viernes, 19 de octubre de 2018

Conflictos entre el Cristianismo y la Política




Cristo llama a los Suyos a ser humildes y tomar el lugar bajo. En la política uno se exalta, se engrandece y erjece potestad. Pero Cristo dijo a los Suyos: "no será así entre vosotros" (Mr. 10:42-45).

Cristo llama a los Suyos a sufrir con Él, el odio, rechazo y reproche del mundo (Jn. 15:18; 16:33). En la política uno busca la popularidad, para que la mayoría le vote. El político no podría llevar el letrero que llevó el evangelista W. P. Nicholson: "Muerto a la opinión pública".

"Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece"  (Jn. 15:19)

Cristo llama a los Suyos a predicar el evangelio a todo el mundo. Pero eso no es el mensaje de los políticos. Cristo quiere rescatar a almas del mundo antes de que sea destruido. La política quiere mejorar el mundo.

Cristo llama a los Suyos a separarse del mundo y de los yugos desiguales (2 Co. 6:14-7:2). Pero en la política uno tiene que unirse a los inconversos, cultivar amigos de toda clase, y cooperar con personas que no desean agradar a Dios. Son alianzas inmundas que violan el principio de Amós 3:3, "¿Andarán dos juntos si no estuvieren de acuerdo?"

Cristo llama a los Suyos a esperar en Dios. El la política uno espera en el partido y en el pueblo.

Cristo llama a los Suyos a vivir por fe, y pronuncia bendición sobre los pobres (Lc. 6:20), pero en la política uno no se mueve por fe sino por dinero.

Cristo llama a los Suyos al sacrificio vivo (Ro. 12:1-2), y a dar a Dios lo que es de Dios (Mt. 22:21). Si un creyente gasta todo su fuerza, tiempo y dinero en la predicación del evangelio, haciendo discípulos y cuidando de la iglesia, no tendrá tiempo para la política.

"Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios" (Lc. 9:60).


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