La Feria de Vanidades, del Progreso Del Peregrino, por Bunyan |
por William MacDonald
Es mundano vivir en medio de lujos, sean casas palaciegas,
comidas exquisitas, vestidos ostentosos para llamar la atención, joyería
o automóviles de marcas de prestigio. Como también lo es una vida
rodeada de comodidades y placer, que gastan su tiempo viajando a ningún
lugar en cruceros, derroches de dinero en viajes y vacaciones, compras
impulsivas, los deportes y el recreo. Nuestras ambiciones y las de
nuestros hijos pueden ser mundanas, aun cuando parezcamos espirituales y
piadosos. Finalmente, el sexo fuera del matrimonio es una forma de
mundanalidad.
Cuanto más consagrados estemos al Salvador y más dedicados a Su servicio, menor será el tiempo que dispondremos para los enredos, placeres y diversiones de este mundo. C. Stacey Woods decía: “La medida de nuestra devoción a Cristo es la medida de nuestra separación del mundo”.
Sólo extranjeros somos y ni una casa aquí deseamos
Sobre esta tierra que sólo una tumba te dio;
Tu cruz los lazos que nos ataban rompió,
Sólo por ti, tesoro nuestro, suspiramos.
J. G. Deck
Cuanto más consagrados estemos al Salvador y más dedicados a Su servicio, menor será el tiempo que dispondremos para los enredos, placeres y diversiones de este mundo. C. Stacey Woods decía: “La medida de nuestra devoción a Cristo es la medida de nuestra separación del mundo”.
Sólo extranjeros somos y ni una casa aquí deseamos
Sobre esta tierra que sólo una tumba te dio;
Tu cruz los lazos que nos ataban rompió,
Sólo por ti, tesoro nuestro, suspiramos.
J. G. Deck