“Tú oyes la oración; A ti vendrá toda carne” (Salmo 65:2).
Hoy en día la gente de cualquier parte del mundo puede comunicarse rápida y fácilmente por medio del internet y email. Sin embargo, debo confesar una preocupación personal que siento, aunque reconozco que pueda ser el único que siente esto.
Me acuerdo de los tiempos de antaño, de los misioneros pioneros, y cómo estaban aislados del mundo fuera del lugar donde servían, y cuando surgieron dificultades, se comunicaban con el Señor. ¡Oraban, y sus necesidades fueron suplidas!
Hoy en día la gente de cualquier parte del mundo puede comunicarse rápida y fácilmente por medio del internet y email. Sin embargo, debo confesar una preocupación personal que siento, aunque reconozco que pueda ser el único que siente esto.
Me acuerdo de los tiempos de antaño, de los misioneros pioneros, y cómo estaban aislados del mundo fuera del lugar donde servían, y cuando surgieron dificultades, se comunicaban con el Señor. ¡Oraban, y sus necesidades fueron suplidas!
Pero hoy en día, me temo que en lugar de orar en secreto a nuestro Padre (Mt. 6:6), enviamos un email a los santos. Hoy en día es posible poner todo al conocimiento de los santos instantáneamente, como si ellos fuesen la fuente de las soluciones a nuestros problemas. Muchos hermanos, en nuestro país y en países extranjeros, pueden informar a los demás acerca de su obra casi cada hora, contando sus necesidades espirituales, físicas o económicas. A lo mejor los misioneros de antaño escribían una vez al mes, cada dos meses, o una o dos veces al año, y muchos nunca hablaron sus necesidades económicas, sin embargo, el Señor proveía fielmente.
Algunos dicen: "Hay que crecer", dando a entender que hay que cambiar y que eso es mejor. Pero en este caso no es así, por mucho que lo digan. Hebreos 11 nos da ejemplos de la vida de fe, y en la sabiduría de Dios este capítulo está completo y no necesita modernización.
¿En quién tenemos fe, en el Señor o en los hombres? Debemos recordar que nuestro Padre celestial es a quien debemos ir en tiempo de necesidad. ¿Pretendo sugerir que ignoremos las oportunidades que la tecnología nos provee? No, pero sí sugiero que tengamos cuidado de que el email no tome el lugar de la oración y la fe en el Señor. ¡La oración es más poderosa que el email!
¿En quién tenemos fe, en el Señor o en los hombres? Debemos recordar que nuestro Padre celestial es a quien debemos ir en tiempo de necesidad. ¿Pretendo sugerir que ignoremos las oportunidades que la tecnología nos provee? No, pero sí sugiero que tengamos cuidado de que el email no tome el lugar de la oración y la fe en el Señor. ¡La oración es más poderosa que el email!
adaptado de un artículo por Steve Hulshizer
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