Cuando la esposa de Potifar intentó seducirlo, José hizo bien en huir. Como se suele decir: “Una retirada a tiempo es una victoria”. José fue sabio, y huyó para alejarse del pecado. Puso una buena y sana distancia entre sí y aquella mujer.
Pero otras veces huir es de cobardes, y de los que tienen mala conciencia. “Huye el impío sin que nadie le persiga, mas el justo está confiado como un león” (Pr. 28.1). El pueblo de Israel huyó ante los soldados de Hai (Jos. 7.4), pues era débil y miedoso porque había pecado en el campamento. Los hombres de Israel huyeron delante de los filisteos, cuando capturaron el arca (1 S. 4.10). Agar huyó de su señora Sarai porque le afligía (Gn. 16.6), pero Dios le mandó: “Vuélvete a tu señora, y ponte sumisa bajo su mano” (Gn. 16.9).
Entonces, la cuestión es saber cuándo huir y cuándo estar firme y resistir. La Biblia nos enseña cómo actuar correctamente.
Sí, huye:
1. Génesis 19.17
“Escapa por tu vida… escapa al monte” dijeron los ángeles a Lot. Lo sacaron de Sodoma porque estaba a punto de caer el juicio de Dios. En Números 16.34, todo Israel huyó al grito de Coré, Datán y Abiram cuando la tierra los tragó vivos al Seol, “porque decían: No nos trague también la tierra”. Es sensato huir del juicio y de la ira de Dios (Mt. 3.7). Todo ser humano debe hacerlo, esto es, arrepentirse y confiar en el Señor Jesucristo para ser salvo. Pues solo así escapará de la ira de Dios (Jn. 3.36).
2. Mateo 10.23
El Señor instruyó a Sus discípulos que debían huir de la persecución en una ciudad, para ir a predicar en otra (véase Hch. 14.5-6).
3. 1 Corintios 6.18
Debemos huir y alejarnos de toda situación, relación o tentación a la inmoralidad. Así hizo José. Muchos han cometido pecado por no alejarse de la tentación. Muchos caen en pecado por estar en lugares indebidos y con personas indebidas.
4. 1 Corintios 10.14
También debemos huir de la idolatría. Dios declara que aborrece las imágenes. Además, Colosenses 3.5 informa que la avaricia también es idolatría. Muchos ricos son idólatras, y otros también que no son ricos, pero anhelan serlo. Aman y dan gran importancia al dinero, cómo obtenerla y una vez obtenida, cómo no perderla. Es un objetivo principal en sus vidas.
5. 1 Timoteo 6.11
Timoteo, como siervo del Señor, es amonestado a huir del amor al dinero, la codicia y el deseo de tener más. Es necesario hacer esto para seguir la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia y la mansedumbre. Si queremos pelear la buena batalla de la fe (1 Ti. 6.12), tenemos que huir – alejarnos.
6. 2 Timoteo 2.22
“Huye también de las pasiones juveniles” es el consejo apostólico, pero hoy pocos obedecen. Esas pasiones no son solo cosas sensuales como romance y sexo. Incluyen otros deseos que suelen dominar a los jóvenes, y a los no tan jóvenes, por ejemplo, la obsesión con las diversiones – música, películas, deportes, juegos y la adicción a las redes sociales. Algunos no pueden vivir una hora sin el teléfono en la mano. Y se preocupan de la moda, la opinión de otros jóvenes, y cuántos amigos tienen. Las pasiones juveniles impiden el desarrollo espiritual y la comunión con Dios.
7. 2 Pedro 1.4
Debemos huir de la corrupción que hay en el mundo (véase Stg. 1.27), y hay mucho que evitar. Hay personas, lugares y actividades que evitar (Sal. 1.1) para caminar con Dios y serle útiles.
No, no huyas:
1. 1 Crónicas 11.13-14
No debemos abandonar lo que Dios nos ha dado. En el caso de los valientes de David, era una parcela (v. 13), porque Dios había dado esa tierra a Su pueblo y los filisteos la querían quitar. El pueblo había huido, pero Eleazar y otros valientes se pusieron en medio de la parcela y la defendieron (v. 14). Dios les dio una gran victoria. Sama defendió así un campo de lentejas que los demás habían abandonado (2 S. 23.11-12). En la iglesia, no abandonemos las doctrinas y prácticas que Dios nos ha dado – el patrón apostólico y la doctrina apostólica – “la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Jud. 3). No intentemos llegar a un acuerdo con los que rechazan la verdad o se desvían de la sana doctrina. Cuando otros quieren quitar o modificar esto, no debemos tolerarlo ni retroceder, sino ser valientes y defender lo que Dios nos ha dado. 2 Timoteo 1.13-14 manda: “Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús. Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros”. No huyamos. Seamos valientes.
2. Nehemías 6.11
“¿Un hombre como yo ha de huir?” Quisieron espantar a Nehemías con rumores y amenazas de peligros, para que abandonara el trabajo de edificar el muro. Pero él estuvo firme, confió en Dios, y terminó el trabajo.
2. Salmo 139.7
“¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?” Es imposible huir del Omnipresente. Jonás lo intentó (Jon. 1.3), pero vio que aun en medio del mar Dios lo podía alcanzar.
3. Juan 10.12
El asalariado huye del lobo y no defiende las ovejas, pues no las ama. Solo busca cobrar su jornal. En las iglesias, los verdaderos pastores no son hombres asalariados. Siguen el ejemplo del Buen Pastor que puso Su vida por las ovejas. Se sacrifican para el bien del rebaño. No buscan peligros y conflictos, pero cuando surjan, no huyan sino son valientes para defender lo que Dios les ha dado.
5. Efesios 6.11,13
Ante las asechanzas y los dardos del diablo, en el día malo de conflictos y pruebas, todo creyente debe estar firme. Para eso es necesario vestirse de toda la armadura de Dios (vv. 14-18). En lo tocante al Señor y la fe, no debemos huir sino pelear la buena batalla de la fe (1 Ti. 6.12). Acerca de los vencedores leemos: “Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte” (Ap. 12.11).
Carlos Tomás Knott
¡Estad por Cristo firmes, soldados de
la cruz!
Alzad hoy la bandera, en nombre de Jesús.
Es vuestra la victoria, con Él por Capitán;
Por Él serán vencidas las huestes de Satán.
¡Estad por Cristo firmes! os llama Él
a la lid;
¡Con Él, pues, a la lucha, soldados todos id!
Probad que sois valientes, luchando contra el mal;
Es fuerte el enemigo, mas Cristo es sin igual.
¡Estad por Cristo firmes! las fuerzas
son de Él;
El brazo de los hombres, es débil y es infiel.
Vestíos la armadura, velad en oración;
Deberes y peligros demandan gran tesón.
– George Duffield
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