viernes, 11 de agosto de 2017

¿Salarios Para Servir A Cristo?

 
William MacDonald Responde a Dennis Clark
Sobre el Ministerio Asalariado y la Vida de Fe


Tan temprano como 1959 el sr. Dennis E. Clark escribió en la revista Witness (“Testimonio”) a favor de los salarios para los siervos de Dios. Desde entonces esa idea ha extendido sus tentáculos a muchas asambleas. Incluso surge en varios lugares la idea de pagar un salario a los ancianos. Hay asambleas buscan a “obreros” [como pastores] a quienes pueden pagar y dejarles hacer el ministerio. Los que salen de institutos “bíblicos” salen contaminados ya con la mentalidad de empleos y salarios, como si para servir a Cristo se necesitase un contrato laboral. Se escuchan cosas como: “quiero ser predicador”, como si fuera una carrera. O “quiero ser misionero en tal país porque ahí hay hermanos afluentes que me mantendrán”. Hay quienes en países latinoamericanas desean ir a predicar en Norteamérica, porque allá se recogen buenas ofrendas. En España, anhelan ser apuntados como obreros para recibir una mensualidad de un “Fondo” que pretende canalizar las ofrendas a los aprobados. Aunque sus creencias y prácticas no se parecen como las de los fieles de antaño, quieren ser “obreros”. El profesionalismo y la orientación mercenaria ha invadido las asambleas.
    Incluso ahora hay obreros e iglesias que maniobran para recibir fondos aun del gobierno, y no les parece mala cosa la ayuda económica del estado, o de donde venga. ¿Pagará César a los siervos de Cristo? ¿No sería esto una violación de 3 Juan 7? “...Salieron por amor del nombre de Él, sin aceptar nada de los gentiles”.Conviene repasar los comentarios escritos desde hace muchos años por el hermano William MacDonald acerca del artículo del hermano Clark:

    “Me parece que la gran debilidad del artículo del Sr. Clark, donde ha fallado, está en que no presenta apoyo bíblico para la idea de un salario garantizado para los obreros cristianos. La razón, por supuesto, es que esta idea no se halla en el Nuevo Testamento.
    Clark cita la paráfrasis de Phillips en 1 Timoteo 5:17: “Los ancianos que tienen don de liderazgo deben ser considerados dignos de respecto, y de salario adecuado”.
    En la Reina Valera, la traducción dice: “...dignos de doble honor”. Aunque la palabra “honor” puede ser remuneración de finanzas, no conlleva la idea de un salario fijo y estipulado.
    La palabra “doble” significa “dos veces” o “duplicado”, no “adecuado” como Phillips la traduce. Si insiste que “honor” significa “salario”, entonces debía haber reconocido que el anciano es digno de DOBLE SALARIO, no solamente de salario adecuado. Sin embargo, nunca he oído a nadie sugerir que los siervos del Señor deben ser pagados dos veces más que sus colegas en el mundo secular. La interpretación tomada de la versión Phillips en este caso prueba demasiado.
    En el séptimo párrafo de su artículo, Clark cita el ejemplo de Abraham, José y Samuel para apoyar su punto de vista. Es interesante observar que todos estos son tomados del Antiguo Testamento. No emplea el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo ni de Sus apóstoles. Sus vidas han sido descritas como una crisis perpetua de fe y dependencia en el Dios vivo, y las nuestras también deben ser así. “El siervo no es más que su señor”.
    El Sr. Clark sugiere que la fe de los hombres tales como Mueller, Hudson Taylor y Studd quizás fuera un fenómeno temporal al principio de la edad de las misiones, y que al igual que con las lenguas, las sanidades, etc., no sea vigente hoy en día.
    Esto realmente me sorprende. En 1 Corintios 13:8-13 tenemos la refutación de su posición. Ahí dice que las lenguas y las profecías cesarán, sí, pero también el texto dice claramente que la fe permanece.
    El Sr. Clark implica que no necesariamente debemos seguir la fe de Groves, Mueller, Taylor y Studd. Pero Hebreos 13:7 dice: “Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e IMITAD SU FE”.
    Todos debemos conocer los males de un ministerio asalariado:
    1. Es más fácil que entren los que no tienen un llamado claro de Dios al servicio cristiano, puesto que saben que serán apoyados. Si un hombre está seguro del llamamiento divino, no tiene que preocuparse por las finanzas.

    2. Con el salario viene el control humano, aunque digan que no. La historia de las denominaciones organizadas es bastante prueba de esto.

    3. Con el salario, un predicador puede continuar en la obra mucho después de que la ayuda divina le ha abandonado.

    4. El sistema al cual el Sr. Clark llama “la linea de la fe” glorifica más a Dios. Cuanto mayor nuestra dependencia en Él, y más manifestemos ante los demás que el Señor está proveyendo, más honor damos a Su nombre.

    Dios desea que vivamos por fe, continuamente dependientes de Él. Esto es contrario a la naturaleza carnal, y por eso solemos introducir métodos más “lógicos”, mas “prácticos” y “pragmáticos” de hacer Su obra.
    Fue durante los días más negros de la historia de Israel que Micaía alquiló al sacerdote joven de Belén-Judea, diciendo: “Quédate en mi casa, y serás para mí padre y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año, vestidos y comida” (Jue. 17:10; ver también Jue. 18:18-20) ¿No tiene esto nada que decirnos?
    El apóstol Pablo fue apoyado por sus propias labores y por las ofrendas de las asambleas. El tiempo y la cantidad de las ofrendas fueron dictados por el Espíritu Santo. Para llevar a cabo inteligentemente la distribución de sus ofrendas, la asamblea tenía que estar en contacto con el Espíritu Santo. Esto requiere constante ejercicio del alma.
    Profesamos reconocer al Espíritu Santo en la iglesia, pero cada paso dado hacia el ritual, el formalismo y el procedimiento mecánico es una negación de Su autoridad.
    El Espíritu de Dios es fluido, esto es, que no podemos predecir exactamente qué hará ni cómo lo hará (Él es ilustrado por figuras tales como el agua, el fuego, el viento y el aceite). Esto significa que no puedes encasillarle o encerrarle en un patrón que de ahí en adelante elimina tu necesidad de dependencia en Él.
    Sólo puedo concluir que el artículo del Sr. Clark representa un desliz de las enseñanzas y el ejemplo de nuestro Señor y de los apóstoles”.
William MacDonald
traducido


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