Enseñanza de William MacDonald
Sobre El Discipulado
Sobre El Discipulado
El hombre moderno ha desarrollado el arte peligroso de tomar las enseñanzas del Jesús, y sacarlas de su verdadero sentido. En lugar de entenderle literalmente, inventamos setenta y dos razones teológicas para que el texto no pueda significar lo que dice. Resulta que hoy en día hay una inmensa diferencia entre el cristianismo que vemos y el del Nuevo Testamento. Hoy por hoy, ser un cristiano significa asistir a unas reuniones los domingos, poner un poco de dinero en la ofrenda, y dar al Señor un poco del tiempo libre que tenemos, de vez en cuando... muy “equilibrados”, que en este caso quiere decir, neutralizados. ¿Es éste el verdadero cristianismo del Neuvo Testamento? ¡No! El verdadero cristianismo es una vida de discipulado radical, de servicio sacrificial, de compromiso total al Hijo de Dios. Significa buscar primeramente el reino de Dios y Su justicia (Mt. 6:33), porque para esto vivimos, no es un acesorio en la vida del discípulo del Señor.
A. W. Tozer, en su libro: Nacido Después De Medianoche, dijo: “Cristo insiste en que los hombres tomen sus cruces y le sigan; nosotros les llamamos a divertirse en Su nombre. Él les llama a negar al mundo; nosotros les aseguramos que el mundo es su galardón. Él les llama a sufrir penalidades; nosotros les llamamos a disfrutar todas las comididades que profee la civilización moderna. Él les llama a la auto-negación y la muerte; y nosotros les ofrecemos ser populares y tener reconocimiento en el mundo, prolongar sus vidas; aun pueden ser “estrellitas” en algún teatro religioso. Él les llama a la santidad; nosotros les llamamos a pasarlo bien, a divertirse, a una felicidad baja, barata y frágil, tan pobre que hubiera sido rechazada rotundamente por el menor de los filósofos estóicos”.
Y en esta linea de pensamiento, pregunto: ¿qué diremos de los que pretender evangelizar con payasos, títires, disfraces de conejos, etc.? ¿Por qué los profetas y apóstoles nunca hiceron tales cosas?
En su libro: Este Increíble Cristiano, Tozer dijo: “Nuestro Señor llamó a los hombres a que le siguiesen, pero nunca hizo al camino parecer fácil. De hecho, al leer el Nuevo Testamento, uno tiene la impresión de que lo puso bastante difícil. A veces dijo cosas a los discípulos o a discípulos potenciales, que hoy en día nosotros expresamente evitamos repetir cuando evangelizamos. ¿Cuál es el evangelista que hoy diría a una persona interesada en el cristianismo: “si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá, y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará”? ¿Y no damos muchas vueltas para exlicar cuando alguien nos preguunta qué quiso decir el Señor cuando dijo: “No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra”. Este tipo de cristianismo tan robusto, tan vigoroso, es dejado para algún misionero o quizás algún creyente que vive detrás de un de las “cortinas” represivas. Las masas de los que profesan ser cristianos hoy en día, francamente no tienen la fuerza moral para caminar una senda tan dura, tan decidida y final como ésta. El ambiente moral no favorece una fe tan duradera como la del Señor y Sus discípulos. Los santos delicados, blandengues y quebradizos que se producen en nuestros invernaderos religiosos no son comparables con los creyentes tan comprometidos y dedicados que testificaron al mundo de entonces. Y la culpa la tienen nuestros líderes [realmente la compartimos todos los que tenemos una Biblia para leer y seguir], porque son tan tímidos o mundanos que no nos dicen toda la verdad. Ahora piden a las congregaciones que den a Dios lo que no les cuesta nada. Nuestras iglesias están llenas, o media llenas, de una clase de cristiano que tenemos que alimentar con un régimen de diversión para que mantenga su interés y siga asistiendo. Sobre teología saben poco, y casi nadie ha leído siquiera uno de los libros clásicos del cristianismo. Más bien conocen a la ficción religiosa y las películas sensacionales. No es extraño, entonces, que su carácter sea tan frágil. Solamente podemos decir sobre tales personas que son los débiles y cuestionables adheridos a una fe que nunca han llegado a comprender”.
Hermanos y amigos, el Señor Jesucristo busca hoy a los que quieren aceptar de manera literal Sus enseñanzas y obedecerlas, aun cuando no vean a nadie más haciéndolo. Busca a hombres y a mujeres, a jóvenes y ancianos:
· Que están cansados de vivir vidas de egoísmo y comodidad.
· Que están cansados de la rutina religiosa sin vida, sin poder, sin eficaciad.
· Que se dan cuenta de que las cosas materiales no llenan, no traen la verdadera felicidad.
· Que ven que estamos aquí para algo más importante que acumular cosas.
· No somos maniquís que estrenan ropa de la última moda
· No somos animales domesticados cuya vida es comer y dormir
· No somos reyes ni playboys que viven en lujo, juegan y se divierten
El Señor busca a discípulos que odian la tiranía del desfile de las modas, el mundo culinario, el rollo de la vida social y la secta que hace culto al cuerpo hermoso. Él busca a personas que estan decididas a encontrar la realidad de la vida cristiana. Con vergüenza muchas veces hemos tenido que reconoce que en su día los comunistas dieron más para que prosperara su causa, que los llamados cristianos hacen para la fe verdadera. Es verdad en las sectas a veces también, que los suyos trabajan y se esfuerzan mucho más a favor de sus errores que nosotros hacemos para propagar la verdad.
Muchas personas están dispuestas a hacer para causas políticas y sociales más de lo que hacen para propagar el evangelio. Piensan que es más importante pintar el Titanic que meter a la gente en las barcas de rescate.
Resumiendo: hay un Señor divino, sabio, bueno, todopoderoso, un maestro sublime, pero ¿dónde están Sus discípulos verdaderos? Hay una vida de discipulado, toda una dimensión de vida distinta, en el mismo planeta, pero con otros propósitos y prioridades, comprometida, gozosa, eficaz, real. ¿Pero quién la quiere vivir? ¿Alguien se apunta?
(de notas copiosas tomadas en repetidas ocasiones durante años bajo la instrucción de William MacDonald)
A. W. Tozer, en su libro: Nacido Después De Medianoche, dijo: “Cristo insiste en que los hombres tomen sus cruces y le sigan; nosotros les llamamos a divertirse en Su nombre. Él les llama a negar al mundo; nosotros les aseguramos que el mundo es su galardón. Él les llama a sufrir penalidades; nosotros les llamamos a disfrutar todas las comididades que profee la civilización moderna. Él les llama a la auto-negación y la muerte; y nosotros les ofrecemos ser populares y tener reconocimiento en el mundo, prolongar sus vidas; aun pueden ser “estrellitas” en algún teatro religioso. Él les llama a la santidad; nosotros les llamamos a pasarlo bien, a divertirse, a una felicidad baja, barata y frágil, tan pobre que hubiera sido rechazada rotundamente por el menor de los filósofos estóicos”.
Y en esta linea de pensamiento, pregunto: ¿qué diremos de los que pretender evangelizar con payasos, títires, disfraces de conejos, etc.? ¿Por qué los profetas y apóstoles nunca hiceron tales cosas?
En su libro: Este Increíble Cristiano, Tozer dijo: “Nuestro Señor llamó a los hombres a que le siguiesen, pero nunca hizo al camino parecer fácil. De hecho, al leer el Nuevo Testamento, uno tiene la impresión de que lo puso bastante difícil. A veces dijo cosas a los discípulos o a discípulos potenciales, que hoy en día nosotros expresamente evitamos repetir cuando evangelizamos. ¿Cuál es el evangelista que hoy diría a una persona interesada en el cristianismo: “si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá, y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará”? ¿Y no damos muchas vueltas para exlicar cuando alguien nos preguunta qué quiso decir el Señor cuando dijo: “No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra”. Este tipo de cristianismo tan robusto, tan vigoroso, es dejado para algún misionero o quizás algún creyente que vive detrás de un de las “cortinas” represivas. Las masas de los que profesan ser cristianos hoy en día, francamente no tienen la fuerza moral para caminar una senda tan dura, tan decidida y final como ésta. El ambiente moral no favorece una fe tan duradera como la del Señor y Sus discípulos. Los santos delicados, blandengues y quebradizos que se producen en nuestros invernaderos religiosos no son comparables con los creyentes tan comprometidos y dedicados que testificaron al mundo de entonces. Y la culpa la tienen nuestros líderes [realmente la compartimos todos los que tenemos una Biblia para leer y seguir], porque son tan tímidos o mundanos que no nos dicen toda la verdad. Ahora piden a las congregaciones que den a Dios lo que no les cuesta nada. Nuestras iglesias están llenas, o media llenas, de una clase de cristiano que tenemos que alimentar con un régimen de diversión para que mantenga su interés y siga asistiendo. Sobre teología saben poco, y casi nadie ha leído siquiera uno de los libros clásicos del cristianismo. Más bien conocen a la ficción religiosa y las películas sensacionales. No es extraño, entonces, que su carácter sea tan frágil. Solamente podemos decir sobre tales personas que son los débiles y cuestionables adheridos a una fe que nunca han llegado a comprender”.
Hermanos y amigos, el Señor Jesucristo busca hoy a los que quieren aceptar de manera literal Sus enseñanzas y obedecerlas, aun cuando no vean a nadie más haciéndolo. Busca a hombres y a mujeres, a jóvenes y ancianos:
· Que están cansados de vivir vidas de egoísmo y comodidad.
· Que están cansados de la rutina religiosa sin vida, sin poder, sin eficaciad.
· Que se dan cuenta de que las cosas materiales no llenan, no traen la verdadera felicidad.
· Que ven que estamos aquí para algo más importante que acumular cosas.
· No somos maniquís que estrenan ropa de la última moda
· No somos animales domesticados cuya vida es comer y dormir
· No somos reyes ni playboys que viven en lujo, juegan y se divierten
El Señor busca a discípulos que odian la tiranía del desfile de las modas, el mundo culinario, el rollo de la vida social y la secta que hace culto al cuerpo hermoso. Él busca a personas que estan decididas a encontrar la realidad de la vida cristiana. Con vergüenza muchas veces hemos tenido que reconoce que en su día los comunistas dieron más para que prosperara su causa, que los llamados cristianos hacen para la fe verdadera. Es verdad en las sectas a veces también, que los suyos trabajan y se esfuerzan mucho más a favor de sus errores que nosotros hacemos para propagar la verdad.
Muchas personas están dispuestas a hacer para causas políticas y sociales más de lo que hacen para propagar el evangelio. Piensan que es más importante pintar el Titanic que meter a la gente en las barcas de rescate.
Resumiendo: hay un Señor divino, sabio, bueno, todopoderoso, un maestro sublime, pero ¿dónde están Sus discípulos verdaderos? Hay una vida de discipulado, toda una dimensión de vida distinta, en el mismo planeta, pero con otros propósitos y prioridades, comprometida, gozosa, eficaz, real. ¿Pero quién la quiere vivir? ¿Alguien se apunta?
(de notas copiosas tomadas en repetidas ocasiones durante años bajo la instrucción de William MacDonald)