lunes, 28 de diciembre de 2020

LAS ARMAS DE NUESTRA MILICIA

Capítulo 12 de MUNDOS OPUESTOS

William MacDonald



El mundo usa armas carnales. Eso no está limitado a cosas como artillería, tanques, buques de guerra y bombarderos. El dinero es una de las armas más utilizadas; el mundo cree que el dinero es la respuesta para todo, y que cada hombre tiene su precio. La propaganda puede utilizarse como un arma carnal. La adulación es una herramienta común, igual que la manipulación psicológica de la gente.
    Permítaseme ahora mencionar cinco “bombas” inteligentes que hay en la armería cristiana, todas ellas vivificadoras, ninguna mortal.
    El amor es una de ellas (Lc. 6:27-35). No hay que confundirlo con el afecto natural. Todos tenemos afecto natural, así que no tiene nada de especial. El amor cristiano es sobrenatural, que sólo se puede mostrar por el poder del Espíritu Santo. Se extiende hasta los indeseables. Presta y no pide nada a cambio. Pone la otra mejilla y hace la segunda milla. Se prodiga con los enemigos. Trata a los demás como le gustaría ser tratado. Los del mundo no pueden resistir semejante asalto.
    La oración es un arma (Ef. 6:18). Puede mover a Dios para hacer cosas que de otra manera no haría (Stg. 4:2). Puede alcanzar y mover a los hombres mediante Dios. Puede cambiar el destino de naciones. El hombre se acerca a la omnipotencia cuando ora en el Nombre del Señor Jesús. El mundo puede legislar contra la predicación del evangelio, pero no puede frenar la oración. Ronald Dunn dijo: “La intercesión es el arma secreta del reino secreto. Los primeros cristianos lo sabían y, negándose a inclinarse ante César, oraban por él. Es extraordinario que tanto Pablo como Pedro amonestaran a sus lectores a honrar y a orar por la mismísima persona que estaba desencadenando tan sangrienta persecución en contra suya—el rey (1 Ti. 2:1, 2; 1 P. 2:17)”.21
    La Biblia es un arma. En contraste con cualquier otro libro, esta espada del Espíritu es viva, poderosa y más afilada que cualquier espada de acero (He. 4:12). Puede iluminar el corazón más oscuro. Puede sumir en profunda convicción de pecado al ser más impío. Puede traer el nuevo nacimiento al perdido, impotente y desesperado. Puede sustituir con gloria la ceniza, dar óleo de gozo en lugar de luto, y manto de alegría en lugar de espíritu angustiado (Is. 61:3).
    Otra arma es una vida como Cristo. Una vida de este calibre es una realidad contra la que los hombres no pueden argumentar (Hch. 4:14). Una cosa es leer la verdad en un libro o un folleto, pero otra cosa es ver la verdad encarnada en una vida humana. Puede que a las personas del mundo no les guste (por lo convincente que es), pero nunca la olvidarán.
    La fe es un arma que vence al mundo (1 Jn. 5:4). Hace visible lo invisible y trae el futuro al presente. Aumenta con la adversidad y no se desalienta frente a las imposibilidades. Gana batallas, conquista reinos, y libra a los creyentes del fuego y los leones. Puede trasladar montañas, secar un mar y dar vida a los muertos.
    Todas las armas del creyente son espirituales, no carnales; no son ineficaces, sino poderosas. En comparación, las armas del mundo no son más que fusiles de juguete.

 

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