"Es absurdo afirmar: 'No quiero estar en el cielo con un Dios que manda gente al infierno... Prefiero ir al infierno y así desafiarlo'. ¡No puedo exagerar al afirmar la necedad de aquellos que creen poder oponerse a Dios en detrimento suyo y para su propia satisfacción! En el Salmo 2 leemos que Dios se sienta en los cielos y ríe de los que se creen capaces de desafiarlo. Como el ratón cree que podrá resistir el arado del granjero, o el barco pequeño que pretende desviar el rumbo de un portaaviones, es locura que el hombre piense que puede oponerse al Dios viviente, quien está airado con los pecados y resuleto a tomar venganza contra los que se oponen a Él".
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