viernes, 26 de mayo de 2017

PSICOLOGÍA: PSEUDOCIENCIA

    A través del estudio y la imaginación, los psicólogos han soñado con aplicar los métodos cientificos para observar, explicar y transformar el comportamiento humano. Este sueño de desarrollar un estudio científico sobre la naturaleza humana y un método científico para tratar los problemas de la vida es muy seductor. Esta tan anhelada ciencia del comportamiento promete mucho a aquellos que luchan por resolver las vastas complejidades de la personalidad de los individuos en circunstancias igualmente complejas. Sin embargo, la psicología no ha alcanzado este anhelado estatus científico, principalmente si se trata de la psicoterapia.
    Si bien un aparte de la psicología utiliza el método científico, existe un área en la disciplina de la misma en la que impera la pseudociencia, o más bien: la psicoterapia. El diccionario define pseudociencia como "un sistema de teorías, asunciones y métodos erróneamente considerados como científicos". A la pseudociencia le gusta usar un rótulo científico para progeger y promover opiniones que no son ni demostrables ni refutables.
    Si la psicoterapia se hubiese establecido como una ciencia, habría consenso en este campo con respecto a los problemas mentales, emotivos, de comportamiento, y su respectivo tratamiento. En lugar de eso, este campo continúa expandiéndose con teorías y técnicas contradictorias, las cuales comunican confusión más que alo que se aproxime al orden científico.
    La psicoterapia continúa proliferando y ofrece un creciente número de explicaciones a los conflictos de los seres humanos y su comportamiento. El psicólogo Roger Mills en su artículo "Psychology Goes Insane, Botches Role as Science", dice lo siguiente:

"El campo de la psicología hoy día es literalmente un desorden. Existen tantas técnicas, métodos y teorías en nuestro entorno como investigadores y terapeutas. Personalmente he visto terapeutas convenciendo a sus pacientes de que todos sus problemas provienen de sus madres, de las estrellas, de su conformación bioquímica, de su diesta, de su estilo de vida e incluso del "karma" de sus vidas pasadas".

    En vez de agregar conocimiento (en base a descubrimientos recientes fundamentods en información sólida) al conocimiento anterior, un sistema contradice al otro, un conjunto de opiniones es cambiado por otro y un conjunto de técnicas reemplaza otro conjunto.
    La psicoterapia cambia según las corrientes culturales de moda. El hecho que existan más de cuatrocientos sistemas diferentes, y que cada uno proclame ser superior al otro, debería desanimar a cualquiera a pensar que tanes opiniones diferentes pudieran ser científicas o estén basadas en hechos. Las psicoterapias y sus psicologías de respaldo están llenas de confusión, y sus pseudo-conocimientos y psuedo-teorías conducen a una pseudociencia.

paginas 25-26 de EL FIN DE LA PSICOLOGÍA CRISTIANA, por Martin y Deidre Bobgan, impreso por Llamada de Medianoche.

jueves, 25 de mayo de 2017

DIOS ABORRECE

por A. W. Tozer

    Es un pecado cuando los hijos de Dios no aborrecen lo que deben. Nuestro Señor Jesucristo amaba la justicia, pero aborrecía la iniquidad. Podemos decir que Él odiaba el pecado y la maldad perfectamente.
    Si somos cristianos comprometidos, consagrados, verdaderos discípulos del Cristo crucificado y resucitado, hay algunas cosas que debemos afrontar.

    No podemos amar la honestidad sin aborrecer la deshonestidad.
    No podemos amar la pureza sin aborrecer la impureza.
    No podemos amar la verdad sin aborrecer la mentira y el engaño.

    Si somos de Cristo Jesús, debemos aborrecer el mal en todas sus formas como Él hacía. Su habilidad de aborrecer lo que está contra Dios y amar lo que Dios ama le constituyó digno de recibir la unción de alegría (Sal. 45:7). Pero nuestra imperfección amando lo bueno y aborreciendo lo malo nos impide recibir la bendición de Dios.

miércoles, 24 de mayo de 2017

EL MITO DE QUE SÓLO USAMOS 10% DE LA MENTE

Aunque de fuente secular, vale la pena reproducirlo aquí para librar a algunos hermanos de esa idea equivocada y popular.

El Mito del 10%

Situada en el top ten de falsas creencias está la idea de que sólo utilizamos el 10% de nuestro cerebro. De ahí que la pregunta sea inmediata: ¿Qué pasaría entonces si utilizáramos el 100%? Pues en realidad nada, porque ya lo usamos. Otra cosa es que algunas personas le saquen mayor rendimiento que otras.
    De hecho el falso mito del 10% podría tener su origen, paradójicamente, en algo que escribió William James, considerado el padre de la Psicología en Estados Unidos, y una de las figuras más influyentes en esta disciplina en todo el mundo.
    James escribió que la mayoría de las personas solo sacan partido de una pequeña parte de su potencial intelectual. Pero varios autores de libros de divulgación tergiversaron sus palabras. Uno de ellos fue Lowell Thomas, que en 1936 prologó el best seller "Cómo ganar amigos e influir sobre las personas", donde se decía que solo utilizamos un 10% del cerebro, según explicaban en Investigación y Ciencia Scott Lilienfeld y Hal Arkowitz, psicólogos de las Universidades de Emory y Arizona, respectivamente.
    A favor de la idea del uso del 10% algunos estudios de finales del siglos pasado sugerían que una gran parte de la corteza cerebral permanecía "silenciosa". Pero el avance de las técnicas utilizadas en Neurociencia acabó con esa idea. La gran parte silenciosa era lo que hoy se conoce como cortezas de asociación, que en realidad juegan un papel esencial en la integración de las percepciones procedentes de distintos sentidos, las emociones y los pensamientos.
    Otra prueba en contra de esa falsa creencia. A diferencia de lo que a principios del siglo pasado se creía, no existen zonas del cerebro donde una lesión no acarree ningún daño. Por tanto cada región del cerebro cumple su fución.
    La "cartografía" del cerebro también se pone en contra de la teoría del 10%. En los últimos diez años, la neurociencia ha avanzado más que en los veinte siglos previos. En la actualidad, existen mapas bastante completos del cerebro y en ninguno de ellos aparecen zonas a las que no se atribuya ninguna función. Es más, en los mapas más recientes se duplica o incluso triplica el número de regiones a las que se atribuye una función específica... Uno de los más recientes, el llamado "brainetoma", basado en las conexiones cerebrales, considera más de 200 regiones, que están en constante actualización.
    Pero quizás las pruebas más concluyentes sean las de neuroimagen, pues, como suele decirse, una imagen vale más que mil palabras: Cuando se observa el cerebro mediante resonancia magnética, ninguna zona del cerebro permanece inactiva, ni siquiera mientras dormimos. Es más, durante el sueño el cerebro lleva a cabo tareas tan importantes como consolidar la memoria.
    Si las evidencias científicas no bastan, la economía también desmiente esa afirmación. Nuestro cerebro, con su kilo y medio, supone aproximadamente un 2% del peso corporal. Sin embargo, su consumo energético es desmesurado: el 20% –la quinta part– de la energía de todo el organismo...
    Sin embargo hay una cuestión intrigante e interesante: Se ha demostrado que las personas más inteligentes tienen una actividad cerebral por debajo de la media. Lo que sugiere que sus circuitos cerebrales son más eficientes y necesitan poner en juego menos "recursos" que el resto. Así que el 90% que según este falso mito dejamos de utilizar tampoco nos garantizaría ser más inteligentes y capaces. A veces, menos es más...
    En lo que sí podemos mejorar es en el uso de nuestra capacidad intelectual, como apuntaba James. Eso fue lo que hizo Einstein mientras trabajaba como empleado en una oficina de patentes. El trabajo no debía ser muy divertido. Por eso su maquinaria cerebral se evadía "gestando" la teoría de la relatividad que le dio fama, aunque no el Nobel.
    Y es que, como decía irónicamente el poeta Robert Frost: "El cerebro es un órgano maravilloso. Comienza a funcionar por la mañana y no para hasta que uno llega al trabajo".


P. Quijada
ABC, sección “Ciencia”, agosto 2016

martes, 23 de mayo de 2017

LA PERSONA ESPIRITUAL

por A. W. Tozer

Es difícil quitarnos la idea de que uno es tan espiritual como siente. Nuestra espiritualidad básica rara vez concuerda con nuestras emociones. Hay muchas personas carnales cuyas emociones religiosas están sensibles a toda impresión y que consiguen mantenerse en un estado elevado de alegría interna, pero que carecen de las marcas de la piedad. Tienen un punto bajo de embullición y casi cualquier cosa religiosa les caliente al momento. Sus lágrimas están cerca de la superficie y salen pronto, y sus voces están cargadas de emoción. Tienen reputación de ser espirituales, y fácilmente pueden creer que es verdad. Pero no es necesariamente así.
    Las personas espirituales son indiferentes a sus sentimientos – viven por fe en Dios sin preocuparse mucho por sus emociones. Piensan los pensamientos de Dios y ven las cosas como Dios las ve. Se gozan en Cristo y no tienen confianza en sí mismas. Les preocupa más la obediencia que la felicidad. Quizás esto sea menos romántico, pero aguantará la prueba de fuego.

A. W. Tozer, del capítulo 8 de su libro This World: Playground or Battleground? (“El Mundo: ¿Campo de Recreo o de Batalla?”)

miércoles, 10 de mayo de 2017

Parte III - El Significado Bíblico del Término "Elección" -- apéndices




viene de dos artículos anteriores

Apéndice A

     A continuación hay unas referencias seleccionadas que muestran claramente que la palabra “elegido” tiene el mismo significado en el Antiguo Testamento que el que tiene en el Nuevo Testamento. Animo al lector a que profundice más en este estudio.

Gn. 13:11 “Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán...”

Éx. 18:25 “Escogió Moisés varones de virtud de entre todo Israel, y los puso por jefes sobre el pueblo, sobre mil, sobre ciento, sobre cincuenta, y sobre diez”.

Jos. 24:15 “Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová”.

Nm. 16:5-7 “Y habló a Coré y a todo su séquito, diciendo: Mañana mostrará Jehová quién es suyo, y quién es santo, y hará que se acerque a él; al que él escogiere, él lo acercará a sí. Haced esto: tomaos incensarios, Coré y todo su séquito, y poned fuego en ellos, y poned en ellos incienso delante de Jehová mañana; y el varón a quien Jehová escogiere, aquel será el santo; esto os baste, hijos de Leví”.

Dt. 12:11 “Y al lugar que Jehová vuestro Dios escogiere para poner en él su nombre, allí llevaréis todas las cosas que yo os mando: vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, las ofrendas elevadas de vuestras manos, y todo lo escogido de los votos que hubiereis prometido a Jehová”.

     Por ejemplo, Lot escogió la llanura del Jordán porque era rica y fértil. Moisés escogió varones “de virtud”, Josué demanda a los que le están escuchando que hagan una elección sabia y moral, y Dios nos manda que le llevemos en adoración los votos de calidad, “lo mejor”. En cada caso hay algo que tiene que ver con el objeto, lo cual causó que fuera seleccionado.
     Vemos lo mismo cuando Dios escogió a Saúl:

1 S. 9:2 “Y tenía él un hijo que se llamaba Saúl, joven y hermoso...”

1 S. 10:23-24 “Entonces corrieron y lo trajeron de allí; y puesto en medio del pueblo, desde los hombros arriba era más alto que todo el pueblo. Y Samuel dijo a todo el pueblo: ¿Habéis visto al que ha elegido Jehová, que no hay semejante a él en todo el pueblo? Entonces el pueblo clamó con alegría, diciendo: ¡Viva el rey!”

     Saúl fue elegido por sus características físicas, que era lo que el pueblo quería.
     Aun cuando Dios eligió a David, hallamos razones asociadas con el objeto de la elección tal como se muestra en los siguientes versículos.

Sal. 89:19 “He exaltado a un escogido de mi pueblo”.

1 S. 13:14 “...Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón...”    
 
1 S. 16:6-10 “Y aconteció que cuando ellos vinieron, él vio a Eliab, y dijo: De cierto delante de Jehová está su ungido. Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón. Entonces llamó Isaí a Abinadab, y lo hizo pasar delante de Samuel, el cual dijo: Tampoco a éste ha escogido Jehová. Hizo luego pasar Isaí a Sama. Y él dijo: Tampoco a éste ha elegido Jehová. E hizo pasar Isaí siete hijos suyos delante de Samuel; pero Samuel dijo a Isaí: Jehová no ha elegido a éstos”.

1 R. 11:34 “Pero no quitaré nada del reino de sus manos, sino que lo retendré por rey todos los días de su vida, por amor a David mi siervo, al cual yo elegí, y quien guardó mis mandamientos y mis estatutos”.

Está claro que lo que Dios quería era escoger a alguien conforme a Su corazón de entre el pueblo. David fue elegido por ser un hombre de este calibre. Su corazón estaba enfocado hacia Dios. La elección de Dios no fue independiente de David. De hecho, todos los pasajes anteriores del Antiguo Testamento muestran que el uso de la palabra nunca implica una elección arbitraria ni independiente del objeto escogido.
Apéndice B

     Otra pregunta que surge a menudo es: ¿Cuándo endureció Dios el corazón de Faraón? Nota el contexto de la cita en Romanos 9:17.

Éx. 3:19 “Mas yo sé que el rey de Egipto no os dejará ir sino por mano fuerte”.

Éx. 4:21 “...Pero yo endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo”.

Éx. 7:13 “Y el corazón de Faraón se endureció...” (antes de la 1ª plaga con la vara de Aarón).

Éx. 8:15 “...Endureció su corazón y no los escuchó...” (2ª plaga, evidencia rechazada de que era de Dios, después de la plaga de las ranas que los hechiceros no pudieron detener).

Éx. 8:19 “...El corazón de Faraón se endureció...” (3ª plaga, la de piojos).

Éx. 8:32 “Faraón endureció aun esta vez su corazón...” (4ª plaga, la de insectos).

Éx. 9:12 “Jehová endureció el corazón de Faraón...” (después de la 6ª plaga de úlceras).

Éx. 9:16 “Y a la verdad yo te he puesto para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado en toda la tierra”. (Dios hace Su declaración sólo después que Faraón ha endurecido su corazón).

Éx. 9:34 “...Se obstinó en pecar, y endurecieron su corazón él y sus siervos”. (después de la 7ª plaga, la del granizo).

Éx. 10:1 “...Yo he endurecido su corazón...” (antes de la 8ª plaga).

Éx. 10:20 “Jehová endureció el corazón de Faraón...” (después de la 8ª plaga, la de langostas).

Éx. 10:27 “Jehová endureció el corazón de Faraón”. (después de la 9ª plaga de tinieblas).

Éx. 11:10 “Jehová había endurecido el corazón de Faraón...” (antes de la 10ª plaga).

Éx. 14:4 “Yo endureceré el corazón de Faraón” (Después de la última plaga).

     Claramente, Dios no endureció el corazón de Faraón hasta que Faraón mismo no lo hubo endurecido primero. Además, Dios no declaró a Faraón ser un vaso de ira hasta después de que Faraón hubo endurecido su corazón. La Escritura deja extremadamente claro que Dios sólo endurece a las personas después que ellos primero han rechazado la verdad. Este principio se encuentra en 2 Tesalonicenses 2:10-11 que declara:

“Y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira”.

     Surge una última pregunta de Romanos 9, y ésta es acerca de la ilustración del Alfarero y el barro. ¿No tiene Dios el derecho soberano de unos vasos de ira y otros vasos de misericordia? Este pasaje se refiere a Jeremías 18:1-11. Pero fíjate en el contexto del pasaje. Leámoslo entero:

“Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel. En un instante hablaré contra pueblos y contra reinos, para arrancar, y derribar, y destruir. Pero si esos pueblos se convirtieren de su maldad contra la cual hablé, yo me arrepentiré del mal que había pensado hacerles, y en un instante hablaré de la gente y del reino, para edificar y para plantar. Pero si hiciere lo malo delante de mis ojos, no oyendo mi voz, me arrepentiré del bien que había determinado hacerle. Ahora, pues, habla luego a todo hombre de Judá y a los moradores de Jerusalén, diciendo: Así ha dicho Jehová: He aquí que yo dispongo mal contra vosotros, y trazo     contra vosotros designios; conviértase ahora cada uno de su mal camino, y mejore sus caminos y sus obras”.

     Leyendo el pasaje entero, es obvio que el Alfarero (Dios) no hace vasijas independientes de la reacción del hombre. El barro (hombre) no es pasivo. Dios declara si el arrepentimiento está presente, que Él no llevará a cabo Sus juicios. Los hombres son hechos vasos de ira sólo cuando se niegan a arrepentirse.
Apéndice C

    Esta sección se dirige a varias objeciones comunes que suelen surgir en torno a la discusión anterior.

1) Si la salvación depende de que el hombre ejerza la fe, ¿no se convierte entonces la fe en una obra meritoria para la salvación?

     Sin duda, siempre debemos proteger la doctrina de la salvación por gracia. Esto es, el hombre es salvo por la gracia de Dios, no por sus obras o esfuerzos. De todas maneras, decir que la salvación depende de que uno ponga su fe en Cristo y en Su obra redentora, no es nada meritorio respecto a la salvación. La Escritura no enseña que la fe sea una obra de la que el hombre pueda jactarse en el asunto de la salvación. De hecho, en la Escritura la fe siempre es el contraste de las obras. Por ejemplo, en Romanos 4:1-5, leemos:

“¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia”.

2) ¿Es la fe un don de Dios?

     La Escritura enseña que “la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Ro. 10:17). Pero esto no excluye la responsabilidad humana de creer. Algunos creen que Efesios 2:8-9 enseña que la fe es un don de Dios. Dice así:
 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues [esto] es don de Dios...”

     Examinando gramaticalmente este versículo, uno debe admitir honestamente que otra interpretación válida, es que la palabra “esto” se refiere al principio de “salvación por gracia”. Esto es, el don se refiere a la obra y ofrecimiento de salvación que Dios concede por Su gracia a pecadores culpables. Uno recibe este don por medio de la fe.
     Ya que quizás este versículo es ambiguo, el estudiante de la Escritura se preguntará si hay otras referencias que definan el “don”. John MacArthur (en su comentario: Ephesians, pág. 61) ofrece tres versículos para apoyar que la fe es un don. Éstos son 2 Pedro 1:1, Filipenses 1:29, y Hechos 3:16. Examinando estos versículos, uno se da cuenta que estos también son inconcluyentes determinando que la fe es un don.
     Hechos 3:16 “Y por la fe en su nombre, a éste, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a éste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros”. (En el contexto vemos a Pedro y Juan sanando al cojo mendigo, pero este versículo no enseña que esta fe se le diera como un don divino. Más bien, esto enseña que el cojo fue sanado por su fe en Jesucristo y no por el poder de los discípulos. De hecho, ellos invitan a los judíos a que se arrepientan y se vuelvan a Cristo. ¡Cosa extraña, si el hombre no puede responder a Dios!)
     Filipenses 1:29  “Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él...” (Ante todo, este versículo no declara explícitamente que la fe es un don de Dios. En el contexto, parece que Pablo les está animando a seguir firmes a pesar de las persecuciones. Los creyentes debían considerar estos sufrimientos por causa de Cristo como un privilegio. De hecho, aun el tener una oportunidad para creer es un privilegio. Esto no indica el impedimento para no creer, o quizás no estar deseoso de sufrir. Claramente, uno elige si sufrir o no, e igualmente uno escoge si creer o no.)
     2 Pedro 1:1 “Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra...” (De ninguna manera declara este versículo que la fe sea dada por Dios. Tito 1:4 expresa un pensamiento similar: “a Tito, verdadero hijo en la común fe...”).
     De todas formas, hay varios versículos que específicamente usan la palabra en relación con la salvación.

“...Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”  (Ro. 3:24).

“Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo. Y con el don no sucede como en el caso de aquel uno que pecó; porque ciertamente el juicio vino a causa de un solo pecado para condenación, pero el don vino a causa de muchas transgresiones para justificación. Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia” (Ro. 5:15-17).

“...La dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Ro. 6:23).
¡Gracias a Dios por su don inefable! [Jesucristo] (2 Co. 9:15).

     Por tanto, la interpretación más segura es la que se basa en versículos claros y explícitos. Nuestra conclusión es que el don se refiere sencillamente a la salvación por la gracia.

3) ¿No significa estar “muertos en... pecados” que el hombre está totalmente depravado?
     Sin duda las Escrituras enseñan que el hombre es totalmente corrupto como pecador, e incapaz de salvarse a sí mismo. De todas maneras, no enseñan que el hombre sea incapaz de responder a Dios. Estar “muerto” en pecados, sencillamente significa una separación espiritual de Dios. El acontecimiento de Adán y Eva en Génesis 2 y 3, enseña claramente lo que significa estar “muerto”. Leyendo el acontecimiento, uno se da cuenta de que se sintieron inmediatamente culpables, intentaron esconderse de Dios, respondieron a las preguntas que Él les hizo, y fueron separados de Él. El apóstol Pablo usa la misma palabra “muertos” en Efesios 5:14, ¡y les exhorta a los muertos a que se levanten! Una declaración bien extraña, si las personas son incapaces de responder. En el acontecimiento del hombre rico y Lázaro en Lucas 16, el rico “muerto” está en el Hades, pero clama por misericordia, es consciente de su estado eterno, y está extremadamente preocupado por sus familiares. En Hechos 17:30, Dios manda a los hombres en todo lugar (lo cual incluye a los “muertos”) que se arrepientan. De hecho, todos estos versículos contradicen el concepto de que el hombre es incapaz de responder a Dios.
     Algunos afirman que el hombre no puede hacer nada (incluso ejercer la fe) en lo tocante a la salvación, o la fe sería una obra meritoria. Mientras creemos que el ser humano no puede ganarse la salvación por las obras, hemos mostrado previamente que la fe no es meritoria respecto a la salvación. Al contrario, a menudo Dios ordena a individuos que crean. La fe involucra el ejercicio de la voluntad humana, tal como estos versículos señalan:

“Jesús vino a Galilea predicando...arrepentíos, y creed en el evangelio” (Mr. 1:14-15).

“Esforzaos a entrar por la puerta angosta...” (Lc. 13:24).

“A todos los que le recibieron, a los  que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Jn. 1:12).

“Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hch. 16:31).

“Y algunos asentían a (lit. eran persuadidos por) lo que se decía, pero otros no creían
(Hch. 28:24).

“...Y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos” (Ro. 10:9).

“Todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo...” (Ro. 10:13).

“Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros...” (1 Jn. 3:23).

     De hecho, las Escrituras enseñan de una forma muy clara que la razón por la que las personas no se salvan no es porque Dios no les de fe, sino porque el individuo no quiere creer. Los siguientes versículos ilustran este punto:

“¡Jerusalén, Jerusalén... Cuántas veces quise juntar a tus hijos ... y no quisiste!” (Mt. 23:37).

“...No queréis venir a mí para que tengáis vida” (Jn. 5:40).

“Y algunos asentían a (lit. eran persuadidos por) lo que se decía, pero otros no creían” (Hch. 28:24).

“Y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia” (2 Ts. 2:10-12).

4) ¿No murió Cristo sólo por los “elegidos”?

     La respuesta es no. La obra redentora de Cristo hace que la salvación sea posible para todos, tal y como claramente indican estos versículos:

“El cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo” (1 Ti. 2:6).

“...Esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen” (1 Ti. 4:10).

“Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres...” (Tit. 2.11).

Puede que algunos objeten ante esto y señalen que Marcos 10:45 dice: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”. ¿Cómo pueden compaginarse el “muchos” con el “todos” de 1 Timoteo 2:6? La respuesta es, para comprender, que la palabra “muchos” no significa necesariamente “cantidad de cierta cosa”. Por ejemplo, supongamos que un barco se hunde en una tormenta en el mar, y que perecen todos los que iban a bordo. Sería perfectamente apropiado decir: “se perdió mucha gente”. Una expresión equivalente sería “todos los que iban a bordo se perdieron”. Por lo tanto, no se puede usar Marcos 10:45 para decir que Cristo murió por algunos pero no por todos. 


NOTA: Si desea recibir gratuitamente este librito en formato de documento PDF, escribe a asambleabiblicabetel  en la dirección de @gmail.com y se lo enviaremos. Puede reproducirlo y repartirlo, con la única condición de que no altere ni añada nada, respetando la integridad de la obra del autor.

Parte II -- El Significado Bíblico del Término "Elección"


Grupo 6
Versículos Relacionados Con Los Creyentes


Mt. 24:22 “...Por causa de los escogidos...” (eklektos).

Mt. 24:24 “...Engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” (eklektos).

Mt. 24:31 “...Y juntarán a sus escogidos (eklektos), de los cuatro vientos...”.

Mr. 13:20 “...Por causa de los escogidos...” (eklektos).

Mr. 13:22 “...Para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos” (eklektos).

Mr. 13:27 “...Y juntará a sus escogidos (eklektos) de los cuatro vientos...”

Lc. 18:7 “Hará justicia a sus escogidos” (eklektos).

Ro. 8:33 “¿Quién acusará a los escogidos (eklektos) de Dios?”

Col. 3:12 “Como escogidos (eklektos) de Dios...”

2 Ti. 2:10 “Por amor de los escogidos...” (eklektos).

Tit. 1:1     “Conforme a la fe de los escogidos (eklektos) de Dios...”

Ap. 17:14 “Son llamados y elegidos (eklektos) y fieles”.

Este grupo de versículos muestra que la palabra “elegidos” a menudo se usa como un término para los creyentes. Éstos no nos dan ninguna evidencia de los fundamentos de la elección de Dios.
Grupo 7
Versículos Relacionados Con Los Apóstoles

Lc. 6:13 “Y escogió (eklego) a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles...”

Jn. 6:70 “¿No os he escogido (eklego) yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo?”

Jn. 13:18 “Yo sé a quienes he elegido...” (eklego).

Hch. 1:2 “A los apóstoles que había escogido...” (eklego).

Hch. 1:24 “Cuál de estos dos has escogido” (eklego).

Hch. 9:15 “Porque instrumento escogido (ekloge) me es éste...”

Hch. 15:7 “Dios escogió (eklego) que los gentiles oyesen por mi boca...”
     Este grupo de versículos muestra que Dios escogió a los doce apóstoles. Claramente, Su elección en este caso fue para un oficio y no para salvación. Tampoco estos dan evidencia de los fundamentos de la elección de Dios.
Grupo 8
Otras Referencias

1 Ti. 5:21 “...Del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos (eklektos)...”

2 Jn. 1:1 “...A la señora elegida (eklektos) y a sus hijos”.

2 Jn. 1:13 “...Los hijos de tu hermana, la elegida (eklektos), te saludan”.
Estos tres versículos usan el término simplemente como un adjetivo. Puede que el uso implique alguna cualidad acerca del objeto elegido. Por ejemplo, los “ángeles escogidos” podrían ser un grupo especial de ángeles en comunión íntima con Dios. 

   
Grupo 9
Versículos Relacionados Con La Salvación

Ef. 1:4    “...Según nos escogió (eklego) en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él...”
1 P. 1:2 “...Elegidos (eklektos)  

2 P. 1:10 “...Procurad hacer firme vuestra vocación y elección” (ekloge).

     Llegamos ahora a los últimos versículos que usan la palabra “elección”. Podemos afirmar que estos versículos se relacionan claramente con algún aspecto de la salvación.
    De nuestro examen de las Escrituras, llegamos a la conclusión que el uso de la palabra “elección” significa que hay algo en el objeto elegido que causó la elección. La elección no fue basada en una selección arbitraria. Esto se nos enseña claramente en los abundantes versículos de los grupos 1, 2, 3 y 4 y el uso en el Antiguo Testamento. Aunque los grupos 5, 6, 7 y 8 iluminan en otras formas (p.ej. es un término que se refiere a los creyentes), estos versículos son neutrales en cuanto a los fundamentos de la elección. Por lo tanto, al interpretar estos tres versículos, debemos tener estas conclusiones en mente para saber el significado de la palabra.
     Examinando Efesios 1:4 encontramos que este versículo declara tres cosas:

1) Quién escogió: Dios escogió
2) Cuándo escogió Dios: antes de la fundación del mundo
3) El propósito de Su elección: que seamos santos y sin mancha

     En ningún momento declara este versículo que Dios escoja arbitrariamente (soberanamente). Esto es, Efesios 1:4 no declara que el fundamento de Su elección fuera totalmente sin relación al individuo escogido.
     Al estudiar 1 Pedro 1:2, debemos tener en mente cómo Pedro ya ha usado esta palabra en la epístola. Recuerda que en el grupo 2 hay tres referencias de 1 Pedro capítulo 2 (versículos 4, 6, y 9) que usan la palabra “eklektos”. Como dejaba ver nuestra discusión, cada versículo revela claramente que Pedro usa la palabra de una manera consistente para indicar que no se ve ninguna elección arbitraria. Más bien, siempre hay algo en el objeto que causa la elección. Por tanto, al llegar a 1 Pedro 1:2, no podemos cambiar los significados sin ninguna justificación sustancial. Además, este versículo declara la base de la elección de Dios. Dice que somos elegidos: “según la presciencia de Dios”. Más adelante trataremos este concepto.
     Finalmente, 2 Pedro indica sin duda que la elección de Dios no es independiente de la responsabilidad humana. ¿Cómo podría alguien procurar hacer firme una llamada y elección de Dios si Su elección fuera arbitraria y sin relación al individuo? Si fuera este el caso, cualquier cosa que haga o espere una persona no afecta la elección de Dios.

Conclusión

     Bajo el examen detenido de cada versículo del Nuevo Testamento que usa la palabra “eklektos”, “eklego”, o “ekloge”, llegamos a la conclusión de que las Escrituras no sostienen la frase “elección soberana”. Mientras que está claro que, de hecho, Dios elige a individuos, y Su elección nunca es independiente ni sin relación a la persona en cuestión.
     Surge una pregunta natural: Entonces, ¿Cómo escoge Dios a los individuos? Una respuesta se encuentra en 1 Pedro 1:2 “según la presciencia”. Esto es, la presciencia está integrada en Su elección. Es esencial e interesante notar que 1 Pedro 1:2 no dice: “previstos según la elección”. La presciencia precede a la elección.
     La palabra “presciencia” sólo se usa siete veces en el Nuevo Testamento, tal como se enumeran abajo.

Hch. 2:23 “...Éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento (o presciencia) de Dios...”

Hch. 26:5 “Los cuales también saben (lit. conocen previamente) que yo desde el principio...”

Ro. 8:29 “Porque a los que antes conoció, también los predestinó...”

Ro. 11:2 “No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció...”

1 P. 1:2 “Elegidos según la presciencia de Dios...”

1 P. 1:20 “Ya destinado (lit. conocido de antemano) desde antes de la fundación del mundo...”

2 P. 3:17 “Sabiéndolo de antemano, guardaos...”

     Presciencia sencillamente significa saber de antemano, o conocer antes (véase: Theological Dictionary of the New Testament, Kittle, pág. 119). En su obra, Diccionario Expositivo del Nuevo Testamento, W. E. Vine (CLIE, vol. I, pág. 110) dice que el conocimiento anticipado es un aspecto de la omnisciencia de Dios, pero no anula la voluntad del hombre. Por ejemplo, en Hechos 2:23, la obra sacrificial de Cristo ya estaba en la mente de Dios mucho antes de que aconteciera. Observa que en este versículo la presciencia está separada del plan predeterminado de Dios. Romanos 8:29 indica que “los que antes conoció” son salvos. Este versículo es similar a 1 Pedro 1:20, donde dice que estaba “destinado desde antes de la fundación del mundo”. ¿Significa esto que sólo Dios sabía que el Señor existía? ¡No! Significa que Dios sabía de antemano todo acerca de Jesús, especialmente de Su obra de redención. Este pensamiento aparece en Hechos 2:23 donde la obra redentora de Cristo era conocida en la mente de Dios antes de que aconteciese, pero no fue llevada a cabo literalmente hasta estos últimos tiempos. Es como cuando habla en Apocalipsis 13:8 del Cordero “...que fue inmolado desde el principio del mundo”. Pablo escribe en Hechos 26:5 que los judíos le conocían previamente, y Pedro exhorta a los santos en 2 Pedro 3:17 a que se guarden porque saben de antemano sus advertencias y enseñanzas.
     Además, el uso combinado de los conceptos “presciencia” y “elegidos” en 1 Pedro 1:2 demanda que Dios sepa de antemano algo acerca del individuo ya que la elección nunca es independiente, ni sin relación al objeto elegido. Por ejemplo: en Romanos 8:29 habla de “los que antes conoció, también los predestinó...”. Esto no puede significar una presciencia indiscriminada ya que Dios conoce cada alma que ha nacido.
     Pero, ¿qué es lo que Dios “conoció de antemano” para elegir a un individuo? 2 Tesalonicenses 2:13 declara:

“...que Dios os haya escogido (haireomai) desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad”.

     Aunque aquí se usa una palabra griega diferente en lugar de “eklektos”, este versículo parece declarar que Dios ha elegido individuos para salvación, basado en dos razones. Una es la santificación por el Espíritu. Esto habla de la obra necesaria del Espíritu Santo de preconversión, convenciendo a los hombres de pecado, conduciéndoles a Cristo y a Su obra redentora. Esta es la parte de Dios en la salvación, sin la cual ningún individuo podría ser salvo jamás. El segundo aspecto es “fe en la verdad”. Ésta es la responsabilidad del hombre y yo creo, que es lo que Dios sabe de antemano. Antes de la fundación del mundo, el Dios Omnisciente sabía quién respondería en fe al mensaje del Evangelio. Según Su presciencia, Él nos eligió en Cristo en aquel tiempo. Esto es, en la mente de Dios estábamos colocados “en Cristo” antes de la fundación del mundo. Es similar a lo que dice en Romanos 8:30, “a los que justificó, a éstos también glorificó”. En la mente de Dios estábamos glorificados, antes de que aconteciera realmente.
     Puede que algunos señalen Efesios 1:5, donde declara que la elección y la predestinación son llevadas a cabo “según el puro afecto de su voluntad”, para justificar que la elección de Dios es independiente del hombre. Esto, de todas formas, no tiene sentido, ya que el puro afecto de Su voluntad abarca 2 Pedro 3:9, que declara que Dios no quiere que ninguno perezca. Si la elección se basara simplemente en este principio, entonces Dios tendría que salvar a todos. Es verdad que estando “en Cristo”, habiendo sido predestinados para ser adoptados hijos suyos, y todos los demás beneficios que recibimos son verdaderamente “según el puro afecto de su voluntad”. Dios no tuvo que bendecirnos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales (Ef. 1:3).
    Además, aquellos que mantienen la posición de que la soberanía de Dios (esto es, totalmente independiente de la reacción del hombre) elige a unos para salvación (y a otros no) tienen una gran e irreconciliable contradicción con el deseo de Dios, de que toda la raza humana sea salva. Pedro escribe en 2 Pedro 3:9 que Dios: “no quiere que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”. En Hechos 17:30 Dios “manda a todos los hombres que se arrepientan”. Dios provee la salvación a través de Su Hijo, trayendo, y convenciendo a los hombres de pecado, sin lo cual nadie puede salvarse. Juan 6:44 señala esto cuando Jesús dijo: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero”. También dice que Dios trae a todos los hombres. El Señor Jesús lo declara en Juan  12:32, “Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo”. Algunos intentan torcer esto redefiniendo “todos” como “todos los escogidos”.
     En vez de redefinir palabras y de complicar la Palabra de Dios, es esencial comprender sencillamente el significado y el uso de la palabra “eklektos”. Dios no escoge a algunos para salvación sin ninguna referencia a la persona o sin saber cómo responderá al Evangelio. Dios escoge a los que ejercitan la fe. Dios elige, pero Su elección no es independiente de la reacción del hombre al mensaje del Evangelio.
     El deseo del autor es que el estudiante de la Escritura sea animado a ser como los de Berea, examinando estas cosas para ver si son así. En el Apéndice C hay respuestas para algunas de las objeciones más comunes.

Dr. George Sturm
19 marzo, 1991 
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Referencias

Chafer, Lewis S., Teología Sistemática, Publicaciones Españolas, Inc., 1986.

Kittle, G. y Friedrich, Editores, Theological Dictionary of the New Testament, Abreviado por G. Bromiley, Eerdmans, Grand Rapids, Michigan, 1985.

MacArthur, John F., Chosen for Eternity: A Study of Election, Moody Press, Chicago, 1989.

MacArthur, John F., The MacArthur New Testament Commentary: Ephesians, Moody Press, Chicago, 1986.

Spurgeon, Charles H., The Treasury of the Bible: New Testament, vol. 4, London: Marshall, Morgan y Scott, 1963.

Vine, W. E., Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento, CLIE, Terrasa, Barcelona, 1984.
los apéndices aparecerán en el siguiente artículo, d.v.



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lunes, 8 de mayo de 2017

El Significado Bíblico del término "Elección"

ELECCIÓN
Un Examen Bíblico de 
la Elección en el Nuevo Testamento
por George Sturm

     La palabra “elección” es la que se traduce de las palabras griegas eklektos, eklego, o ekloge. Se traduce por elegir, escoger, escogido, entresacar, seleccionar, elección. A menudo usamos estas palabras en nuestra conversación diaria cuando seleccionamos o escogemos objetos. Por ejemplo, una persona puede “escoger” a qué universidad ir, o puede “seleccionar” el coche que se comprará. Algo importante que debemos notar, es que las elecciones responsables nunca son arbitrarias. Esto es, cualquier elección responsable nunca es independiente del objeto que se ha elegido. Por ejemplo, cuando se clasifica una pieza de carne como: “ternasco escogido de Aragón”, hay algo que hizo que los inspectores le dieran una denominación de origen. Cuando se elige responsablemente a alguien para un cargo, los votos no se hacen de una forma arbitraria, sino que la gente vota por el que creen que es el mejor candidato.
    Esta es la manera en la que se usa esta palabra hoy en día. Pero, ¿tiene el mismo significado en el Nuevo Testamento? Algunos alegan que el uso de la palabra en el Nuevo Testamento significa que Dios “escoge soberanamente” a algunos para salvación, independientemente y sin ninguna relación a la persona escogida. Por ejemplo, Lewis S. Chafer (Teología Sistemática, Tomo I, Vol. III, pág. 983) declara:

    “En el uso bíblico, la palabra elección designa un soberano designio de Dios expresado en fórmulas que recalcan su independencia de todo humano mérito, estirpe originaria o cooperación”.

Charles Haddon Spurgeon describió la elección como:

    “Antes de que la Salvación viniese a este mundo, la Elección iba por delante, y tenía por suyo el alojamiento de Salvación. La Elección fue por el mundo y marcó las casas en las que la Salvación debía entrar y los corazones en los que el tesoro debía ser depositado” (The Treasury of the Bible: New Testament, vol. 4, “Things that Accompany Salvation”, pág. 77).

John MacArthur define el concepto de elección en su librito Chosen for Eternity: A Study of Election (“Escogidos por la Eternidad”) afirma:
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    “La doctrina de la elección repele al hombre, porque a primera vista parece injusto que Dios escogiera salvar a unos y a otros no” (pág. 9).

    “La naturaleza de la elección es que Dios, en Su divina voluntad, selecciona a algunos para salvación” (pág. 20).

    “Una explicación común de la elección es que los elegidos son escogidos porque Dios sabía de antemano lo que ellos harían. Esto define el saber y ver de antemano. He oído la siguiente explicación: que Dios miró a través de los iones de la historia, y que vio por la virtud de Su omnisciencia lo que tú y yo haríamos, y entonces nos escogió o no, basándose en si creímos o no. A primera vista parece una buena explicación, pero no es la verdad” (pág. 26).

    “Dominando estos versículos (Ef. 1:1-4) la idea es que Dios trae la salvación por Su propia voluntad, propósito y designio. La salvación no es el resultado de la voluntad o el mérito de ningún hombre” (pág. 53).
        
    “Nosotros no decidimos por Cristo, Él decidió por nosotros” (pág. 54).
        
    “La elección predeterminada de Dios no dependió de lo que Él vio en nosotros” (pág. 56).

    “Dios en Su gracia soberana ha escogido salvar a aquellos sobre los que ha puesto Su amor (Ro. 9:8-13). Estos son seleccionados fuera de la corriente de los hombres y mujeres sin esperanza que caen al infierno. Esta es una verdad humillante y debería crear una inmensa gratitud por nuestra parte. ¿Por qué nos escogió Dios a nosotros y a otros no? No porque mereciésemos la salvación, sino para mostrar “las riquezas de Su gloria” (pág. 62).
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     Pero, ¿es éste el verdadero uso bíblico de la palabra “escoger” o "elegir"? La única manera de asegurarnos, es escudriñar las Escrituras para ver si estas cosas son así. Por eso el propósito de este estudio es hacer una investigación bíblica del significado de la palabra “elección”.
    Para hacer esto, hemos buscado cada versículo del Nuevo Testamento que usa la palabra eklektos, eklego o ekloge. Por conveniencia, separamos los textos en nueve grupos de siginificado o uso similar. A continuación los presentamos cada texto en su grupo



Grupo 1
Versículos Que Indican Con
Claridad El Significado


Mt. 22:14 “Muchos son llamados, y pocos escogidos” (eklektos)

Lc. 10:42 “María ha escogido (eklego) la buena parte”

Lc. 14:7 “Observando cómo escogían (eklego) los primeros asientos...”

Hch. 6:5 “Eligieron (eklego) a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo”

Hch. 15:22 “Pareció bien... elegir (eklego) de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé..., varones principales entre los hermanos”

Hch. 15:25, 26 “...Elegir (eklego) varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo, hombres que han expuesto su vida...”

Ro. 16:13    “Rufo, escogido (eklektos) en el Señor”

    Tal como se ve, en esos versículos no cabe duda del significado de eklektos. Por ejemplo, en Mateo 22:14 dice: “Muchos son llamados, y pocos escogidos”. En el contexto del pasaje, los escogidos son los que están vestidos correctamente o los que han respondido a la llamada. Esteban fue escogido porque era un varón lleno de fe y del Espíritu Santo. Bernabé fue elegido porque era uno de los varones “principales”. Rufo era un individuo de carácter notable. En otras palabras, en cada versículo hay algo que habla acerca del objeto que fue la causa de ser escogido. La elección no fue basada en una selección arbitraria.

Grupo 2
Versículos Que Indican Con
Más Claridad El Significado

Lc. 9:35 “Este es mi Hijo, mi Escogido (eklego); a Él oíd”.  (versión de las Américas)

Lc. 23:35 “...Es el Cristo, el escogido (eklektos) de Dios”.

1 P. 2:4 “...Para Dios escogida (eklektos) y preciosa...”

1 P. 2:6 “...Pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida (eklektos), preciosa...”

1 P. 2:9 “Mas vosotros sois linaje escogido (eklektos), real sacerdocio...”

    El significado de este grupo es muy similar a los del Grupo 1. En Lucas 9:35 (durante la transfiguración) y en Lucas 23:35 (en Sus sufrimientos), se refiere a Cristo como el Escogido. El versículo paralelo a Lucas 9:35 en Mateo 17:5 dice de Jesucristo “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd”. Mateo no usa la palabra escogido, pero deja bien claro que el Padre está complacido con Su Hijo. Isaías 42:1 une estos dos versículos y dice:  “He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento”.
    Entonces, surge la pregunta: ¿Era Cristo el Escogido a causa de una elección arbitraria, o porque había algo en Él que le hacía ser escogido? La respuesta es obvia. Jesucristo es el Escogido porque Él es en quien el Padre tiene contentamiento.
    En 1 Pedro capítulo 2, hay tres versículos que usan la misma palabra eklektos. En el versículo 4, se habla del Señor como “escogido y precioso delante de Dios”. El versículo 6 habla de Jesucristo como la “piedra escogida”. Finalmente, en el versículo 9, se habla de los cristianos como “linaje escogido”. Ya que los tres versículos usan la misma palabra, podemos estar seguros de que el significado es el mismo en los tres versículos. Todo lo que necesitamos es un versículo que identifique claramente el significado de los otros. De hecho, cada versículo revela claramente el sentido idéntico.
    Por ejemplo, en el versículo 4 Cristo es rechazado por los hombres. Los seres humanos no estimaron al Señor, sino que le crucificaron. Pero a los ojos del Padre, Jesucristo era y es escogido. ¿Por qué? ¿Es algo arbitrario? Al contrario, para el Padre, Cristo es el Amado. Él es en quien el Padre tiene complacencia.
    Para comprender el significado del uso de esta palabra en el versículo 6, simplemente hay que examinar el pasaje citado del Antiguo Testamento (Is. 28:16). Dice:

    “Por tanto, Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyese, no se apresure”.

    Observa que este versículo no usa “escogida” sino “probada”. La piedra (Cristo) fue probada, o examinada, y fue hallado aceptable. Ciertamente, el significado en el versículo 6 no es arbitrario y sin razón, sino que hay algo acerca del objeto que fue la causa de ser elegido.

    Igualmente, el versículo 9 lleva el pensamiento paralelo de que los cristianos son un “linaje escogido” de la misma manera que los israelitas eran el “pueblo escogido” de Dios. Observamos esto en Isaías 43:20:

    “Las fieras del campo me honrarán, los chacales y los pollos del avestruz; porque daré aguas en el desierto, ríos en la soledad, para que beba mi pueblo, mi escogido”.

    Es interesante ver en el Antiguo Testamento que hasta aquí la palabra hebrea “escogido” tiene el mismo significado que el de la palabra griega. Por ejemplo, la primera vez que se usa la palabra en hebreo (bachar) es en Génesis 6:2, que declara:

    “Viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas”.

    Obviamente, los hijos de Dios escogieron mujeres, no arbitrariamente, sino por una razón (eran hermosas). Había algo en el objeto que hizo que fuera escogido. Este significado es consistente a través de todo el Antiguo Testamento. El lector puede consultar al Apéndice A para una consideración más profunda de este punto.
    Por tanto, en el Grupo 2 vemos que esos versículos indican que el uso de eklektos significa claramente que hay algo en el objeto de la elección que causa el ser elegido. La elección no fue basada en una selección arbitraria. Aun así, John MacArthur declara:  “los cristianos son un linaje escogido para salvación por Dios” en el sentido de que Dios “salvará a quien Él escoja salvar” (Chosen for Eternity, págs. 16-17). Claramente, las Escrituras no apoyan tales conclusiones.

Grupo 3
Más Versículos Que Indican
Con Claridad El Significado
    
1 Co. 1:27-29  “...Sino que lo necio del mundo escogió (eklego) Dios...”

Stg. 2:5 “¿...No ha elegido (eklego) Dios a los pobres de este mundo...?”

    Este grupo de versículos nos enseña que Dios elige lo pobre y lo necio del mundo para confundir a lo sabio. Él escoge de la manera opuesta a lo que escogería el mundo. Esta selección no es arbitraria o caprichosa, sino que encierra una razón clara.


Grupo 4
Versículos Acerca De
La Elección De Israel

Hch. 13:17 “...Dios... escogió (eklego) a nuestros padres, y enalteció al pueblo...”

Ro. 9:11 “...Conforme a la elección (ekloge) permaneciese...”

Ro. 11:5 “...Escogido (ekloge) por gracia”.

Ro. 11:7 “...Pero los escogidos (ekloge) sí lo han alcanzado, y los demás fueron endurecidos”

Ro. 11:28 “...En cuanto a la elección (ekloge), son amados por causa de los padres”

    Estos versículos tienen que ver con la elección de Israel. Ante todo, está claro que no se refiere primordialmente a la salvación, ya que no todo Israel era salvo. Melquisedec era salvo, pero no era israelita. Más bien, la elección resultó en un lugar de privilegio para este pueblo, como enseña Romanos 9. En segundo lugar, cuando Dios escogió a Israel, Su elección no fue arbitraria ni independiente del objeto elegido, sino que se basaba en una razón. Romanos 9:8-9 indica que los hijos de Israel son los hijos de la promesa. ¿Qué promesa? ¡La promesa que Dios dio a los padres (específicamente a Abraham)! Muchos citan Deuteronomio 7:7 para intentar demostrar que Dios escogió a Israel porque Él los escogió. Citan:

    “No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos...”

Desafortunadamente, olvidan el final de la frase, que dice (Dt. 7:8):

    “Sino por cuanto Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto”.

    Como podemos ver, el Señor escogió a Israel porque Él había hecho una promesa (o juramento) con Abraham. Génesis 22:18 lo muestra claramente cuando Abraham estaba ofreciendo a Isaac: “En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz”. Más tarde, Dios le recuerda a Isaac la misma promesa (Gn. 26:4b-5):
    
    “Y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente, por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes”.

    Está claro que Dios no escogió arbitrariamente a Israel, sino como declaró, porque Abraham oyó Su voz. Entonces Dios hizo un juramento (promesa) a Abraham y a sus descendientes, los israelitas. No hay lugar para especulaciones teológicas.
    Sin duda, Romanos capítulo 9 hace que surjan ciertas preguntas legítimas que demandan una respuesta honesta. Éstas son: ¿Endurece Dios (específicamente a Faraón) a quien Él quiere (Ro. 9:15-18)? ¿No ordena Dios arbitrariamente a algunos (específicamente a Faraón) para ser vasos de ira (Ro. 9:22)? ¿No tiene Dios el derecho de ser como el Alfarero y de hacer algunos vasos de ira? Después de una lectura normal del texto, parece que esto sea así, y que Dios escoge arbitrariamente (o más bien soberanamente) a algunos para la condenación.
    Para contestar estas preguntas, lo que uno tiene que hacer es simplemente leer el contexto, de la misma manera que hay que hacerlo cuando Dios declara Sus intenciones. Nunca fue una declaración arbitraria, sino más bien basada en la respuesta y reacción del hombre. Observa que hay varias citas del Antiguo Testamento en Romanos 9. Por ejemplo, ¿Cuándo anunció Dios que Él estaba “levantando a Faraón, para mostrar Su poder”? (Ro. 9:17 comparado con Éx. 9:16). Además, ¿Cuándo “endureció” Dios el corazón de Faraón? Las respuestas se encuentran en Éxodo, del capítulo 3 al 14, e indican que Sus declaraciones y el endurecimiento vino sólo después de que Faraón hubo rechazado la verdad.
    De la misma manera, la ilustración del alfarero y el barro en Jeremías 18:1-11 muestra que las acciones de Dios son condicionales ante las reacciones del hombre. Para una discusión más completa de estos puntos, leer el Apéndice B.

Grupo 5
Versículos Relacionados
Con La Elección De Dios

Jn. 15:16 “No me elegisteis (eklego) vosotros a mí, sino que yo os elegí (eklego) a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto”.

Jn. 15:19 “Antes yo os elegí (eklego) del mundo”.

1 Ts. 1:4 “Amados de Dios, vuestra elección” (ekloge).

    Estos tres textos declaran afirmativa y sencillamente que Dios elige. Observa que no declaran la base de Su elección, sino sólo que sí que elige. Nada indica que Su elección sea independiente de la reacción del hombre. De los tres versículos, hay dos que indican la meta de Su elección. Por ejemplo, en Juan 15:16 (donde el Señor Jesús habla a Sus discípulos) dice que Él les ha elegido y les ha puesto para que lleven fruto (no salvación). Nuestra conclusión es que estos textos no dan ninguna evidencia de los fundamentos de la elección.


continuará, d.v. 

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