cuenta de las verdades biblicas que están en juego. Este libro permanecerá como una obra definitiva sobre el tema".

 

miércoles, 31 de enero de 2018

El Capitán del Titánic


Edward J. Smith

¿Hubieras preferido ser el capitán del Titánic o uno de los que metían a la gente en las lanchas de socorro?  – ¿Capitán de un enorme fracaso, o humilde socorrista?
    Los que se presentan como candidatos políticos en efecto se ofrecen para capitanear el Titánic. La política es un fracaso, corrupto, carente de Cristo, y conducirá finalmente al anticristo. Dios estableció el gobierno humano, está claro que sí, pero NUNCA aconseja ni manda al creyente a meterse en ello. Todo sistema político pronto se hundirá con la tierra maldita y la necia sabiduría de los hombres. En lugar de buscar la distinción de un puesto gubernamental, u ocuparse con pequeñas "mejorías" para la gente que va rumbo al juicio divino y la perdición eterna, sería infinitamente mejor predicar el evangelio y meter a cuantos podamos en las lanchas de socorro antes de que el barco se se vaya a pique.   Hermanos, seamos sensatos. Cuando venga el Señor Jesucristo, y el juicio caiga sobre el mundo, ¿qué jactancia será decir: "yo fui miembro del congreso" o "...alcalde" o "...presidente" del naufragio? ¡Tome nota todo aspirante político, para que no cometa un error tan nefasto!

jueves, 18 de enero de 2018

Mi Reino No Es De Este Mundo


Escribe William MacDonald
18 enero

"Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían..." (Juan 18:36) 

     El hecho de que el Reino de Cristo no es de este mundo debe bastarme para mantenerme alejado de la política del mundo. Si participo en la política, doy un voto de confianza a favor de la capacidad del sistema para resolver los problemas que aquejan al mundo. Pero francamente no abrigo esta confianza, porque sé que “el mundo entero está bajo el maligno” (1 Jn. 5:19). La política ha dado muestras de ser singularmente ineficaz al tratar de resolver los problemas de la sociedad. Los remedios de los políticos son como una tirita sobre una llaga supurante; no llegan a la fuente de la infección. Sabemos que el pecado es el problema básico de nuestra sociedad enferma. Cualquier cosa que no trate con el pecado no puede ser tomada en serio como remedio. Se trata de un asunto de prioridades. ¿Debo emplear mi tiempo participando en la política o dedicarlo a extender el evangelio? El Señor Jesús contesta la pregunta con estas palabras: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve y anuncia el reino de Dios” (Lc. 9:60). Nuestra prioridad máxima debe ser dar a conocer a Cristo porque Él es la respuesta a los problemas de este mundo. “Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas” (2 Co. 10:4). Si esto es así, nos encontramos ante la tremenda realidad de que es posible darle forma a la historia nacional e internacional con la oración, el ayuno y la Palabra de Dios mucho más de lo que podríamos por medio de la votación. Una figura pública dijo una vez que la política es corrupta por naturaleza y añadió esta palabra de advertencia: “La iglesia no debe olvidar su verdadera función tratando de figurar en un área de los asuntos humanos donde todo lo que conseguiría es ser un pobre competidor... si participa, perderá la pureza de su propósito”. El programa de Dios para esta Era es llamar de entre las naciones a un pueblo para Su Nombre (ver Hch. 15:14). El Señor está resuelto a salvar a muchos de este mundo corrupto en vez de hacer que se sientan a sus anchas en él. Debemos comprometernos a trabajar con Dios en esta gloriosa emancipación. Cuando la gente le preguntaba a Jesús qué debía hacer para poner en práctica las obras de Dios, la respuesta fue que la obra de Dios consistía en hacer que creyeran en Aquél que Él ha enviado (ver Jn. 6:28-29). Ésta, pues, debe ser nuestra misión: llevar a los hombres a la fe, no a las urnas.

de su libro DE DIA EN DIA, Editorial CLIE

sábado, 23 de diciembre de 2017

Las Armas De Nuestra Milicia



2 Corintios 10:3-4  "Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas"

Sólo con este texto se puede ver claramente que el creyente no tiene por qué involucrarse en cosas como las obras sociales, la psicología o la política. Son armas carnales con las que los del mundo intentan hacer bien y reparar o mejorar al mundo.

William MacDonald comenta:
"Aquí, el pensamiento es que aunque los apóstoles vivían en cuerpos de carne, no batallaban la guerra cristiana según métodos o motivos carnales. Las armas de la milicia cristiana no son carnales. El cristiano, por ejemplo, no emplea espadas, cañones ni la estrategia de la guerra moderna para extender el evangelio cristiano de un cabo a otro de la tierra. Pero ésas no son las únicas armas carnales a las que se refiere el apóstol. El cristiano no hace uso de la riqueza, de la gloria, del poder, de la elocuencia ni de la astucia para conseguir sus propósitos".
"Más bien, utiliza maneras de actuar poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. La fe en el Dios viviente, la oración y la obediencia a la Palabra de Dios son las más eficaces armas de todo verdadero soldado de Jesucristo. Es por ellas que se asaltan las fortalezas".

viernes, 4 de agosto de 2017

PREFIERO A CRISTO


El Diablo ofrece los reinos y la gloria de este mundo:
Mateo 4:8-9  "le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré..."


Pero el creyente desestima todo esto, como hizo su Señor, se confiesa peregrino y extranjero (1 Pedro 2:11), y vive con el anhelo de conocer a Cristo.
 
Filipenses 3:8 "Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo"
 
Mejor es mi Cristo que el oro mortal,
ser Suyo prefiero que andar en el mal.
Mejor es mi Cristo que todo oropel,
prefiero ser guiado por Su mano fiel..

ANTES QUE SER REY DE DOMINIOS MIL,
Y VIVIR EN LA MALDAD,
PREFIERO A CRISTO Y SÓLO A ÉL
QUE LO QUE ESTE MUNDO DA.

Mejor es mi Cristo que el bien temporal,
prefiero ser fiel a Su causa Eternal.
No quiero la fama del mundo falaz,
prefiero seguirle y obtener Su paz.

Más bello y Sublime que flor matinal,
mejor que la miel que destila el panal.
Jesús satisface de mi alma el clamor,
prefiero seguirle con tenaz fervor.
 
Colosenses 2:2-3“...Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”

lunes, 27 de febrero de 2017

Los Políticos y 1 Corintios 13_1-7

 1 Corintios 13:1-7  
Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.  2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.  3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.  4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;  5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;  6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.  7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 

1. Los políticos hablan bien, pero carecen del amor de Dios. Son metal ruidoso, bulla de címbalos. 

2. Los políticos presumen de entender muchas cosas y saber qué hacer para mejorar el mundo. Creen que pueden hacerlo. Pero no son nada, porque operan fuera del ámbito del amor de Dios.

3. Los políticos proponen programas sociales -- mejor vida para los pobres, mejor cuidado médico, mejores salario, mejores escuelas, pero de nada les sirve todo lo que hacen, ya que operan sin el amor de Dios.

4-7. ¿Cómo sabemos que carecen del amor que es fruto del Espíritu? Simplemente leemos los versículos 4-7 y sabemos que no describen a los políticos.

El amor de Dios buscan la salvación y el eterno bienestar de todo ser humano.  Perdona, salva, cambia, guía, cuida y bendice con toda bendición espiritual en lugares celestiales a los creyentes. 

Entonces, ¿cuál debe ser nuestra ocupación y nuestro mensaje como creyentes?  "¿Id y reformad los gobiernos, o los países?" ¡No! "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura" (Mr. 16:15). Hasta que venga el Señor, ¡esas son nuestras órdenes!

"Porque no nos predicamos a nosotros mismos, 
sino a Jesucristo como Señor"  
2 Co. 4:5