sábado, 2 de febrero de 2013


Enoc Caminó Con Dios

M. R. Dehaan


¿Cuándo Caminó Enoc Con Dios?

Enoc caminó con Dios en una época cuando era extremadamente difícil hacer esto. En aquellos días la maldad de los hombres estaba llegando a su colmo y pronto precipitaría el juicio de Dios. Eran tiempos en los cuales la maldad abundaba en todos lados, los hombres malos iban de mal en peor, y los seres humanos se volvieron tan degradados que aun entregaron sus cuerpos al control de espíritus inmundos. No era una edad fácil para un creyente, puesto que por doquier estaba rodeado de corrupción, pecado y suciedad. Las condiciones son gráficamente descritas en Génesis 6, y Dios llega a decir:
“No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años” (Gn. 6:3). 
Tuvo que ser una vida solitaria para Enoc en cuanto a amigos humanos. Si crees que la vida cristiana es difícil hoy en día, en esta edad de claudicar, integración de creencias, apostasía y con tantos que se apartan de la fe, recuerda a Enoc, porque como fue entonces, así también será cuando venga el Señor Jesucristo. Hoy en día el listón está muy bajo, los viejos caminos son despreciados, la separación es una doctrina pasada de moda, y los que se mantienen “firmes en la fe” son criticados como “de ideas fijas”, personas con prejuicios y que padecen de una menta estrecha, inflexible y cerrada. Poco antes de morir el Dr. William L Pettingill, él puso la mano sobre mi hombro y dijo: “Hijo, si el Señor no viene pronto, aquellos que no claudican en el Evangelio, que no toman atajos en cuanto a la verdad, sino que están firmes en la fe una vez dada a los santos, se encontrarán apretados en una pequeña compañía solitaria de no conformistas despreciados por los demás”. He vivido el tiempo suficiente para ver la verdad de lo que me dijo. El espíritu del ecumenismo y la transigencia, con la pérdida inevitable de nuestras preciosas verdades fundamentales, está encima nuestro y cada día su ímpetu aumenta. Como resultado, muchos de los que una vez estuvieron firmes, ahora han cedido a la tentación de la integración religiosa, y temiendo la desgracia de ser llamados “fundamentalistas”, han unido manos con el enemigo en un intento a la unión sin respetar la verdad de la Palabra de Dios. El espectáculo de ver aquellos que una vez se llamaron “fundamentalistas” ahora andando con consortes de los liberales y modernistas,  aprobando a aquellos que niegan el nacimiento virginal del Señor, la deidad de Cristo, Su resurrección corporal y la inspiración de las Escrituras, es un cumplimiento de los “días de Noé”. Los que no ceden a la tentación, que no aprueban la doctrina de “Dios como Padre universal” y la hermandad universal de los seres humanos, se encuentran (como Enoc) fuera del campamento, en un lugar de rechazo. Pero, gracias a Dios, hay mucho espacio fuera del campamento para caminar (como Enoc) con Dios. En verdad, para caminar con Dios uno tiene que estar fuera del campamento. El profeta Amós pregunta: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Am. 3:3).
El secreto del camino de Enoc estaba en que él, estando en desacuerdo con el mundo alrededor suyo, estaba en comunión con Dios. Creía en Dios y a Dios, esto es, tenía fe en lo que Dios le decía. Hebreos nos dice que “por la fe Enoc fue trasladado”.
Además de comunión, “caminar” significa progreso, y al caminar Enoc con Dios, el Señor comenzaba a revelarle Su plan respecto al juicio venidero, el diluvio, y más allá del diluvio, el juicio al fin de esta época, porque “como fue en aquellos días, así será otra vez”. Esta expectación de juicio inminente conmovió tanto el corazón de Enoc que él comenzó a actuar. Empezó a testificar y predicar a los de aquella generación impía. Judas nos dice que Enoc profetizó (predicó) contra la maldad de su generación. ¿Y cuál fue el mensaje que predicó? No fue un mensaje popular, suave y agradable, del Dios de amor que no juzgará a Sus criaturas ni traerá a los malos al juicio. No se preocupó por si sus oyentes se sintieren atacados u ofendidos. ¡De ninguna manera! Fue un mensaje de juicio. El tema de su mensaje fue: “¡He aquí, el Señor viene!”  Enoc predicó la segunda venida de Cristo. Él proclamó a su generación la venida del diluvio, pero su mensaje alcanzó mucho más allá del diluvio, porque dice Judas que Enoc predicó acerca de la venida del Señor con Sus santas decenas de millares, para ejecutar juicio sobre todos.
No Fue Popular

No fue un mensaje popular a los inconversos. No fue una disertación inofensiva sobre la bondad de Dios, ni un mensaje que dijera: “Ánimo, mi hermano, todo saldrá bien!”. Ni fue un mensaje de avivamiento como la esperanza del mundo o como la solución a los problemas del hombre. Fue un mensaje de la venida del Señor como el único remedio para el dilema del mundo. No hay ni un versículo en la Biblia que prometa que esta edad justo antes del retorno del Señor será uno de avivamiento. Antes al contrario, la Biblia declara sin excepción que “los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados” (2 Ti. 3:13). Las palabras del Señor Jesús están de acuerdo con esto, porque Él dijo: “Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre” (Mt. 24:37), y Enoc vivió en los días antes del diluvio. No hay ni una pequeña sugerencia de que la predicación de Enoc o la de Noé resultara en un gran avivamiento justo antes del diluvio. El mensaje de Enoc no fue avivamiento, sino la venida del Señor. Enoc no fue un predicador popular.

M. R. DeHaan, fundador de la “Clase Bíblica Radial”, de su libro The Days of Noah (“Los Días de Noé”), Zondervan, 1963.

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