Cuando Dave Hunt y yo escribimos hace más de 25 años el libro
titulado La Seducción del Cristianismo y la iglesia evangélica
conservadora estuvo muy satisfecha al saber que estábamos enfocando
algunos de las enseñanzas y prácticas erróneas de las iglesias
Carismáticas y Pentecostales, especialmente aquellas que promovían la
errada doctrina de la prosperidad y la sanidad. Pero tal entusiasmo duró
poco cuando muchos lectores leyeron los capítulos 12 y 13 del tal
libro. ¿Y por qué esa reacción? Porque esos capítulos estaban
dirigidos a los problemas de consejería psicológica en la iglesia y por
su influencia negativa anti-bíblica dentro del cristianismo.
Eso fue hace más de25 años y uno esperaba que el cuerpo de Cristo
se hubiera dado cuenta de la preponderancia de estudios hechos por
algunos psicólogos quienes demostraban que no solamente la psicoterapia
no tiene uso alguno sino que también es dañina en muchas situaciones.
Muy pocos, sin embargo, se han dado cuenta. Como resultado la
psicoterapia ha sido aceptada por un gran número de evangélicos en la
actualidad, que ponen en duda que alguien se esté dando cuenta de los
peligros que esta doctrina trae.
Uno se puede preguntar: ¿Cómo es posible que la iglesia evangélica
se haya deslizado hacia tal falta de discernimiento? La razón
fundamental es sorprendentemente simple: la mayoría de los llamados cristianos,
inclusive aquellos quienes aseguran que la Biblia es su autoridad en
todos los asuntos de la vida, "dicen" solamente estar de acuerdo con la
suficiencia de la Palabra de Dios. En otras palabras, ellos contradicen
su supuesta creencia en la autoridad bíblica cuando van a otras fuentes
para resolver sus problemas de la vida, especialmente cuando acuden a
los llamados "expertos" y particularmente a los psicólogos. Esta es una
equivocación trágica, ya que la Palabra de Dios es suficiente: "Como
todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido
dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos
llamó por su gloria y excelencia" (2 Pedro 1:3).
La Palabra de Dios es el "Manual del Fabricante," con instrucciones
para la humanidad en lo que respecta a los asuntos morales de la vida y a
todo lo que está relacionado con el pecado, ya sea cómo evitarlo o cómo
arrepentirse después de haberlo cometido. La psicología clínica no
puede confrontar, o no sabe cómo tratar el pecado, aunque sabemos que
la mayoría de los problemas por lo cual la gente acude a los psicólogos
es debido al pecado. El resultado de buscar ayuda psicoterapéutica es
siempre destructiva para la fe del creyente por razones que deben ser
obvias.
La consejería psicológica es un programa de reemplazo anti-bíblico al
"Manual del Fabricante". Su doctrina básica está en "sí mismo", en la
"autoestima", la cual es declarada innatamente buena y es la clave para
solucionar todos los problemas de la vida. Por lo tanto, sus cimientos
están arraigados en total oposición a las Escrituras, las cuales
declaran que el "sí mismo", el hombre en sí, es innatamente pecador
(Jeremías 17:9). La Biblia declara que, “el corazón del hombre es
engañoso por sobre todas las cosas y desesperadamente perverso” y por lo
tanto el "yo" o el "sí mismo", también conocido como el corazón del
hombre, es el problema, en vez de ser la solución. De la misma manera
que el leopardo no puede cambiar sus manchas, no existe nada dentro del
hombre mismo que pueda cambiar su naturaleza pecaminosa. Nada en las
teorías o prácticas de la psicoterapia puede cambiar esa realidad.
Entonces uno se pregunta ¿porqué los psicólogos, estando al tanto de la
maldad horrible que vemos en el mundo diariamente, todavía se aferran a
una premisa que una simple observación muestra el error tan obvio? Lo
hacen porque no tienen otra alternativa. Sin Dios lo único que queda es
el "sí mismo” el "yo". Y es así que se continúa entreteniendo la
ilusión que es basada en la bondad innata del hombre y que es creída por
gente que se ha alejado de Dios y se ha desvariado hacia el "divinizado
yo".
Las buenas noticias es que Dios conoce el problema que acosa a la
humanidad y Él ha dado la solución a través de Su Hijo, una solución que
cambiará el corazón de cada ser humano que se acerque a Él y acepte Su
oferta. El pago completo de Cristo por los pecados de la humanidad, no
solamente hace aquellos quienes reciben Su pago nuevas criaturas en
Cristo (2 Corintios 5:17), sino que también son sellados con el Espíritu
Santo de Dios, el único Consejero y Consolador de todos los creyentes. Además, el Espíritu Santo es el que habilita a los creyentes nacidos
de nuevo para que puedan entender el "Manual del Fabricante" y poder
vivir Sus instrucciones (Juan 14:26; Zacarías 4:6). Eso es lo que la
Biblia declara, entonces ¿por qué aquellos quienes profesan creer en la
Biblia rechazan sus maravillosos preceptos? Jesús anunció que Él vino
para que aquellos que creyeran en Él "tengan vida y para que la tengan
en abundancia"(Juan 10:10).
Entonces ¿por qué los creyentes buscan ayuda en otras partes? Una
de las razones principales es simple y por lo tanto, puede corregirse. Si el creyente no está leyendo su Biblia y está dependiendo de otras
fuentes de información para entender la Biblia, entonces, él tendrá
solamente una vaga interpretación del contenido de las Escrituras y la
mayor parte de su manera de pensar estará distorsionada o en un
engaño. Esto contribuye a tener muy poca confianza en la Palabra de
Dios. Esta persona será incapaz de reconocer lo que es bíblico y lo que
no es. Pero aún así, siempre hay remedio.
El discernimiento bíblico no depende en ser erudito en la materia o
en conocer el idioma hebreo o el idioma griego o el haber estudiado en
un seminario o el tener un diploma en apología de una universidad
bíblica. Desde luego que no. Todo lo que se requiere es la lectura
disciplinada del creyente (¡ésto debe ser a diario!) de la Palabra de
Dios, seguida por el deseo de aplicar lo que uno ha leído en su vida
diaria. ¿Cómo puede un creyente reconocer la verdad y el error si no es
disciplinado en leer y hacer lo que las Escrituras enseñan? El
discernimiento bíblico es básicamente el comparar lo que es promovido y
enseñado en el mundo secular o en la iglesia con lo que la Biblia
enseña. Una persona no puede hacer tal evaluación si tiene dudas acerca
del contenido bíblico. Lo que se necesita es hacer lo que los judíos en
la sinagoga de la ciudad griega de Berea hicieron y fueron elogiados:
"escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así"
(para ver si era verdad lo que se les anunciaba) (Hechos 17:10-11). Si
esos judíos fueron elogiados por obrar de tal manera, cuánto más
importante es para los creyentes de hoy en día para que seguir tal
ejemplo.
Tristemente, debido a mi propia observación durante las tres últimas
décadas, la iglesia evangélica ha sucumbido a casi todas las artimañas
seductivas que el Adversario ha propagado, y todo esto envuelve una gran
estrategia del enemigo la cual es: el destruir la efectividad de la
Palabra de Dios en la iglesia, y en el mundo.
Ese programa tan seductivo empezó en el huerto de Edén: "Y mandó
Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;
mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día
que de él comieres, ciertamente morirás" (Génesis 2:16-17). Satanás
entonces negó el mandato de Dios cuando le dijo a Eva: "No moriréis"
(Génesis 3:4).
Es importante notar que sembrar duda y continuar con la negación de
la verdad de la Palabra de Dios ha sido la táctica del Adversario desde
el principio en su misión de destruir la humanidad. Su principal
estrategia está en debilitar las Escrituras hasta el punto en que el
creyente se aparte de la Palabra de Dios, ya sea por apatía, pereza,
intimidación, interés propio, fuentes externas, engaño, etc. Y la
consecuencia de todo esto es que la habilidad del creyente para
discernir ha sido deteriorada. Sin discernimiento bíblico, un creyente
es vulnerable a cualquier decepción o engaño de parte de Satanás, lo
cual nos lleva a la táctica más fraudulenta del Adversario, la cual es
la "psicología Cristiana" dentro de la iglesia evangélica.
Todo empezó, como muchas seducciones lo hacen, en pequeñas doses e
influencias, todas ellas muy sutiles y casi imperceptibles, al mismo
tiempo que parecen tener sentido. A mediados del siglo XX,
psicólogos como Eric Fromm empezaron a escribir acerca del amor y en
particular acerca del valor en el amor a sí mismo. Abraham Maslow, en
la década de los años 40, incluyó la auto-estima como algo muy
importante en su "jerarquía de necesidades”. Los Evangélicos lo
notaron. Norman Vincent Peale y el psiquiatra Smiley Blanton, establecieron la "Fundación Americana de Religión y de Psiquiatría" al
comienzo de la década de los años 50. La "Asociación Cristiana para
Estudios Psicológicos" se estableció también al mismo tiempo. Y también
en ese entonces la "Asociación Americana de Psiquiatría" empezó a hacer
presentaciones al mismo tiempo que servían almuerzos en diferentes
partes de los Estados Unidos, en los cuales psiquiatras sugerían a la
comunidad religiosa que si trabajaban juntos podrían suplir las
necesidades de las multitudes y lo cual sería algo ideal según ellos.
Mientras que esta relación empezó a crecer, se les insinuó a los
pastores, que ellos no estaban equipados para poder resolver los
numerosos problemas de las congregaciones del tiempo moderno. Muchos
pastores cayeron en tal idea errónea y volvieron a asistir a las
universidades, ésta vez para adquirir diplomas en psicología.
Lo que empezó como una gota se transformó en un torrente desde la
década de los años 70 hasta los años 80. El psicólogo secular James Dobson
publicó su libro titulado "Cómo crear la auto-estima en su niño:
Esconderse o Buscar”. Robert Schuller publicó su libro titulado: La
Auto-Estima: La nueva Reforma, y fue enviado a 250.000 pastores
completamente gratis. Hacia los fines de la década de los 80, la
"Asociación Americana de Consejeros Cristianos”, la cual es una
organización que apoya contundentemente la integración de la psicología y
la Biblia, hizo su comienzo. Hoy en día consiste en casi 50.000
miembros y continúa creciendo. La lista de los líderes que han dado
charlas en esta organización son figuras muy conocidas en la comunidad
evangélica. Una caracterización del medio oriente sería decir que "el
camello ha puesto su nariz dentro de la carpa”. No es sorpresa entonces
que a medida que los años han transcurrido tal camello está ahora muy
cómodo en la carpa. Esa "bestia”, sin embargo, ha desplazado a Dios y a
Su verdad y está causando mucha destrucción dentro del cuerpo de Cristo.
A no ser que se produzca un dramático reconocimiento de la
naturaleza anti bíblica de la consejería psicológica y de sus aliados
"espiritualizados" (sanidad interior, asesoría psicológica, etc.) lo
peor está todavía por venir. ¿Por qué decimos eso? Bueno, tiene que ver
con la nueva generación de evangélicos. Muchos están al tanto que la
evolución es una ciencia falsa, la cual en realidad es una seudociencia,
y afirmamos esto gracias a las enseñanzas e influencia de
organizaciones como "El Instituto por Creación e Investigación",
"Respuestas en Génesis” y también a individuos como Carl Kerby, Jobe
Martin y muchos otros. Sin embargo, la consejería psicológica es
también una seudociencia (lo cual se ha documentado en publicaciones
anteriores). ¿Podría uno nombrar algún ministerio equivalente en
influencia a las dos últimas organizaciones que acabamos de nombrar y
que señala o indica la falsedad de la psicoterapia? Puede que existan
algunas pero esas son pequeñas voces o aullidos clamando en el desierto.
Ahora, aquí vienen las malas noticias. La juventud evangélica de hoy
en día está siendo guiada por los líderes de la supuesta Psicología
Cristiana y también por la codicia de universidades Cristianas que
ciegamente están participando en las artimañas del Anticristo. Es
suficientemente trágico que la nueva generación sea bíblicamente
ignorante, ya que aunque sabiendo cómo leer y teniendo a su disposición
muchas biblias no las leen, sino que también añadimos a esta grave
condición el hecho que ahora está siendo llevada hacia la psicología.
Una encuesta realizada por la prestigiosa publicación llamada el
"Princeton Review" nota que la psicología fue una de las ramas más
populares entre estudiantes universitarios. Es muy probable que el
porcentaje sea aún más alto entre los estudiantes universitarios "cristianos" por la creencia en el mito de que la psicología es un camino
científico para ayudar a las personas y que trabajos abundan para los
estudiantes, como consejeros en las iglesias evangélicas. Pero también
existe otro estímulo o aliciente para que estos estudiantes sigan
carreras en el campo de la psicología.
El Dr. James Dobson era uno de los personajes evangélicos que
influyó grandemente a nuestra juventud hacia la rama de la
psicología. Él escribió: "La Psicología Cristiana es una profesión
honorable para un joven creyente, con tal que su fe sea suficientemente
fuerte para resistir los conceptos humanistas al cual el estudiante va a
estar expuesto”. El Dr. Dobson estaba totalmente errado es éste consejo
dirigido a los jóvenes creyentes. En primer lugar, "La Psicología
Cristiana" es un término engañoso. No existe ninguna psicología cristiana que sea diferente de la psicología que no es cristiana. Tampoco existe una teoría que sea aceptable, o un método de
investigación, o un metodología que sea exclusivamente cristiana en la
llamada "Psicología Cristiana". Como hemos notado, no hay muchos jóvenes
en la actualidad cuya fe sea lo suficientemente fuerte y cuyo
discermiento sea también suficientemente alto para poder resistir el
ataque de los conceptos a los que se verá expuesto. Y finalmente, no es
solamente el hecho de ser capaz de resistir los conceptos humanistas de
la psicoterapia. No, todo el campo de la consejería psicológica está
arraigada en el concepto humanista de "sí mismo" o de la "auto-estima”.
Es también raro que una institución académica cristiana rechace la
psicología por razones bíblicas (aunque existen algunas). Algunas de
éstas instituciones ofrecen consejera psicológica por la misma razón que
enseñan evolución en su supuesto departamento científico. Estas
instituciones aceptan estas falsas ideas y conceptos por fe solamente,
sin ninguna clase de investigación. Pero también existe el factor del
"lucro sucio”. Es una proposición económica: los estudiantes mantienen
la escuela a flote financieramente. Si la escuela no ofrece psicología,
"la segunda rama más popular," los estudiantes se irán a otra
institución; y si se van a otra institución la escuela puede hundirse
económicamente.
Todo esto nos lleva a darnos cuenta que la nueva generación de
evangélicos han sido sometidos a un lavados de cerebr,o en lo que
respecta a los supuestos beneficios por la psicología y también han
sido condicionados en contra de la creencia en la suficiencia de la
Palabra de Dios. Podemos añadir que la mayoría de las iglesias apoyan el
método psicológico de confrontar los problemas de la vida, lo cual nos
hace concluir que habrá muy pocas advertencias en lo que se respecta al
desastre espiritual que se avecina.
¿Existe alguna esperanza para poder evitar este trágico resultado? Sí...pero el término "esperanza" puede sonar un poco optimista. Pero
aún así tenemos un remedio potencial y un estímulo que podemos encontrar
en el libro de Nehemías. Cuando regresó a Jerusalén desde Babilonia,
Nehemías fue confrontado con eventos que lo pusieron furioso: los
líderes Judíos habían dado a Tobías, quien era el sirviente del malvado
Sanbalat y enemigo de Israel, "una cámara en los atrios de la casa de
Dios" (Nehemías 13:7). La respuesta de Nehemías, como siervo del
Señor, como alguien inspirado por el Espíritu Santo, como un centinela
que supervisó la construcción de la pared de protección que rodeaba la
ciudad de Jerusalén, fue inspirada y ordenada por Dios mismo cuando
dijo: "Y me dolió en gran manera; y arrojé todos los muebles de la casa
de Tobías fuera de la cámara" (Nehemías 13:8).
A no ser que hoy en día, hombres y siervos del Señor, pastores del
rebaño de Dios, aquellos a quienes Dios ha privilegiado en posiciones de
liderazgo, se inspiren en el ejemplo de Nehemías y hagan lo mismo con
esa "cosa psicológica" que existe en nuestras iglesias, ellos están
involuntariamente contribuyendo a la apostasía de los últimos días (2
Timoteo 3:1-2). Y al no advertir a esta y a la siguiente generación del
peligro inminente que se avecina, la "sangre" de estas generaciones, o
la destrucción espiritual que vendrá como resultado, caerá sobre
aquellos quienes tendrán que rendir cuentas, aquellos quienes pudieron
haber hecho algo pero no hicieron nada. No tiene porque ser así.
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