Hacerse enemigo de Israel es un pecado y error fatal.
Cuando Dios dio claras promesas al patriarca Abraham, le prometió así: “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré” (Génesis 12:3). El pacto de Dios con Abraham y su descendencia fue unilateral, es decir, que solo Dios actúa y se compromete en ese pacto. No depende de Abraham ni sus descendientes. No tienen obligación en este pacto. Por eso, esas promesas no caducan y no pueden ser invalidadas. Esto es un aviso a las naciones, los políticos y los activistas – cualquiera que maldiga a Israel o sea su enemigo. Serán malditos por Dios. La historia de la humanidad demuestra que es así – son muchas las ruinas, los destrozos, y muchos los muertos de los que maldijeron y atacaron a Israel.
La promesa divina no caducó cuando murió Abraham, sino pasó de él a Isaac (no Ismael), y de Isaac a Jacob (no Esaú): “Malditos los que te maldijeren, y benditos los que te bendijeren” (Génesis 27:29).
A la nación de Israel salida de Egipto Dios prometió: “Seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren” (Éxodo 23:22). ¿Quieres tener a Dios por enemigo? La manera más segura de conseguirlo es hacerte enemigo de Israel. La historia demuestra sobradamente que es así. Pero, ¡parece que hoy las naciones quieren apuntarse a la lista de los afligidos!
Balac, rey de Moab, trajo a Balaam a sueldo para maldecir a Israel, pero éste no pudo. “¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo? ¿Y por qué he de execrar al que Jehová no ha execrado?” (Numéros 23:8). ¡Buenas preguntas!, y las naciones del mundo, especialmente las del medio oriente como Irán, por ejemplo, deberían reflexionar y arrepentirse. Cometen el error de maldecir al que Dios no maldijo, y execran al que Dios no ha execrado. Balaam terminó repitiendo la promesa divina dada a Abraham, Isaac y Jacob y sus descendientes. “Benditos los que te bendijeren, y malditos los que te maldijeren” (Números 24:9).
Naciones como Amalec – Edom – Asiria – Babilonia, existen principalmente en museos y libros de historia. Egipto, que antes era una gran potencia en el mundo es un pueblo bajo y débil.
En el tiempo del imperio persa, el malvado Amán intentó exterminar a los judíos, pero Dios usó la intervención de Ester, y el rey Asuero (Jerjes) ahorcó a Amán y también a sus hijos, y dio su casa a los judíos. Decretó que los judíos tienen derecho a defenderse. En eso fue más justo que algunas naciones hoy que quieren que Israel no responda a los crueles ataques de los islamistas. Los persas modernos, Irán, no han aprendido nada de la historia.
Copia sellada del Edicto de Granada |
Alemanía bajo los Nazis quiso culpar a los judíos de todos los males en el mundo e intentó exterminarlos. Eichmann, Hitler, Himler y muchos otros siguieron la teoría de la raza superior y la raza inferior. Cruelmente mataron a millones de judíos. y muchos otros huyeron y perdieron todo. Pero el "imperio" se deshizo, el "Vaterland" fue atacado y conquistado, sus ciudades destruidas por bombardeos, y ejércitos invasores ocuparon y dividieron su país.
El caudillo bolivariano Hugo Chavez, cuando gobernaba Venezuela (1999-2013), dio a conocer su antisemitismo. En 2006 expulsó de Venezuela al embajador de Israel. El 2 de julio de 2010 declaró públicamente su odio en la televisión VTV (Venezolana de Televisión): “Aprovecho para condenar de nuevo, desde el fondo de mi alma y de mis viseras, al estado de Israel. ¡Maldito sea el estado de Israel! ¡Maldito sea! ¡Terroristas y asesinos! ¡Y viva el pueblo palestino!” * En 2013 murió de cáncer de las entrañas (cáncer colorrectal). El pacto de Dios declara: "a los que te maldijeren maldeciré”, y Hugo Chavez murió maldito.
* enlace para ver la denuncia de Chávez
Mapa árabe - falta Israel |
Pero Dios declara lo siguiente en lenguaje inconfundible: Israel es su nación para siempre.
“Así ha dicho Jehová, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el mar, y braman sus ondas; Jehová de los ejércitos es su nombre: Si faltaren estas leyes delante de mí, dice Jehová, también la descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de mí eternamente. Así ha dicho Jehová: Si los cielos arriba se pueden medir, y explorarse abajo los fundamentos de la tierra, también yo desecharé toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron, dice Jehová” (Jeremías 31:35-37).
· Dios no ha desechado a Su pueblo.
“¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera” (Romanos 11:1).
“No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció” (Romanos 11:2)
¿Qué parte de “en ninguna manera” no entienden?
· Dios (no la Declaración Balfour, ni las Naciones Unidas) ha dado toda la tierra de Israel a Su nación para siempre.
“Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre” (Génesis 13:15).
“Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos” (Génesis 17:8).
“...daré esta tierra a tu descendencia después de ti por heredad perpetua” (Génesis 48:4).
“...daré a vuestra descendencia toda esta tierra de que he hablado, y la tomarán por heredad para siempre” (Éxodo 32:13).
“¿no echaste tú los moradores de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste a la descendencia de Abraham tu amigo para siempre?” (2 Crónicas 20:7).
“He aquí que Jehová hizo oír hasta lo último de la tierra: Decid a la hija de Sion: He aquí viene tu Salvador; he aquí su recompensa con él, y delante de él su obra. Y les llamarán Pueblo Santo, Redimidos de Jehová; y a ti te llamarán Ciudad Deseada, no desamparada” (Isaías 62:11-12).
“...para siempre heredarán la tierra; renuevos de mi plantío, obra de mis manos, para glorificarme” (Isaías 60:21).
“la tierra que di a vuestros padres para siempre” (Jeremías 7:7).
“la tierra que os dio Jehová a vosotros y a vuestros padres para siempre” (Jeremías 25:5).
Así que, arrepentíos de ser enemigos de Israel, y desistid, porque si no, seguramente apareceréis en la lista de los destruidos y arruinados porque se opusieron a la nación que Dios eligió. Sobre esto no hay diálogo ni regateo. No caben las opiniones. El único punto de vista que importa es el de Dios, y lo ha declarado en Su Palabra inerrante. Hay que creer a Dios, y someterse a la voluntad de Dios, o sufrir las consecuencias.
“Pedid por la paz de Jerusalén; sean prosperados los que te aman. Sea la paz dentro de tus muros, y el descanso dentro de tus palacios. Por amor de mis hermanos y mis compañeros diré yo: La paz sea contigo” (Salmo 122:6-8).
Carlos Tomás Knott
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