domingo, 1 de enero de 2017

Separados del Mundo

La Feria de Vanidades, del Progreso Del Peregrino, por Bunyan

por William MacDonald

    Los cristianos son llamados a caminar separados del mundo. Puede que en el pasado algunos hayan limitado o definido demasiado estrechamente lo que es el mundo: el baile, los teatros, fumar, beber, jugar a las cartas y apostar. Pero incluye mucho más: la mayoría de lo que sale en la televisión es mundano, y apela sin cesar a los deseos de los ojos y la carne. El orgullo en todas sus formas y disfraces, trátese de los títulos, los grados académicos, el salario, las herencias o la búsqueda de la fama. 
     Es mundano vivir en medio de lujos, sean casas palaciegas, comidas exquisitas, vestidos ostentosos para llamar la atención, joyería o automóviles de marcas de prestigio. Como también lo es una vida rodeada de comodidades y placer, que gastan su tiempo viajando a ningún lugar en cruceros, derroches de dinero en viajes y vacaciones, compras impulsivas, los deportes y el recreo. Nuestras ambiciones y las de nuestros hijos pueden ser mundanas, aun cuando parezcamos espirituales y piadosos. Finalmente, el sexo fuera del matrimonio es una forma de mundanalidad.
    Cuanto más consagrados estemos al Salvador y más dedicados a Su servicio, menor será el tiempo que dispondremos para los enredos, placeres y diversiones de este mundo. C. Stacey Woods decía: “La medida de nuestra devoción a Cristo es la medida de nuestra separación del mundo”.

Sólo extranjeros somos y ni una casa aquí deseamos
Sobre esta tierra que sólo una tumba te dio;
Tu cruz los lazos que nos ataban rompió,
Sólo por ti, tesoro nuestro, suspiramos.
                                  

                    J. G. Deck

Andar Por Fe


por William MacDonald 

“Porque por fe andamos, no por vista” (2 Corintios 5:7).

    ¿Alguna vez te has detenido a preguntarte por qué un partido de fútbol es más excitante para la mayoría de la gente que una reunión de oración? Sin embargo, si comparamos los registros de asistencia, veremos que es así.
    Podríamos preguntar: “¿Por qué es la Presidencia del gobierno más atractiva que el pastoreo de ovejas en una asamblea?” Los padres no dicen a sus hijos: “Come lo del plato y algún día serás pastor”. No, más bien les dicen: “Limpia el plato y algún día serás presidente”. 
¿Por qué es más atractiva una exitosa carrera de negocios que la vida de un misionero? A menudo los cristianos desalientan a sus hijos para que no vayan al campo misionero, y se contentan viendo como crecen para ser “funcionarios titulados de empresas seculares”.
    ¿Por qué es más absorbente un documental de la televisión que el estudio de la Palabra de Dios? ¡Piensa en las horas que pasas frente al televisor y los pocos momentos apresurados ante tu Biblia abierta!
    ¿Por qué la gente está dispuesta a hacer por dinero lo que no haría por amor a Jesús? Muchos que trabajan incansablemente para una corporación son letárgicos e insensibles cuando les llama el Salvador.
    Finalmente ¿por qué nuestra nación llama mucho más nuestra atención que la Iglesia? La política nacional es multicolor y absorbente. En cambio, la Iglesia  parece andar pesadamente y sin dinámica.
    La causa de todas estas cosas está en que andamos por vista y no por fe. Nuestra visión está distorsionada. No vemos las cosas como realmente son. Valoramos más lo temporal que lo eterno. Valoramos lo terrenal más que lo espiritual. Valoramos la opinión de los hombres por encima de la de Dios.
    Cuando caminamos por fe, todo es distinto. Alcanzamos visión de total agudeza espiritual. Vemos las cosas como Dios las ve. Apreciamos la oración como el privilegio indecible de tener audiencia directa con el Soberano del universo. Vemos que un pastor en una asamblea significa más para Dios que el gobernante de una nación. Vemos, con Spurgeon, que si Dios llama a un hombre para ser misionero: “sería una tragedia verlo descender para ser rey”. Vemos la televisión como el mundo falso de irrealidad, mientras que la Biblia tiene la llave que abre la puerta a una vida llena de realización. Estamos dispuestos a gastar y ser gastados por Jesús de una manera que jamás estaríamos por una indigna corporación impersonal. Y reconocemos que la iglesia local es más importante para Dios y para Su Pueblo que el imperio más grande del mundo.
    ¡Andar por fe marca la diferencia!  

de su libro DE DÍA EN DÍA, (CLIE), lectura para el 7 de enero