escribe Dave Hunt
Esta piedra angular de verdad de la Escritura fue indicada por
Agustín: "para confesar que Dios existe, y al mismo tiempo negar que
tiene conocimiento de las cosas futuras, es la locura más manifiesta...
Pero el [que] confiesa al altísimo y verdadero Dios, confiesa su
voluntad, su poder supremo y pre conocimiento. "[1] Sin embargo no hay nadie que manifestara el pre conocimiento de Dios más plenamente que el tan difamado Armenio:
[Dios] sabe todas las cosas posibles, ya sea en la capacidad de
Dios o de la criatura... imaginación o enunciación... todas las cosas
que podrían tener una existencia... los que son necesarios y
contingentes, bueno y malo, universal y particular, futuro, presente y
pasado, excelente y vil; Sabe cosas sustanciales y accidentales de todo
tipo; las acciones y las pasiones, los modos y circunstancias externas…
palabras y acciones, pensamientos internos, deliberaciones, consejos,
determinaciones y las entidades de la razón, ya sea complejos o simples.[2]
Lamentablemente el calvinismo, tiene una visión muy diferente del
conocimiento previo, que en realidad denigra la omnisciencia de Dios:
"Si Dios no pre-ordena todas las cosas, entonces no podría saber el
futuro".[3] Sin apoyo de las Escrituras, Calvino declaró que Dios "prevé las cosas que deben suceder, simplemente porque él ha decretado que así van a suceder..."[4]
Yendo aún más lejos, otro autor dice: "La idea de que Dios conoce el
futuro sin haberlo planeado y sin controlarlo es totalmente ajeno a las
Escrituras".[5]
De hecho, lo contrario es cierto. La Biblia no dice nada o incluso
implica que Dios conoce todo previamente, sólo porque Él lo ha
pre-ordenado y causado.
¿Cómo, entonces, puede Dios estar seguro que lo que el pre-conoce va a
pasar y que algo no intervendrá para cambiar el futuro? Simplemente
porque Él es omnisciente, y por lo tanto, el futuro es tan claro para Él
como el pasado. Si Dios tuvo que planificar y causar que algo sucediera
o incluso controlar su ocurrencia para saber que tomaría lugar, Él se
limitaría en su presciencia y por lo tanto, no es el Dios infinito,
omnisciente que es. Si el punto de vista calvinista es correcto,
entonces sería pre-ordenado cada detalle de cada delito y enfermedad y
de la destrucción de propiedad y el sufrimiento humano, y la pérdida de
vidas y extremidades que suceden por desastres naturales, causados por
Dios; de lo contrario, el seria ignorante del futuro.
Se nos dice que "que para el Señor un día es como mil años, y mil
años como un día" (2 Pedro 3:8). Y "Porque mil años delante de tus ojos
son como el día de ayer, que paso, Y como una de las vigilias de anoche"
(Salmo 90:4). Algunos han intentado encontrar un significado oculto en
estas declaraciones, pero no hay ninguna.
Las frases "para el Señor" y "de tus ojos" son la clave para entender
esta declaración algo simple y sencilla. Tiempo es parte del universo
físico, que Dios creó de la nada. Por lo tanto Dios mismo está fuera del
tiempo. Esa es la verdad en estas dos Escrituras.
Como un científico explicó recientemente: "la existencia real de
pasado, presente y futuro es requerida por la teoría de Einstein de la
relatividad. Todo espacio y tiempo forman un continuo cuatri-dimensional
que simplemente existe; la teoría no permite que el tiempo sea tratado
como una dimensión en la que el futuro está abierto o incompleto".
Además explicó:
Desde un punto de vista cristiano, es razonable concluir que el
tiempo y la extensión espacial de nuestro universo fueron creados juntos
y así toda la estructura cuatridimensional reside antes [a la vista de]
su creador en un eterno presente. Por lo tanto nuestra comprensión
científica moderna de la naturaleza del tiempo se ajusta bastante bien
con la tradición cristiana de que Dios tiene conocimiento de todos los
tiempos, pasados, presentes y futuros: "Antes de que Abraham fuese, yo
soy."[6]
Tenga en cuenta que Dios no dice: "Era" o "Seré". Él dice, "Yo soy".
Él es el auto-existente siempre presente en todos los eventos, ya sea
pasados, presentes o futuros desde nuestro punto de vista.
La protección continua de Dios
Dios conoce el futuro sin que su conocimiento previo tenga
influencia, porque lo ve como uno que observa desde afuera. Dios es
totalmente independiente y distinto del espacio, tiempo y materia. Por
lo tanto, tal como ve el universo desde afuera, así ve el pasado,
presente y futuro desde afuera, conociéndolo todo a la misma vez.
Somos finitos y Dios es infinito; por lo tanto, no es posible que
entendamos cómo Él sabe el futuro. Sin embargo nos ha dado la suficiente
inteligencia, para entender lo que debemos saber. Como dice David,
hablando en nombre de toda la humanidad, "tal conocimiento es demasiado
maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender" (Salmo 139:6).
Las Escrituras, resultan igualmente evidentes que Dios no es un
observador totalmente pasivo, desinteresado en los eventos humanos que
toman su propio curso. El tiene ojo vigilante y juega un papel activo y
cumple sus propósitos eternos para toda la creación. Como declara el
salmista: "Decid a Dios: ¡Cuan asombrosas son tus obras! Por la grandeza
de tu poder se someterán a ti tus enemigos... Venid y ved las obras de
Dios, temible en hechos sobre los hijos de los hombres... El señorea con
su poder para siempre..." (Salmo 66:3, 5, 7).
Dios ejerce su influencia sobre los hombres y eventos (exactamente
como Él conoce de antemano que haría desde la eternidad pasada) con el
fin de crear el futuro para nosotros Él desea y también ha querido. A la
luz de las voluntariosas intenciones y acciones del hombre, cualquier
influencia o acción que Dios conoce de antemano sería necesario para
implementar sus planes, y esto obviamente también es parte del pre
conocimiento de Dios — eliminando cualquier necesidad de algún ajuste de
emergencia.
A veces todo cristiano tiene una conciencia de la intervención
maravillosa y misericordiosa de Dios en sus vidas. Se siente como un
"Justo a tiempo" (desde nuestra perspectiva la manera en que Dios tan a
menudo funciona) la intervención puede parecer como un pensamiento de
último minuto y también la acción por su parte, pero claramente no es el
caso. Sin duda, su buena mano está siempre con su pueblo, pero en
formas más allá de la comprensión humana. Otra vez, como dijo David:
“Detrás y delante me rodeaste, y sobre mi pusiste tu mano… ¿A dónde
me iré de tu Espíritu? ¿Y a donde huiré de tu presencia?...En los
cielos…el seol…el extremo del mar, Aun allí me guiara tu mano y me asirá
tu diestra….
¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grane es la
suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena;
despierto, y aun estoy contigo.” Salmos 139:5-18
del libro ¿Qué Amor Es Éste?, por Dave Hunt
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