martes, 1 de enero de 2008

SER ENTERAMENTE DEL SEÑOR

Ser enteramente del SEÑOR. ––> Carta Nº 66 del 22 de enero de 1736 de Gerhard Tersteegen

Perderse en el SEÑOR con fe y amor es el beneficio más grande que se puede obtener, y la llave a esta intimidad nos está ofrecida en Cristo Jesús. Si las almas tan sólo fuesen aptas para soltar las amarras y entregarse a Dios sin reservas, no quedaría ya nada por añadir de nuestra parte. Pero por lo general, en esta gracia no se llega a entrar; pocas son las ocasiones en las que se encuentra a alguien que se disponga a alcanzar este bendito estado.

Toda gracia proviene de la intervención benevolente de Dios. Con su guía misteriosa "obliga" al alma que ama, pero que aún le resiste, ocasionándole privaciones desde dentro y desde fuera. Es parecido a alguien que está en peligro de ahogarse en aguas profundas que trata de aferrarse a cualquier objeto que encuentra a su alcance aunque fuese sólo un pedazo de madera, esperando de él que le mantenga con vida. Pero los que buscan así salvarse se perderán. Ahora, perder el alma en las aguas profundas que Dios envía es precisamente la perdición que trae la salvación que buscamos, la que trae reposo y espacio abierto para nuestro espíritu. Es el peso del amor de Dios la que trae angustia al corazón que le resiste. Pero rendido una vez, el mismo peso nos hace andar en su camino y nos lleva al lugar donde debemos estar.

No le privemos, pues, lo que le pertenece al SEÑOR, sino que le entreguemos todo. Solamente Dios nos es suficiente. Él nos ha de poseer como propiedad suya, integramente suya, y nos guía únicamente según su voluntad. Debe ocurrir que cada vez menos nuestras acciones e ideas se mezclen con su bendita obra. ¡Aprendamos más bien a esperar en silencio, consintiendo con ojos cerrados, y seguirle con sencillez adonde Él nos quiere guiar!

Desde el fondo corrompido de nuestro ser "sube" lo puramente propio que trata de condicionar todos nuestros movimientos, los asuntos interiores como los exteriores. Pero sólo Dios es capaz de localizar este mal, para purificarnos de ello. Lo suele hacer con privaciones, despojándonos de esto y de aquello con el fin de hacernos pobres en espíritu, y pobres en cuanto nos rodea para que, no teniendo ya nada en el corazón, encontremos el deleite sólo en Él. A su tiempo nos será devuelto todo, aunque de modo diferente si permanecemos en Él, disfrutando de la libertad del Espíritu, siendo Dios en nosotros el verdadero y único tesoro. Las almas se ocasionan en vano miles de tormentos por no unirse a la voluntad divina. Se teme demasiado el despojo del alma, cosa que más nos beneficiaría en el crecimiento y la santificación. Demasiado tiempo hemos vivido para nosotros mismos. Que el SEÑOR nos conceda que a partir de ahora sólo estemos delante de Él en la pureza que demanda su divino llamado. Él es muy fiel, y Él lo hará en nosotros –pobres gusanos– para la gloria eterna de su Nombre sublime. - Amén, Jesús. – Α-Ω

Del libro "Geistliche Briefe, 5. Teil" (Cartas espirituales, Tomo 5); traducc. P. Neuhaus; editorial: Rolf Wolters Christlicher Schriftenversand, Walzbachtal, Alemania.

No hay comentarios: