lunes, 26 de noviembre de 2018

Israel, Mi Amada


    Mi deleite está en ella – Hepsiba – es el nombre que el Señor dio a Su antiguo pueblo. Los dieciséis profetas reciben gozosos cientos de profecías de bendición para Israel. El Señor Jesús lloró sobre Jerusalén (no Tiro y Sidón) y quiso muchas veces juntarla como la gallina a sus polluelos. La Palabra de Dios nos instruye a orar por la paz de Jerusalén.
    Hoy en día algunos israelíes están muy dispuestos a sacrificarse por el proceso de la paz. En cambio, otros dan sus vidas en asesinatos suicidas a fin de hacer un sabotaje a esa misma paz.
    Nosotros anticipamos la venida de nuestro Señor, esperanzados por los eventos que ocurren en Israel. Nuestros intereses en el arrebatamiento se centran en el Señor, Sus recompensas, Su novia, y el día de la boda. Seguramente Sus pensamientos también están centrados en esto. Pero también Se preocupará intensamente por Su amado Israel. ¿Qué dicen las Escrituras acerca de los próximos siete años después del rapto?
    Los israelíes nacidos de nuevo, por supuesto, ascenderán en las nubes para encontrarse en el aire con el Señor. Desgraciadamente, es evidente que estos serán sólo una minoría pequeña de los 18.000.000 de judíos que viven hoy en día. Pronto la nación hará un pacto de siete años con el futuro dictador mundial, y comenzarán la construcción del templo. Hoy se rumorea que los planes y las preparaciones se están finalizando, lo cual quiere decir que muy pronto comenzará la construcción. Acto seguido se inaugurarán los sacrificios.
    Antes de que los ángeles de ira comiencen a derramar los juicios de la Tribulación, otros pondrán el nombre del Padre como sello sobre 144.000 varones jóvenes de Israel. Aunque nunca aceptarán el número 666 del hombre de pecado, sus vidas serán preservadas durante la Tribulación. El Cordero se regocijará con ellos en el Monte de Sión, cantando un cántico nuevo que nadie más puede aprender (Ap. 14:1-5).
    Estos varones jóvenes son vírgenes y no se halla en ellos ningún engaño. Están sin mancha delante de Dios. Son las primicias del periodo de la Tribulación y siguen al Cordero dondequiera que Él va. La novia también estará con el Cordero, de modo que estos jóvenes le serán a la novia como un compañero.
    Suponiendo que más o menos un 10% de los 9.000.000 de varones en Israel se pueden considerar “jóvenes”, la sexta parte de estos son los 144.000. A menos que nuestras esperanzas de la segunda venida del Señor estén muy equivocados, es probable que los 144.000 estén muy vivos hoy día. Están viviendo vidas puras, todavía no entregados a Cristo, pero listos para creer cuando el Espíritu obra en ellos. Es un grupo interesante.
    Su tarea después de ser sellados parece ser propagar el evangelio eterno. El fruto de este ministerio se puede ver en los muchos designados como ovejas a la mano derecha del Señor cuando Él se sienta para juzgar a los gentiles vivos. Pero antes que el Señor intervenga, muchos más creyentes nuevos serán matados, tanto judíos como gentiles.
    Cuando se abre el quinto sello, los israelíes creyentes que hayan sido matados durante los siete años se ven bajo el altar como mártires (Ap. 6). Muchos más sobrevivirán los terrores de la Tribulación y le verán al Señor cuando Él aparece. Ellos también creerán, con lagrimas de remordimiento por su rechazo nacional de su Rey. (Zac. 12:10). Muchas ovejas gentiles heredarán el reino que les fue preparado desde la eternidad (Mt. 25:34), pero Israel será la nación predominante en el Milenio. Los apóstoles reinarán sobre las tribus (Mt. 19:28), y rápidamente construirán el templo, como se describe en Ezequiel.   
    Días grandes para Israel y para la humanidad vienen pronto. Todavía más felices pueden ser todos aquellos Israelíes y todos los que aceptan a Cristo en la edad de la gracia. Así que, nunca dejemos de orar e interceder fervientemente en apollo de todos los que trabajan para llevarle la Luz a Hepsiba, la nación amada de Dios.
R.E. Harlow
traducido de la revista “Missions” por Josué Knott

martes, 13 de noviembre de 2018

El Creador y la Creación


escribe Dave Hunt

Esta piedra angular de verdad de la Escritura fue indicada por Agustín: "para confesar que Dios existe, y al mismo tiempo negar que tiene conocimiento de las cosas futuras, es la locura más manifiesta... Pero el [que] confiesa al altísimo y verdadero Dios, confiesa su voluntad, su poder supremo y pre conocimiento. "[1] Sin embargo no hay nadie que manifestara el pre conocimiento de Dios más plenamente que el tan difamado Armenio:

    [Dios] sabe todas las cosas posibles, ya sea en la capacidad de Dios o de la criatura... imaginación o enunciación... todas las cosas que podrían tener una existencia... los que son necesarios y contingentes, bueno y malo, universal y particular, futuro, presente y pasado, excelente y vil; Sabe cosas sustanciales y accidentales de todo tipo; las acciones y las pasiones, los modos y circunstancias externas… palabras y acciones, pensamientos internos, deliberaciones, consejos, determinaciones y las entidades de la razón, ya sea complejos o simples.[2]

     Lamentablemente el calvinismo, tiene una visión muy diferente del conocimiento previo, que en realidad denigra la omnisciencia de Dios: "Si Dios no pre-ordena todas las cosas, entonces no podría saber el futuro".[3]  Sin apoyo de las Escrituras, Calvino declaró que Dios "prevé las cosas que deben suceder, simplemente porque él ha decretado que así van a suceder..."[4]  Yendo aún más lejos, otro autor dice: "La idea de que Dios conoce el futuro sin haberlo planeado y sin controlarlo es totalmente ajeno a las Escrituras".[5]  De hecho, lo contrario es cierto. La Biblia no dice nada o incluso implica que Dios conoce todo previamente, sólo porque Él lo ha pre-ordenado y causado.
     ¿Cómo, entonces, puede Dios estar seguro que lo que el pre-conoce va a pasar y que algo no intervendrá para cambiar el futuro? Simplemente porque Él es omnisciente, y por lo tanto, el futuro es tan claro para Él como el pasado. Si Dios tuvo que planificar y causar que algo sucediera o incluso controlar su ocurrencia para saber que tomaría lugar, Él se limitaría en su presciencia y por lo tanto, no es el Dios infinito, omnisciente que es. Si el punto de vista calvinista es correcto, entonces sería pre-ordenado cada detalle de cada delito y enfermedad y de la destrucción de propiedad y el sufrimiento humano, y la pérdida de vidas y extremidades que suceden por desastres naturales, causados por Dios; de lo contrario, el seria ignorante del futuro.
     Se nos dice que "que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día" (2 Pedro 3:8). Y "Porque mil años delante de tus ojos son como el día de ayer, que paso, Y como una de las vigilias de anoche" (Salmo 90:4). Algunos han intentado encontrar un significado oculto en estas declaraciones, pero no hay ninguna.
     Las frases "para el Señor" y "de tus ojos" son la clave para entender esta declaración algo simple y sencilla. Tiempo es parte del universo físico, que Dios creó de la nada. Por lo tanto Dios mismo está fuera del tiempo. Esa es la verdad en estas dos Escrituras.
     Como un científico explicó recientemente: "la existencia real de pasado, presente y futuro es requerida por la teoría de Einstein de la relatividad. Todo espacio y tiempo forman un continuo cuatri-dimensional que simplemente existe; la teoría no permite que el tiempo sea tratado como una dimensión en la que el futuro está abierto o incompleto". Además explicó:

Desde un punto de vista cristiano, es razonable concluir que el tiempo y la extensión espacial de nuestro universo fueron creados juntos y así toda la estructura cuatridimensional reside antes [a la vista de] su creador en un eterno presente. Por lo tanto nuestra comprensión científica moderna de la naturaleza del tiempo se ajusta bastante bien con la tradición cristiana de que Dios tiene conocimiento de todos los tiempos, pasados, presentes y futuros: "Antes de que Abraham fuese, yo soy."[6]

Tenga en cuenta que Dios no dice: "Era" o "Seré". Él dice, "Yo soy". Él es el auto-existente siempre presente en todos los eventos, ya sea pasados, presentes o futuros desde nuestro punto de vista.

La protección continua de Dios

     Dios conoce el futuro sin que su conocimiento previo tenga influencia, porque lo ve como uno que observa desde afuera. Dios es totalmente independiente y distinto del espacio, tiempo y materia. Por lo tanto, tal como ve el universo desde afuera, así ve el pasado, presente y futuro desde afuera, conociéndolo todo a la misma vez.
     Somos finitos y Dios es infinito; por lo tanto, no es posible que entendamos cómo Él sabe el futuro. Sin embargo nos ha dado la suficiente inteligencia, para entender lo que debemos saber. Como dice David, hablando en nombre de toda la humanidad, "tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender" (Salmo 139:6).
     Las Escrituras, resultan igualmente evidentes que Dios no es un observador totalmente pasivo, desinteresado en los eventos humanos que toman su propio curso. El tiene ojo vigilante y juega un papel activo  y cumple sus propósitos eternos para toda la creación. Como declara el salmista: "Decid a Dios: ¡Cuan asombrosas son tus obras! Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos... Venid y ved las obras de Dios, temible en hechos sobre los hijos de los hombres... El señorea con su poder para siempre..." (Salmo 66:3, 5, 7).
     Dios ejerce su influencia sobre los hombres y eventos (exactamente como Él conoce de antemano que haría desde la eternidad pasada) con el fin de crear el futuro para nosotros Él desea y también ha querido. A la luz de las voluntariosas intenciones y acciones del hombre, cualquier influencia o acción que Dios conoce de antemano sería necesario para implementar sus planes, y esto obviamente también es parte del pre conocimiento de Dios — eliminando cualquier necesidad de algún ajuste de emergencia.
     A veces todo cristiano tiene una conciencia de la intervención maravillosa y misericordiosa de Dios en sus vidas. Se siente como un "Justo a tiempo" (desde nuestra perspectiva la manera en que Dios tan a menudo funciona) la intervención puede parecer como un pensamiento de último minuto y también la acción por su parte, pero claramente no es el caso. Sin duda, su buena mano está siempre con su pueblo, pero en formas más allá de la comprensión humana. Otra vez, como dijo David:
“Detrás y delante me rodeaste, y sobre mi pusiste tu mano… ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a donde huiré de tu presencia?...En los cielos…el seol…el extremo del mar, Aun allí me guiara tu mano y me asirá tu diestra….
¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grane es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena; despierto, y aun estoy contigo.” Salmos 139:5-18

del libro ¿Qué Amor Es Éste?, por Dave Hunt

Una de Dos


No puedes nadar y guardar la ropa. Hay que escoger entre dos. Tu decisión tiene consecuencias eternas, así que reflexiona y escoge bien.

La Biblia enseña que 

Hay 2 hombres progenitores:
1. Adán, el primer hombre, es progenitor de todo ser humano. Irrespectivamente del país o raza de nuestro nacimiento, descendemos de Adán, el pecador por el cual entró el pecado y la muerte en el mundo (Ro. 5:12). Todo hijo de Adán es pecador, y la historia del mundo demuestra que es así.
2. Cristo, "el postrer Adán" (1 Co. 15:45), es "el segundo hombre" (1 Co. 15:47), el Señor del cielo. Él es cabeza de todos los que nacen de nuevo por la fe en Él. Creyendo en Cristo nuestro Salvador, pasarás de pertenecer a Adán, el pecado, la muerte y la condenación (Jn. 5:24) a ser de Cristo y tener la vida por la gracia de Dios.


Hay 2 muertes:
1. La primera muerte es física, cuando el cuerpo físico fallece y el alma y espíritu se separan del cuerpo. Después de la muerte física todavía queda pendiente el juicio de Dios (He. 9:27).
2. La segunda muerte es espiritual y eterna, cuando la persona inconversa es juzgada y separada eternamente de Dios, enviada al lago de fuego: "Ésta es la muerte segunda" (Ap. 20:14).


Hay 2 resurrecciones:
1. La primera resurrección es la de los creyentes en el Señor Jesucristo, y es para vida (Jn. 5:29; Ap. 20:5-6). Cristo promete que los que creen en Él no morirán eternamente (Jn. 11.26). Resucitarán y vivirán eternamente con Él, en gloria.

2. Pero todos resucitarán, sí, aun los incrédulos, pero la suya, la segunda resurrección, será para juicio, condenación (Jn. 5:29), confusión y vergüenza eterna (Dn. 12:2).

Hay 2 juicios:

1. El primer juicio pasó: el de nuestros pecados que Cristo llevó en Su cuerpo sober el madero (1 P. 2:24), en el monte Calvario. Todo aquel que en Él cree, confiando en Él como su Sustituto, será salvo del otro juicio.
2. El otro juicio viene, es del Gran Trono Blanco (Ap. 20:11-15), cuando todo muerto incrédulo compadecerá delante de Dios. Hebreos 9:27 advierte de este juicio que viene después de la muerte física. Los libros de obras serán abiertas y los muertos serán juzgados según sus obras. La Biblia advierte que no hay bueno, ni siquiera uno, así que en este juicio nadie se salvará. Todos serán condenados por sus pecados, y porque sus nombres no aparecen en el libro de la vida del Cordero - de los que han confiado en Él.

Hay 2 puertas:
1. Una es la puerta estrecha  (Mt. 7:13-14) que es el Señor Jesucristo. "Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo" (Jn. 10:9).  Como bien declaró el apóstol Pedro (que algunos dicen que fue el primer Papa, pero no creen lo que dice): "Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos" (Hch. 4:12). No hay otro modo de acceso a Dios y la salvación, sino sólo por Jesucristo.

2. La otra puerta es ancha (Mt. 7:13-14), y muchas entran por ella. Ella admite muchas opiniones y religiones. En esa puerta entran todos los que creen a su manera, o en la religión de sus padres, la tradición. Pero conduce a la perdición.

Hay 2 caminos:

1. El mismo texto de Mateo 7:13-14 habla de los dos caminos. Uno es el camino angosto que conduce a la vida. Ahí van pocos. Sólo es por el Señor Jesucristo, pues Él declaró: "Yo soy el camino...nadie viene al Padre sino por mí" (Jn. 14:6). Nadie más puede salvarnos: ninguna iglesia, ningún sacramento, santo, filosofía ni obra, sino sólo Jesucristo.
2. El otro camino es espacioso. Es como una carretera de muchos carriles, para muchas opiniones, creencias y prácticas. Ahí van muchos, la mayoría. Pero termina en la muerte segunda. Proverbios 14:12 advierte: "Hay camino que al hombre le parece derecho, pero su fin es camino de muerte".

Hay 2 destinos:

1. El cielo, la morada de Dios, es para aquellos que arrepentidos confían única y exclusivamente en el Señor Jesucristo para el perdón de pecados y vida eterna. Todo creyente estará siempre con Él en la casa de Su Padre (Jn. 14:1-3).
2. El infierno, el lago de fuego, es el destino espeluznante y lugar terrible de castigo eterno de toda persona que no confía en Jesucristo como su Señor y Salvador. Sus nombres no están escritos en el libro de la vida del Cordero (Ap. 20:15; 21:27). No serán aniquilados, sino sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor (2 Ts. 1:9).

Pero amigo, te avertimos con toda seriedad: no hay 2 oportunidades


Sólo hay una vida, y pronto pasará. No hay reencarnación. No hay segundas oportunidades. "Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto, el juicio" (He. 9:27). Si mueres sin arrepentirte, sin confiar en Jesucristo como tu Señor y Salvador, entrarás perdido para siempre en la eternidad. Ahí no podrás cambiar tu destino. Hoy sí, porque hoy, vivo, tienes oportunidad de creer y confesar a Jesucristo como Señor y Salvador. Dios te advierte, y te llama, para que aprovechas ésta tu oportunidad. "En tiempo aceptable te he oído, Y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación" (2 Co. 6:2).

Sólo hay dos respuestas: creer o no creer. No eres indeciso. No te engañes.  
O crees en el Señor Jesucristo para ser salvo, o eres incrédulo. Uno de dos. Hasta que creas en el Señor Jesucristo eres un pecador incrédulo y condenado. La Biblia declara: "El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios" (Jn. 3:18). Y también advierte: "El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él". Hoy, ahora mismo, o tienes vida eterna por fe en el Señor Jesucristo, o por tu incredulidad la ira de Dios está sobre ti. ¿Cuál de estas dos es tu situación actual?