por Oswald Smith
En 1 Juan 1:9 tenemos esta afirmación: “Si confesamos nuestros pecados,
Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda
maldad”. En otras palabras, si los cristianos confesamos nuestros
pecados, Él nos perdonará. Él es fiel debido a que Él prometió y Él es
justo porque Él expió. El pecado confesado es pecado perdonado, y el
pecado perdonado es un pecado limpiado. Y, puedo añadir, la confesión
tiene que incluir una renuncia, porque si no se renuncia al pecado, no
será perdonado, a pesar de que haya sido confesado.
La razón de que hay tantos que son tibios, fríos o indiferentes, la razón de que tantos no se gozan de su salvación, la razón de que no se gozan en la lectura de la Palabra de Dios, ni en la oración, y de que no reciben respuesta a la oración, la razón de que no tienen testimonio, es que hay algún pecado secreto, algún pecado oculto que no ha sido confesado, y que está ahí, en el corazón. ¿Por qué no lo confiesas? No lo puedes ocultar de Dios. Él lo conoce todo acerca de ese pecado. ¿Por qué no hacer una confesión total y plena a Dios y ser así perdonado? Hasta que no lo hagas, Él no puede hacer absolutamente nada por ti.
La razón de que hay tantos que son tibios, fríos o indiferentes, la razón de que tantos no se gozan de su salvación, la razón de que no se gozan en la lectura de la Palabra de Dios, ni en la oración, y de que no reciben respuesta a la oración, la razón de que no tienen testimonio, es que hay algún pecado secreto, algún pecado oculto que no ha sido confesado, y que está ahí, en el corazón. ¿Por qué no lo confiesas? No lo puedes ocultar de Dios. Él lo conoce todo acerca de ese pecado. ¿Por qué no hacer una confesión total y plena a Dios y ser así perdonado? Hasta que no lo hagas, Él no puede hacer absolutamente nada por ti.
de su libro, Pasión Por Las Almas, Editorial Portavoz, pág. 167
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