No puedes nadar y guardar la ropa. Hay que escoger entre dos. Tu decisión tiene consecuencias eternas, así que reflexiona y escoge bien.
La Biblia enseña que
Hay 2 hombres progenitores:
1. Adán, el primer hombre, es progenitor de todo ser humano. Irrespectivamente del país o raza de nuestro nacimiento, descendemos de Adán, el pecador por el cual entró el pecado y la muerte en el mundo (Ro. 5:12). Todo hijo de Adán es pecador, y la historia del mundo demuestra que es así.
2. Cristo, "el postrer Adán" (1 Co. 15:45), es "el segundo hombre" (1 Co. 15:47), el Señor del cielo. Él es cabeza de todos los que nacen de nuevo por la fe en Él. Creyendo en Cristo nuestro Salvador, pasarás de pertenecer a Adán, el pecado, la muerte y la condenación (Jn. 5:24) a ser de Cristo y tener la vida por la gracia de Dios.
Hay 2 muertes:
1. La primera muerte es física, cuando el cuerpo físico fallece y el alma y espíritu se separan del cuerpo. Después de la muerte física todavía queda pendiente el juicio de Dios (He. 9:27).
2. La segunda muerte es espiritual y eterna, cuando la persona inconversa es juzgada y separada eternamente de Dios, enviada al lago de fuego: "Ésta es la muerte segunda" (Ap. 20:14).
Hay 2 resurrecciones:
1. La primera resurrección es la de los creyentes en el Señor Jesucristo, y es para vida (Jn. 5:29; Ap. 20:5-6). Cristo promete que los que creen en Él no morirán eternamente (Jn. 11.26). Resucitarán y vivirán eternamente con Él, en gloria.
2. Pero todos resucitarán, sí, aun los incrédulos, pero la suya, la segunda resurrección, será para juicio, condenación (Jn. 5:29), confusión y vergüenza eterna (Dn. 12:2).
Hay 2 juicios:
1. El primer juicio pasó: el de nuestros pecados que Cristo llevó en Su cuerpo sober el madero (1 P. 2:24), en el monte Calvario. Todo aquel que en Él cree, confiando en Él como su Sustituto, será salvo del otro juicio.
2. El otro juicio viene, es del Gran Trono Blanco (Ap. 20:11-15), cuando todo muerto incrédulo compadecerá delante de Dios. Hebreos 9:27 advierte de este juicio que viene después de la muerte física. Los libros de obras serán abiertas y los muertos serán juzgados según sus obras. La Biblia advierte que no hay bueno, ni siquiera uno, así que en este juicio nadie se salvará. Todos serán condenados por sus pecados, y porque sus nombres no aparecen en el libro de la vida del Cordero - de los que han confiado en Él.
Hay 2 puertas:
1. Una es la puerta estrecha (Mt. 7:13-14) que es el Señor Jesucristo. "Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo" (Jn. 10:9). Como bien declaró el apóstol Pedro (que algunos dicen que fue el primer Papa, pero no creen lo que dice): "Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos" (Hch. 4:12). No hay otro modo de acceso a Dios y la salvación, sino sólo por Jesucristo.
2. La otra puerta es ancha (Mt. 7:13-14), y muchas entran por ella. Ella admite muchas opiniones y religiones. En esa puerta entran todos los que creen a su manera, o en la religión de sus padres, la tradición. Pero conduce a la perdición.
Hay 2 caminos:
1. El mismo texto de Mateo 7:13-14 habla de los dos caminos. Uno es el camino angosto que conduce a la vida. Ahí van pocos. Sólo es por el Señor Jesucristo, pues Él declaró: "Yo soy el camino...nadie viene al Padre sino por mí" (Jn. 14:6). Nadie más puede salvarnos: ninguna iglesia, ningún sacramento, santo, filosofía ni obra, sino sólo Jesucristo.
2. El otro camino es espacioso. Es como una carretera de muchos carriles, para muchas opiniones, creencias y prácticas. Ahí van muchos, la mayoría. Pero termina en la muerte segunda. Proverbios 14:12 advierte: "Hay camino que al hombre le parece derecho, pero su fin es camino de muerte".
Hay 2 destinos:
1. El cielo, la morada de Dios, es para aquellos que arrepentidos confían única y exclusivamente en el Señor Jesucristo para el perdón de pecados y vida eterna. Todo creyente estará siempre con Él en la casa de Su Padre (Jn. 14:1-3).
2. El infierno, el lago de fuego, es el destino espeluznante y lugar terrible de castigo eterno de toda persona que no confía en Jesucristo como su Señor y Salvador. Sus nombres no están escritos en el libro de la vida del Cordero (Ap. 20:15; 21:27). No serán aniquilados, sino sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor (2 Ts. 1:9).
Pero amigo, te avertimos con toda seriedad: no hay 2 oportunidades
Sólo hay una vida, y pronto pasará. No hay reencarnación. No hay segundas oportunidades. "Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto, el juicio" (He. 9:27). Si mueres sin arrepentirte, sin confiar en Jesucristo como tu Señor y Salvador, entrarás perdido para siempre en la eternidad. Ahí no podrás cambiar tu destino. Hoy sí, porque hoy, vivo, tienes oportunidad de creer y confesar a Jesucristo como Señor y Salvador. Dios te advierte, y te llama, para que aprovechas ésta tu oportunidad. "En tiempo aceptable te he oído, Y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación" (2 Co. 6:2).
Sólo hay dos respuestas: creer o no creer. No eres indeciso. No te engañes.
O crees en el Señor Jesucristo para ser salvo, o eres incrédulo. Uno de dos. Hasta que creas en el Señor Jesucristo eres un pecador incrédulo y condenado. La Biblia declara: "El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios" (Jn. 3:18). Y también advierte: "El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él". Hoy, ahora mismo, o tienes vida eterna por fe en el Señor Jesucristo, o por tu incredulidad la ira de Dios está sobre ti. ¿Cuál de estas dos es tu situación actual?
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