Los del mundo preguntan por qué sufrimos nosotros los creyentes – dónde está nuestro Dios – tanto pensar en Dios, leer la Biblia, reunirse como iglesia, y luego pasan desgracias. O sea, dicen que si somos creyentes, y si es verdad lo que creemos, no tendríamos que sufrir. Y entre evangélicos hay quienes enseñan que si uno es creyente y tiene fe, no debe ser pobre, ni tener dolores, ni estar enfermo, etc. No extraña que haya gente en sus iglesias, buscando no la salvación, no a Cristo, sino que todo les vaya bien ahora a corto plazo. Uno podría ir a esas iglesias como quien va a una discoteca, para pasarlo bien y olvidar sus problemas. Hasta dónde llega la sabiduría humana.
Pero la Biblia contiene la sabiduría que desciende de lo alto. 1 Pedro nos enseña lo contrario, que los creyentes a veces padecemos injustamente, porque “para esto fuisteis llamados” (v. 21). Nuestro comportamiento enmedio de la adversidad es parte de nuestro testimonio.
El salmista en el Salmo 73 se molestaba porque sufría, pero a los impíos les salían bien las cosas. Fue para él duro trabajo considerar esto. Pero luego, si seguimos leyendo este excelente salmo, vemos que lo puso todo en perspectiva y comprendió. Falta nos hace hacer lo mismo.
En Hechos 14:22 la palabra apostólica era que “es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios”.
En Juan 15:18-20, el Señor advierte a Sus discípulos acerca de cómo será su vida en este mundo: “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece”.
En Juan 16:33 el Señor promete: “en el mundo tendréis aflicción”. Pedro estaba allí escuchándole ese día, y luego es Pedro que escribe inspirado por el Espíritu Santo: “para esto fuisteis llamados”. Seguimos al “Aborrecido”, ¿y qué esperamos, que nos aplauden?” No pasará. Además, Cristo dijo: “¡Ay de vosotros cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!” (Lc. 6:26).
¿Esperamos que el mundo, el diablo y la carne los premien por ser creyentes? Antes al contrario, todos se ponen en contra. Vivimos en un mundo caído, arruinado por el pecado y bajo el dominio de Satanás. Cuando vengan los problemas, las dificultades, los apuros, las injusticias, y cualquier otro tipo de problema, recordemos que tenemos oportunidad de tener un comportamiento y testimonio distinto a los del mundo. Si sufrimos como creyentes, por nuestra fe [¡no como malhechores!], aceptemoslo de la mano del Señor, glorifiquémosle, y tengamos buen testimonio. Lo malo para nosotros viene a plazo corto, en esta vida. Por delante nos espera gozo eterno. Lo bueno para el incrédulo viene a plazo corto, sólo en esta vida, y por delante le espera condenación y dolor eterno.
3 comentarios:
Muy buena reflexión biblica!
Muy buen comentario, efectivamente el cristiano tiene que evidenciar serlo, sufriendo por bien, como Cristo el modelo incorruptible e irremplazable.
Muy buen comentario, efectivamente el cristiano tiene que evidenciar serlo, sufriendo por bien, como Cristo el modelo incorruptible e irremplazable.
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