miércoles, 3 de julio de 2019

La Gimnasia Intelectual

“Profesando ser sabios, se hicieron necios” (Romanos 1:22)

El testimonio bíblico acerca de los hombres es que a pesar de tener el conocimiento de Dios, cometieron el suicidio espiritual: “cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador” (Ro.1:21-25). Aunque esos versículos hablan de algo que sucedió en el pasado, la verdad es que en el mundo de hoy sucede exactamente lo mismo. ¡Se suicidan espiritualmente! Realmente creen que el universo vino a existir mediante un “big bang” y que el ser humano, finito y pecaminoso, puede solucionar los problemas del mundo e introducir una nueva era de paz mundial. Pero la Biblia nos advierte claramente acerca de esto, diciendo: “...cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán” (1 Ts. 5:3).
    Desafortunadamente la insensatez espiritual no se limita a los del mundo. Muchos de los que están en las iglesias evangélicas, aun en “las asambleas”, juegan a la gimnasia intelectual con las Escrituras. Son los que adoptan el rumbo mundano de nuestra época, o ignoran las Escrituras como si no tuvieran relevancia alguna, o las explican con sus propios razonamientos que las dejan sin poder. Se enfatiza la “libertad cristiana” hasta el extremo de usarla como excusa para disfrutar el mundo y todos sus placeres, e incluso introduce conceptos y prácticas del mundo en las iglesias bajo el concepto de consejos de “cómo alcanzar a los del mundo”.
    Tal vez veamos más claramente esos gimnásticos intelectuales en la campaña para la “igualdad de la mujer en la iglesia”. Muchos líderes de eminencia ya se han manifestado a favor de organizaciones como “Cristianos A Favor De La Igualdad Bíblica”, que promocionan enseñanzas y prácticas no bíblicas. Esta organización juega a la gimnasia intelectual con Gálatas 3:28 que dice: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”. De ahí sacan la conclusión de que no hay cabeza en el matrimonio, la familia o la iglesia. Si fuera verdad, esto significaría no solamente que los hombres y las mujeres son iguales en el orden divino de gobierno, sino que también los niños son iguales con sus padres.  
    Esa organización lanzó dos páginas de publicidad en el número de Abril, 1990 de la revista Christianity Today (“El Cristianismo Hoy”) donde presentar sus puntos de vista. Destaca la enseñanza de que el liderazgo del hombre sobre la mujer fue resultado de la caída. Una simple lectura de 1 Timoteo 2:12-13 descubriría el fallo de esa enseñanza. Su publicidad decía que las mujeres deberían estar involucradas en “el cuidado pastoral, la enseñanza, la predicación y la adoración”. No es el propósito de este artículo dirigirse a todas esas enseñanzas falsas, sino sólo señalarlas y advertir que tales ideas entran en las asambleas mediante los seminarios, los pastores, los líderes de organizaciones paraeclesiales y las agencias de consulta para “iglesia-crecimiento”,  las reuniones de mujeres, los campamentos y retiros para jóvenes universitarios, etc. Lo más común entre todos los que creen así es el argumento cultural, que carece de apoyo y base bíblico. Son presuposiciones y predisposiciones traídas ya a la Biblia como unos lentes que distorsionan la vista y no permiten que uno simplemente haga lo que la Biblia dice. Son argumentos complicados que dependen de un conocimiento extra-bíblico y tienen que ser aprendidos fuera de la Biblia, porque no están en ella. Y como las iglesias no vigilan lo que es enseñado en esas situaciones, ni asisten los ancianos para escuchar y si es necesario corregir,  la mala doctrina entra y comienza a obrar como levadura. O cambiando de figura, los que asisten a estos grupos u organizaciones y sus estudios salen con la mente contaminada.
    Quizás lo más espantoso sea que de más de doscientas personas que firmaron manifestando su acuerdo con las declaraciones de este grupo, aparecieron apellidos conocidos como: Bruce, Cole, Davids y Liefeld, que son evangélicos conocidos en las asambleas de Norte América e Inglaterra. También están otras “eminencias evangélicas” como Briscoe, Campolo y Hybels, para nombrar unos cuantos.
    Está claro que estos hombres y mujeres no han usado bien la palabra de verdad (2 Ti. 2:15), por cuanto no hacen distinción entre la posición del creyente bajo la gracia de Dios, y el lugar o la función del cristiano bajo el gobierno de Dios. Su texto fundamental, Gálatas 3:28, se encuentra en una epístola que trata nuestra posición bajo la gracia de Dios, donde es absolutamente verdad que en Cristo todos somos iguales. No obstante, las Escrituras que tratan nuestro lugar o función como creyentes bajo el gobierno de Dios, éstas mismas nos enseñan que hay un orden que observar y seguir en el hogar y también en la iglesia, y que este orden divino incluye papeles distintos para los hombres y las mujeres (1 Co. 11:3; 14:34-35; Ef. 5:22-25; 1 Ti. 2:11-14).
    Tristemente, el mundo y ahora también un número creciente de iglesias descartan el orden que Dios estableció, llamando lo que hacen “progreso”, “crecimiento” o “madurez”, cuando realmente no es sino una señal clara del fracaso. Es el fracaso de los hombres respecto al liderazgo que debieran tomar, y el fracaso de las mujeres que ya no quieren cumplir las responsabilidades tan importantes que la Biblia les asigna. En estos postreros tiempos cuesta mucho ser fiel a la Palabra de Dios cuando muchos llamados evangélicos se vuelven atrás y no se someten a ella (Ap. 3:8). Procuremos con diligencia presentarnos a Dios aprobados, no teniendo de qué avergonzarnos, usando bien la Palabra de verdad, y persistiendo en ella (2 Ti. 2:15; 3:14).


Steve Hulshizer, traducido de su artículo  en MILK & HONEY (“Leche Y Miel”), Nº 7, julio 1992.

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