jueves, 25 de mayo de 2017

DIOS ABORRECE

por A. W. Tozer

    Es un pecado cuando los hijos de Dios no aborrecen lo que deben. Nuestro Señor Jesucristo amaba la justicia, pero aborrecía la iniquidad. Podemos decir que Él odiaba el pecado y la maldad perfectamente.
    Si somos cristianos comprometidos, consagrados, verdaderos discípulos del Cristo crucificado y resucitado, hay algunas cosas que debemos afrontar.

    No podemos amar la honestidad sin aborrecer la deshonestidad.
    No podemos amar la pureza sin aborrecer la impureza.
    No podemos amar la verdad sin aborrecer la mentira y el engaño.

    Si somos de Cristo Jesús, debemos aborrecer el mal en todas sus formas como Él hacía. Su habilidad de aborrecer lo que está contra Dios y amar lo que Dios ama le constituyó digno de recibir la unción de alegría (Sal. 45:7). Pero nuestra imperfección amando lo bueno y aborreciendo lo malo nos impide recibir la bendición de Dios.

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