domingo, 6 de marzo de 2016

LA IGLESIA Y EL ESTADO SEGÚN CALVINO


Nota: Samuel Fisk cita a los siguientes historiadores bien documentados. Para abreviar aquí omitimos los nombres de sus libros y las páginas citadas, pero toda esta información está en el libro de Fisk.
    “Calvino no vaciló en hacer uso del poder civil para ejecutar la disciplina eclesial” (Newman). “La autoridad civil debe hacer respetar las censuras de la iglesia, insistió Calvino. En un increíblemente corto periodo de tiempo él llegó a ser prácticamente el dictador de la ciudad [Ginebra], gobernando con una vara de hierro” (Hulme).
    “El estado de Ginebra era una teocracia donde las funciones que ahora pertenecen a la iglesia eran ejercidas por los oficiales civiles. Ellos eligían los ancianos de la iglesia, castigaban con muerte la blasfemia...desterraban o ejecutaban a los herejes, y proveían fondos para el ministerio mediante los impuestos” (Schaff).
    “Calvino demandaba que el estado consienta servir a la iglesia, y prevalecieron sus argumentos. Después de una lucha prolongada, estableció este principio en Ginebra. No se permitía la libertad de conciencia. Los herejes y disidentes fueron ejecutados o desterrados, y mediante el brazo secular de los magistrados al pueblo se le obligaba a cumplir sus deberes religiosos” (Horsch).
    “Lutero comentó con ironía sobre la Ginebra de Calvino: ‘Con una sentencia de muerte resuelven todos los argumentos’... La Iglesia...demandaba que el estado ayudara a cristianizar al mundo e infiltrar el orden social, con fuerza si era necesario. Así que la práctica Católica Romana de emplear el estado para realizar los ideales de la iglesia fue resucitada y entró en el protestantismo por la puerta trasera” (Neve).
    ...Calvino no puede ser absuelto de responsabilidad por las cosas que sucedieron en Ginebra. Hulme dice: “La influencia dominante era Calvino. Así llegó él a ser el corazón de la república de Ginebrina. Calvino ejercía la influencia preponderante hasta el final de su vida... La poderosa influencia de Calvino que ejercida a favor del aumento de los castigos y una ejecución implacable de las leyes”.
    ¿Cuáles eran algunos de los resultados? “Reírse de los sermones de Calvino o faltar respecto hablando de él eran crímenes” (Hulme). “No había misericordia para los enemigos de la teocracia. Nuevos métodos de tortura fueron introducidos...y el testimonio de los niños en contra de sus padres era libremente aceptado” (Newman).
    “En cinco años, Ginebra, con 16.000 habitantes, tenía cincuenta y siete ejecuciones y setenta y seis destierros. Todas estas sentencias eran aprobados por Calvino” (Qualben, Hulme, Newman y Neve).
    “Un niño que golpeó a sus padres fue decapitado” (Hulme). “Durante la pestilencia de 1545, treinta y cuatro mujeres fueron quemadas o descuartizadas bajo suspición de propagar la plaga por medio de la magía (Newman).
    Ciertamente el incidente más famoso fue él de Miguel Servet. Fue sólo por sus opiniones religiosas que sufrió tan horrible muerte. “La muerte de Servet, quemado en la estaca, ha dejado una mancha eterna sobre el buen nombre de Calvino, pese a todos los intentos de explicarlo y de absolverle de su responsabilidad por el hecho siniestro” (Vedder).
La Quema de Miguel Servet
    La siguiente admisión sale en el libro: The Reformers And Their Stepchildren (“Los Reformadores Y Sus Hijastros”), por Leonard Verduin, (discursos patronizados por la Fundación Calvino). “La quema de Servet – sea dicha con absoluta claridad – es un hecho por el cual Calvino debe ser tenido por responsable en gran medida. No se hizo a pesar de Calvino, como suelen alegar algunos de sus admiradores sobremanera fervientes. Él la planificó de antemano, y la manipulaba de principio a final. Sucedió por causa de él y no a pesar de él...”
    “Calvino usó su influencia para conseguir su arresto, condenación y ejecución” (Newman).
    “En una colina justa fuera de Ginebra, el hereje que persistía en sus creyentes hasta el final que quemado vivo” (Hulme). “Después de agonizar el las llamas por media hora, gritó en voz fuerte: “¡Jesús, Hijo del Dios eterno, ten compasión de mí!” (Newman). Pero su agonía fue prolongada. “Parece ser que en el caso de Servet usaron leña verde, así que costó tres horas hasta que fue declarado muerto” (Verduin).
    No hay placer en sacar datos tan sórdidos. Pero como por largo tiempo existe la tendencia de rendir homenaje extraordinario a Calvino, sólo parece justo que toda la historia sea conocida.

Samuel Fisk, Calvinistic Paths Retraced (“Recorriendo Las Sendas Calvinistas”, Murfreesboro, TN: Biblical Evangellism Press, 1985, págs. 114-116. Traducido por Carlos Tomás Knott

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