viernes, 26 de mayo de 2017

PSICOLOGÍA: PSEUDOCIENCIA

    A través del estudio y la imaginación, los psicólogos han soñado con aplicar los métodos cientificos para observar, explicar y transformar el comportamiento humano. Este sueño de desarrollar un estudio científico sobre la naturaleza humana y un método científico para tratar los problemas de la vida es muy seductor. Esta tan anhelada ciencia del comportamiento promete mucho a aquellos que luchan por resolver las vastas complejidades de la personalidad de los individuos en circunstancias igualmente complejas. Sin embargo, la psicología no ha alcanzado este anhelado estatus científico, principalmente si se trata de la psicoterapia.
    Si bien un aparte de la psicología utiliza el método científico, existe un área en la disciplina de la misma en la que impera la pseudociencia, o más bien: la psicoterapia. El diccionario define pseudociencia como "un sistema de teorías, asunciones y métodos erróneamente considerados como científicos". A la pseudociencia le gusta usar un rótulo científico para progeger y promover opiniones que no son ni demostrables ni refutables.
    Si la psicoterapia se hubiese establecido como una ciencia, habría consenso en este campo con respecto a los problemas mentales, emotivos, de comportamiento, y su respectivo tratamiento. En lugar de eso, este campo continúa expandiéndose con teorías y técnicas contradictorias, las cuales comunican confusión más que alo que se aproxime al orden científico.
    La psicoterapia continúa proliferando y ofrece un creciente número de explicaciones a los conflictos de los seres humanos y su comportamiento. El psicólogo Roger Mills en su artículo "Psychology Goes Insane, Botches Role as Science", dice lo siguiente:

"El campo de la psicología hoy día es literalmente un desorden. Existen tantas técnicas, métodos y teorías en nuestro entorno como investigadores y terapeutas. Personalmente he visto terapeutas convenciendo a sus pacientes de que todos sus problemas provienen de sus madres, de las estrellas, de su conformación bioquímica, de su diesta, de su estilo de vida e incluso del "karma" de sus vidas pasadas".

    En vez de agregar conocimiento (en base a descubrimientos recientes fundamentods en información sólida) al conocimiento anterior, un sistema contradice al otro, un conjunto de opiniones es cambiado por otro y un conjunto de técnicas reemplaza otro conjunto.
    La psicoterapia cambia según las corrientes culturales de moda. El hecho que existan más de cuatrocientos sistemas diferentes, y que cada uno proclame ser superior al otro, debería desanimar a cualquiera a pensar que tanes opiniones diferentes pudieran ser científicas o estén basadas en hechos. Las psicoterapias y sus psicologías de respaldo están llenas de confusión, y sus pseudo-conocimientos y psuedo-teorías conducen a una pseudociencia.

paginas 25-26 de EL FIN DE LA PSICOLOGÍA CRISTIANA, por Martin y Deidre Bobgan, impreso por Llamada de Medianoche.

jueves, 25 de mayo de 2017

DIOS ABORRECE

por A. W. Tozer

    Es un pecado cuando los hijos de Dios no aborrecen lo que deben. Nuestro Señor Jesucristo amaba la justicia, pero aborrecía la iniquidad. Podemos decir que Él odiaba el pecado y la maldad perfectamente.
    Si somos cristianos comprometidos, consagrados, verdaderos discípulos del Cristo crucificado y resucitado, hay algunas cosas que debemos afrontar.

    No podemos amar la honestidad sin aborrecer la deshonestidad.
    No podemos amar la pureza sin aborrecer la impureza.
    No podemos amar la verdad sin aborrecer la mentira y el engaño.

    Si somos de Cristo Jesús, debemos aborrecer el mal en todas sus formas como Él hacía. Su habilidad de aborrecer lo que está contra Dios y amar lo que Dios ama le constituyó digno de recibir la unción de alegría (Sal. 45:7). Pero nuestra imperfección amando lo bueno y aborreciendo lo malo nos impide recibir la bendición de Dios.

miércoles, 24 de mayo de 2017

EL MITO DE QUE SÓLO USAMOS 10% DE LA MENTE

Aunque de fuente secular, vale la pena reproducirlo aquí para librar a algunos hermanos de esa idea equivocada y popular.

El Mito del 10%

Situada en el top ten de falsas creencias está la idea de que sólo utilizamos el 10% de nuestro cerebro. De ahí que la pregunta sea inmediata: ¿Qué pasaría entonces si utilizáramos el 100%? Pues en realidad nada, porque ya lo usamos. Otra cosa es que algunas personas le saquen mayor rendimiento que otras.
    De hecho el falso mito del 10% podría tener su origen, paradójicamente, en algo que escribió William James, considerado el padre de la Psicología en Estados Unidos, y una de las figuras más influyentes en esta disciplina en todo el mundo.
    James escribió que la mayoría de las personas solo sacan partido de una pequeña parte de su potencial intelectual. Pero varios autores de libros de divulgación tergiversaron sus palabras. Uno de ellos fue Lowell Thomas, que en 1936 prologó el best seller "Cómo ganar amigos e influir sobre las personas", donde se decía que solo utilizamos un 10% del cerebro, según explicaban en Investigación y Ciencia Scott Lilienfeld y Hal Arkowitz, psicólogos de las Universidades de Emory y Arizona, respectivamente.
    A favor de la idea del uso del 10% algunos estudios de finales del siglos pasado sugerían que una gran parte de la corteza cerebral permanecía "silenciosa". Pero el avance de las técnicas utilizadas en Neurociencia acabó con esa idea. La gran parte silenciosa era lo que hoy se conoce como cortezas de asociación, que en realidad juegan un papel esencial en la integración de las percepciones procedentes de distintos sentidos, las emociones y los pensamientos.
    Otra prueba en contra de esa falsa creencia. A diferencia de lo que a principios del siglo pasado se creía, no existen zonas del cerebro donde una lesión no acarree ningún daño. Por tanto cada región del cerebro cumple su fución.
    La "cartografía" del cerebro también se pone en contra de la teoría del 10%. En los últimos diez años, la neurociencia ha avanzado más que en los veinte siglos previos. En la actualidad, existen mapas bastante completos del cerebro y en ninguno de ellos aparecen zonas a las que no se atribuya ninguna función. Es más, en los mapas más recientes se duplica o incluso triplica el número de regiones a las que se atribuye una función específica... Uno de los más recientes, el llamado "brainetoma", basado en las conexiones cerebrales, considera más de 200 regiones, que están en constante actualización.
    Pero quizás las pruebas más concluyentes sean las de neuroimagen, pues, como suele decirse, una imagen vale más que mil palabras: Cuando se observa el cerebro mediante resonancia magnética, ninguna zona del cerebro permanece inactiva, ni siquiera mientras dormimos. Es más, durante el sueño el cerebro lleva a cabo tareas tan importantes como consolidar la memoria.
    Si las evidencias científicas no bastan, la economía también desmiente esa afirmación. Nuestro cerebro, con su kilo y medio, supone aproximadamente un 2% del peso corporal. Sin embargo, su consumo energético es desmesurado: el 20% –la quinta part– de la energía de todo el organismo...
    Sin embargo hay una cuestión intrigante e interesante: Se ha demostrado que las personas más inteligentes tienen una actividad cerebral por debajo de la media. Lo que sugiere que sus circuitos cerebrales son más eficientes y necesitan poner en juego menos "recursos" que el resto. Así que el 90% que según este falso mito dejamos de utilizar tampoco nos garantizaría ser más inteligentes y capaces. A veces, menos es más...
    En lo que sí podemos mejorar es en el uso de nuestra capacidad intelectual, como apuntaba James. Eso fue lo que hizo Einstein mientras trabajaba como empleado en una oficina de patentes. El trabajo no debía ser muy divertido. Por eso su maquinaria cerebral se evadía "gestando" la teoría de la relatividad que le dio fama, aunque no el Nobel.
    Y es que, como decía irónicamente el poeta Robert Frost: "El cerebro es un órgano maravilloso. Comienza a funcionar por la mañana y no para hasta que uno llega al trabajo".


P. Quijada
ABC, sección “Ciencia”, agosto 2016