sábado, 23 de diciembre de 2017

Contradicciones Navideñas

Contradicciones Navideñas

Las fechas de Navidad y Reyes son el tiempo del año cuando supuestamente todos piensan en el Señor Jesucristo. Pero si somos honestos, sabemos que no es así. Para empezar, ni siquiera nació Cristo en esas fechas, pues no hay pastores ni rebaños en los campos en Judea desde octubre hasta marzo, porque en esos meses hay mucho frío, lluvias, nevadas, y heladas, y no se puede estar en el campo. Además, no se conocen esas fiestas y costumbres en la Biblia,  y nada tienen que ver con las cosas que mandó el Señor Jesucristo (Mateo 28:19-20), ni hay registro alguno de ellas en las prácticas de la iglesia apostólica (Hechos) ni las enseñanzas del Nuevo Testamento (las Epístolas). No hay ninguna fiesta ni celebración navideña de parte de los creyentes en el Nuevo Testamento. Al contrario, la historia ampliamente documenta el origen pagano de fiestas como la de Saturnalia, y cómo la iglesia católica romana obró para incluir tales fiestas en la cristiandad.

El Árbol
     En ningún lugar en toda la Biblia somos instruidos a poner un árbol como memorial espiritual, ni en nada se relaciona con el Señor Jesucristo. ¿Pueden los que lo ponen mostrar siquiera un texto bíblico que instruya o apoye el uso de un árbol así? Sencillamente, la respuesta es “no”. Pero, ¡la tradición y el sentimentalismo son fuertes!
    Al contrario, el árbol como objeto religioso radica en las costumbres antiguas del medio-oriente. Siglos antes de Cristo los asirios usaban un árbol sagrado en sus ceremonias y cultos religiosos. Los babilonios empleaban un árbol para celebrar un culto a Tamuz, hijo de Semiramis.

Papá Noel
 
   San Nicolás, o “Santa Claus”, un gran mentiroso, totalmente fuera de lo bíblico, es como un dios que sabe todo y promete venir y aparecer en todo el mundo en una sola noche y reparte bienes (o carbón) según el comportamiento de cada uno. Aunque Navidad no es el nacimiento de Cristo, si lo fuera, Papá Noel tendría el papel de un anticristo, robando la atención y los afectos de muchos.
    En países predominantemente católicos, en la fiesta religiosa de Epifanía, destacan los reyes magos y operan parecidos a Papá Noel, pero sin los renos, repartiendo regalos según el comportamiento de cada cual. ¿Dónde en la Biblia dice que había tres, y de que eran reyes? Pero la iglesia católica felizmente se inventa los nombres y propaga el mito. La Biblia relata la visita de hombres del oriente que traían regalos para el rey nacido – no para todos.

Los Belenes (también llamados: “nacimientos”)
 
   Tampoco caben dentro del marco bíblico, ya que está tajantemente prohibido hacer imágenes de cualquier cosa en el cielo, en la tierra o debajo de la tierra, ni inclinarse ni rendir culto a ellas (Éxodo 20:4-5). Los terafines (dioses y templecillos caseros) han existido desde los tiempos del Antiguo Testamento. Génesis 31:19 habla de “los ídolos” (literalmente “terafines”) de Labán que su hija Raquel hurtó. Esa vieja práctica pagana de tener imágenes religiosas en las casas, es imitada y perpetuada hoy por las imágenes expuestas y veneradas en los templos católicos y ortodoxos, y en las casas, tiendas y plazas públicas de poblaciones católicas. Dios nunca permite ni mucho menos bendice tales prácticas (véase Romanos 12:1-2). Además, presentan errores, como por ejemplo los pastores y los magos juntos, cuando no era así. “Oh, pero es bonito, artístico” algunos dicen. ¿Qué tiene de bonito algo que Dios prohibe?

La Avaricia
   
 
Observamos la gran actividad comercial, las listas de deseos, los caprichos, la codicia, la envidia, todo centrado en compra e intercambio de regalos. Los comerciantes esperan la navidad con ansia porque es cuando ganan más dinero. ¡Y no olvidemos la lotería de Navidad el 22 de diciembre! Derroches de dinero en comidas lujosas. Es una escena totalmente ajena a Aquel que siendo rico, se hizo pobre, para enriquecernos espiritualmente. La dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro (Ro. 6:23), no relojes, ropa o juguetes. ¿Y por qué no decir la verdad acerca del dinero gastado? Gastan lo que no tienen, para cumplir con las demandas y espectaciones de la fiesta, y se endeudan grandemente. Luego, la cuesta de enero, febrero y marzo cuando intentan salir de la hoya.

La Glotonería
   
La glotonería es “acción de comer con exceso y con ansia”. Es vergonzoso el descontrol en comprar y consumir en esas fechas exageradamente más alimentos de lo que se necesita, ¡y peor cuando la gente lo hace en nombre de Cristo, un Cristo que desconoce y además no quiere que reine en su vida! Las carnicerías y pescaderías ganan enormes cantidades durante estas fechas porque la gente suele comprar sin que le importe los precios. La idea parece ser tener unas cenas tan magníficas de nochebuena y nochevieja que serán recordadas el resto del año. Por ejemplo, un trabajador en una pescadería cuenta como ganan miles de euros en cuestión de una mañana y otros tantos por la tarde en esas fechas.
    Pero luego, es de común conocimiento el derroche de esas comidas, pues en muchos lugares se comen un poco de todo, para poder probar de todo lo que hay, y el resto lo tiran a la basura.
    Tales cosas no les corresponden a los cristianos, sino a los paganos. “El fruto del Espíritu es...templanza” (Gálatas 5:22-23), esto es, dominio propio. El creyente debe hacer todo, incluso comer y beber, para la gloria de Dios (1 Co. 10:31).

La Hipocresía
 
   
El surgimiento repentino de muchos saludos amisotos y sonrisas afectando felicidad viene sólo durante esas fechas, cuando en realidad en muchas casas aumentan las tensiones, y la estadística muestra alta incidencia de discusiones, peleas, y suicidios. Lo mejor que el mundo puede ofrecer es una felicidad superficial y pasajera basada en unos días festivos para regalos y comidas en un ambiente cargado con música y luces.
    Quizás lo más ridículo es la gran cantidad de personas que ni siquiera profesan ser cristianas, en todo el mundo, que celebran la fiesta navideña aunque no creen en el Señor Jesucristo, no le aman, no entienden ni les importa Su muerte, ni desean que Él gobierne sus vidas, ni mucho menos que venga a reinar sobre todo el mundo, ni mucho menos sobre su vida personal. Su nombre y nacimiento son pretextos para festejarse egoístamente.

La Razón de la Encarnación
 
   
Muchos no saben por qué Jesucristo vino. La idea no era traer regalos ni comidas ni días de vacaciones. 1 Timoteo 1:15 declara que “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores”. Su venida era una misión divina de rescate. John 3:16-17 declara: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él”.
    La principal razón por la que se encarnó era hacer posible nuestra salvación. Para eso, Dios encarnado fue al Calvario y llevó “nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero” (1 Pedro 2:24). Setecientos años antes el profeta Isaías habló de la muerte de Cristo por nosotros, y la describió en el capítulo 53 de su libro. Conviene leer ese capítulo para entender el porqué de la venida de Cristo. Ese propósito se expresa en Hebreos 10:5, que habla de Jesucristo: “Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo”. El versículo 10 indica que el propósito era sacrificarse en la cruz: “...la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre”. El versículo 12 comenta la eficacia de esa ofrenda: “Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios”.  Es ese sacrificio lo que el Señor nos manda recordar, y nada tiene que ver con lo que el mundo celebra en diciembre y enero. En 1 Corintios 11:26 el apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, escribe y manda: “Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga”. En la Biblia los creyentes no celebran el nacimiento del Señor, sino Su muerte y resurrección. Las fiestas paganas nada tienen que ver con la fe cristiana.

25 de diciembre, fum fum fum

NAVIDAD
 
El 25 de diciembre es el día señalado en nuestro calendario como el día del nacimiento de Jesucristo, ¿Pero es verdaderamente el día en que nació Jesucristo? ¿Son las costumbres de estas fechas de origen cristiano, o son las navidades el resultado de la unión entre el paganismo y la cristiandad?
    Como hemos de ver, ¡el 25 de diciembre no es la fecha en que Jesucristo nació! Por ejemplo, es evidente que nuestro Salvador no nació durante el invierno, pues cuando Él nació, los pastores velaban sus rebaños en el campo. “Y había pastores en la misma tierra que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su ganado” (S. Lucas 2:8). Como es conocido, los pastores en Israel no hacen esto durante el invierno. Siempre traen sus rebaños de las montañas a los rediles antes del 15 de octubre.
    Con esto está claro que Jesucristo no nació en invierno. Si no nació en diciembre, ¿cómo llegó el 25 de diciembre a ser el día que la cristiandad celebra como el día de Su nacimiento? La historia nos da la respuesta. ¡En vez de ser este día el nacimiento de nuestro Salvador, este era el día en que los paganos, durante muchos siglos, celebraron el nacimiento de su dios solar! Un estudio de esto demuestra cuánto se rebajaron los responsables de la Iglesia Católica Romana en sus esfuerzos por unir el paganismo con el cristianismo, hasta el punto de poner el nacimiento de Jesucristo en una fecha que armonizaba con la celebración pagana del nacimiento del dios sol.
    Amigo, si tú celebras en estos días la Navidad como algo cristiano, ¡estás equivocado! Pero lo peor es que el sentido de la verdadera Navidad tampoco está presente en estos días. Son fechas para la reconciliación momentánea, para organizar la gran comilona familiar. Comer, beber, reír y olvidar son los cuatro verbos presentes, y ¿qué de la verdadera Navidad? ¿Qué de ese Nacimiento que da vida?  El que nació vino para darnos vida, no para darnos una fiesta. Nació para morir, y nos ofrece perdón de pecados y vida eterna a través de Su muerte. Es el mejor regalo. No se caduca nunca, y es gratis. No hay que pagar nada, ni se puede ganar a cambio de obras de piedad o devoción. La gracia de Dios a ti es gratis, pero esto es porque el Señor Jesucristo pagó con Su vida en la cruz. Nació, murió, resucitó, ascendió y vive a la diestra del Padre. Sólo Él puede salvar  perpetuamente a todos los que por Él se acercan a Dios (Hebreos 7:25).
    Tú que celebras en estos días la Navidad
, reflexiona y considera que el nacimiento de Jesucristo fue con el propósito de darte Vida y reconciliarte perpetuamente con Dios. Fue necesario Su nacimiento pero mucho más Su muerte, ya que por ella puedes obtener la salvación eterna.


Asamblea Bíblica
C./Torreblanca, 6, detras de la muralla Macarena
41003 Sevilla, España
Reuniones: domingo: 11:00 y 12:00, jueves 20:00
conócenos en internet:  http://berealibros.wixsite.com/asambleabiblica


Las Armas De Nuestra Milicia



2 Corintios 10:3-4  "Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas"

Sólo con este texto se puede ver claramente que el creyente no tiene por qué involucrarse en cosas como las obras sociales, la psicología o la política. Son armas carnales con las que los del mundo intentan hacer bien y reparar o mejorar al mundo.

William MacDonald comenta:
"Aquí, el pensamiento es que aunque los apóstoles vivían en cuerpos de carne, no batallaban la guerra cristiana según métodos o motivos carnales. Las armas de la milicia cristiana no son carnales. El cristiano, por ejemplo, no emplea espadas, cañones ni la estrategia de la guerra moderna para extender el evangelio cristiano de un cabo a otro de la tierra. Pero ésas no son las únicas armas carnales a las que se refiere el apóstol. El cristiano no hace uso de la riqueza, de la gloria, del poder, de la elocuencia ni de la astucia para conseguir sus propósitos".
"Más bien, utiliza maneras de actuar poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. La fe en el Dios viviente, la oración y la obediencia a la Palabra de Dios son las más eficaces armas de todo verdadero soldado de Jesucristo. Es por ellas que se asaltan las fortalezas".

¿Cuándo Está Bien Deshonrar A Los Padres Piadosos?


¿Qué dice la sabiduría del mundo?
· Cuando tengas 18 (o 21) años de edad, eres adulto y puedes hacer lo que quieres. Tus padres no tienen voz ni voto en tu vida.
 
· Es tu vida, y estás libre a vivir como quieras, sin interferencias. Líbrate de tus padres, pues no eres un niño.
 
· Si estás casado, tus padres no pintan nada y ni siquiera deberían darte consejo a menos que lo pidas, porque eres adulto y puedes pensar y actuar por tí mismo. Estás libre de ellos.
 
· Eres un adulto. ¿Por qué te importa lo que piensan tus padres? Vive tu vida, y ellos tendrán que acostumbrarse a la realidad de que no los necesitas.

· Lo más importante es que seas feliz, no que agrades a otros, ni que sigas normas impuestas por otros.


PERO, ¿Qué dice la Escritura?
Proverbios 1:8
“Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la dirección de tu madre”.    
Proverbios 6:20-21
“Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la enseñanza de tu madre;  Átalos siempre en tu corazón, enlázalos a tu cuello”. 

Proverbios 20:20
“Al que maldice a su padre o a su madre, se le apagará su lámpara en oscuridad tenebrosa”.

Proverbios 23:22-25
“Oye a tu padre,a aquel que te engendró; y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies. Compra la verdad, y no la vendas; la sabiduría, la enseñanza y la inteligencia. Mucho se alegrará el padre del justo, y el que engendra sabio se gozará con él. Alégrense tu padre y tu madre, gócese la que te dio a luz”.                                           
Proverbios 30:11, 17
“Hay generación que maldice a su padre y a su madre no bendice”.
“El ojo que escarnece a su padre y menosprecia la enseñanza de la madre, los cuervos de la cañada lo saquen, y lo devoren los hijos del águila”. 

miércoles, 20 de diciembre de 2017

¿Mérito o gracia?

Romans 4:2-5  
"Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios.  Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda;  mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia".

El Ateismo

Salmo 14:1 
 "Dice el necio en su corazón: No hay Dios"

Romanos 1:21-22
"Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.  Profesando ser sabios, se hicieron necios" 

 

sábado, 16 de diciembre de 2017

14 Frases selectas de A. W. Tozer




1. Ningún hombre se ha arrepentido verdaderamente hasta que su pecado lo ha herido cerca de la muerte, hasta que la herida lo ha quebrado y derrotado y ha tomado toda la lucha y la confianza en sí mismo, y él se ve a sí mismo como alguien que clavó a su Salvador en el madero…No hay nada como una herida que quite la confianza en nosotros mismos, que nos reduzca a la infancia de nuevo y nos haga pequeños e indefensos a nuestra vista…Todos los grandes cristianos han sido almas heridas.

2. “Lamentablemente ha surgido una nueva generación de creyentes que piensan que es posible estar en Cristo sin abandonar el Mundo”

3. Yo no predico ninguna nueva verdad. No tengo ninguna nueva doctrina …. Debemos tener un avivamiento que significa la pureza de corazón como un estándar normal para todos. Tenemos que ser gente limpia, y no estar limpiando la parte externa

4. “Qué cosa más terrible es la idea actual de que los cristianos pueden servir a Dios a su manera”. A.W Tozer

5. “Es dudoso que Dios bendiga grandemente a un hombre, si antes no lo ha herido profundamente”.

6. “El propósito de nuestras buenas obras no es para cambiarnos o salvarnos; es la prueba del cambio dentro de nosotros”.

7. “Usted puede ser teológicamente tan recto como un cañón de escopeta, pero estar espiritualmente tan vacío como él”. 

8. La iglesia debe de buscar en oración y mucha humildad el regreso de hombres hechos de lo que los profetas y mártires fueron hechos.

9. “Estar bien con Dios a menudo ha significado estar en problemas con los hombres”.

10. “Un verdadero adorador lo es en todo momento y en todo lugar, con su corazón, mente y voluntad, no sólo cuando entona un himno”.

11. Es necesario, que nuestro Padre Celestial, quien vela por nosotros con todo cuidado, nos prive de Sus consuelos internos y retire nuestra comodidad a veces para enseñarnos que solo Cristo es la Roca sobre la cual deberíamos descansar y depositar nuestra confianza eterna.

12. “No somos diplomáticos, sino profetas, y nuestro mensaje no es un arreglo al que llegamos, sino un ultimátum.

13. La iglesia evangélica moderna se ha rendido al mundo, lo excusa, lo explica, lo adopta y lo imita. Cada vez son más los predicadores jóvenes que imitan a los hombres de este mundo con un grado muy superior de esfuerzo que el que aplican a imitar a los santos de Dios. No les interesan los hombres santos, ni tampoco imitarles, sino que se vuelcan en imitar al mundo y aceptarlo por entero.

14. “'Santos' que no son santos; esa es la tragedia del cristianismo de hoy

tomado del blog:  http://alianjesus.cubava.cu/2016/02/16/15-frases-selectas-a-w-tozer/

lunes, 11 de diciembre de 2017

Tacañaría y Codicia



Estas dos palabras están vinculadas porque son opuestas. Ser codicioso es tener o mostrar un deseo intenso y egoísta por algo. Ser tacaño es la indisposición de dar algo que se tiene. Las dos veces que la palabra ‘codicia’ se usa en el Nuevo Testamento tiene que ver con el dinero. Pablo le dijo a Timoteo que un hombre culpable de ser “codicioso de ganancias deshonestas” no está calificado para ser anciano o diácono entre el pueblo de Dios (1 Ti. 3.3, 8; Tit. 1.8). Sin embargo, la codicia y la tacañería van más allá del dinero, e incluyen todo lo material.
    No nos sorprende que de las 19 características que marcan a los hombres en los últimos días (2 Ti. 3) la expresión “amadores de sí mismos” encabece la lista. La frase es una sola palabra en el griego (philautos), y significa “egoísta”. La segunda característica, la "avaricia", significa “amador del dinero” (philarguros). William MacDonald comenta que “el apóstol ofrece ahora a Timoteo una descripción de las condiciones que existirán en el mundo antes de la venida del Señor. Se ha observado a menudo que la lista de pecados que sigue es muy similar a la descripción de los impíos paganos en Romanos 1. Lo destacable es que las mismas condiciones que existen entre los paganos en su estado salvaje e incivilizado son las que caracterizarán a los profesos creyentes en los últimos días.
     ¡Qué solemne pensar en esto! Tal vez lo que nos debería preocupar es que estos temas se estén tocando en una revista dirigida principalmente a lectores cristianos. ¿Hay evidencia de que estas cosas predominen entre nosotros? Con frecuencia cometemos el error de juzgar lo que es pecado comparando nuestra actitud y acciones con las de los impíos, o incluso con las de los que profesan ser creyentes.
     Mientras no vivamos al mismo nivel de exceso que ellos nuestra
consciencia está tranquila. ¿No es nuestro estándar la Palabra de Dios, y nuestro ejemplo el Señor Jesucristo? ¿Nos habremos acostumbrado a la mentalidad de la cultura occidental, que hay los que sí tienen y los que no tienen? Aunque el Señor dijo que los pobres siempre estarían con nosotros (Mt. 26.11), también enseñó que “al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses”, Mateo 5.42.
     A veces, para entender algo es útil observar lo opuesto. El Señor Jesús, en Lucas 21, les enseñó a sus seguidores una lección sobre cómo dar. Mientras observaba a los ricos echando sus donativos en el arca de las ofrendas, también vio a una viuda que echó dos blancas. Y dijo: “En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos, porque todos aquéllos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía”, Lc. 21.3-4.
     En otra ocasión el apóstol Pablo les escribió a los creyentes en Corinto y les habló de las iglesias de Macedonia, que “en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas”, (2 Co. 8.2-3). Estos creyentes entendían el principio de dar, sabiendo que si daban todo, Dios en su gracia supliría lo necesario para sus necesidades. Fíjese cómo termina: “Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios”, (2 Co. 8.5). Esta enseñanza de sacrificio propio se veía desde los primeros días de la iglesia.  Lucas destaca: “Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común... Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad”, (Hch. 4.32, 34-35). Fíjese que no fue una repartición arbitraria ni igualitaria de todas las posesiones, sino según la necesidad. “Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?” (1 Jn. 3.17).
     El principio de dar va incluso más allá del dinero y los bienes materiales. Hay una palabra en la Biblia cuyo significado tenemos que volver a aprender. La palabra es “consagración”. Es el acto de darnos o dedicarnos a nosotros mismos a algo, o a otro. Fíjese en el lenguaje de David en 1 Crónicas 29 al contemplar la posibilidad de edificar una casa para el Señor. “Yo con todas mis fuerzas he preparado para la casa de mi Dios... Además de esto, por cuanto tengo mi afecto en la casa de mi Dios, yo guardo en mi tesoro particular oro y plata que, además de todas las cosas que he preparado para la casa del santuario... ¿Y quién quiere hacer hoy ofrenda voluntaria a Jehová?... Entonces los jefes de familia, y los príncipes de las tribus de Israel, jefes
de millares y de centenas, con los administradores de la hacienda del rey, ofrecieron voluntariamente”, (1 Cr. 29.1-5). ¿Pudiéramos sugerir que dar de nuestro tiempo es de igual o mayor valor para Dios que aun nuestro dinero y posesiones materiales? Podemos aprender mucho del ejemplo de una generación de creyentes antigua, que tenía un entendimiento diferente de lo que significa ser parte de una asamblea a lo que se ve hoy en día. Congregarse al Nombre del Señor era mucho más que sólo “asistir a veces a la iglesia”. Era su vida. Y de aquellas reuniones emanaba una vitalidad de servicio y sacrificio que solo podía venir de su apreciación de Cristo y del lugar de su Nombre.
     Hagamos caso a las palabras del Señor Jesús en Mateo 6.19-21, “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”.
por Jack Coleman, Hatboro, EE.UU
este artículo viene del "Mensajero Mexicano", nº 103,