sábado, 22 de agosto de 2015

¿QUÉ ES UNA FAMILIA CRISTIANA?

de la introducción del libro:
DISCIPULADO EN EL HOGAR, 
por Carlos Tomás Knott

    Para comenzar, preguntamos: ¿Qué le hace a una familia ser una familia cristiana? ¿Lo sabes? ¿Cómo podemos decir que una lo es cuando la vemos? ¿Hay rasgos distintivos que nos ayudan a distinguir en un grupo de familias a aquellas que son cristianas? ¿Qué de nuestros hogares, cómo podemos discernir si son realmente hogares cristianos?
   
Las apariencias externas ciertamente no garantizan la presencia de una familia cristiana, ¿verdad? Aquí se nos presenta un hogar, con textos bíblicos en las paredes y una Biblia familiar en la mesa. Los miembros asisten a las reuniones de la iglesia cada semana. Quizás en el coche tienen una pegatina que dice: “Yo ♥ Jesús”, “Jesús es el Señor”, el símbolo del pez, una paloma, o una cruz. Pero, ¿es Él realmente el Señor en esta familia? Para contestar esta pregunta, debemos abrir la puerta de la casa, entrar, y una vez dentro, escuchar y observar. ¿Oyes argumentos egoístas, voces alteradas, y conversaciones carnales? ¿Están las personas plantadas delante del televisor, prefiriendo esto a leer, estudiar y meditar la Palabra de Dios? ¿Hay excitación acerca de algún evento deportivo y desinterés o frialdad en cuanto a la evangelización y el discipulado? ¿Prefieren algún partido de fútbol, tal vez la copa mundial, en lugar de la Cena del Señor y la comunión de los santos? ¿Qué clase de devoción, cristianismo y discipulado es éste?
    Continúa observando: ¿notas tensión entre esposo y esposa, padres e hijos, o entre los hijos mismos? ¿Ves ceños fruncidos, índices señalando, o caras con churretes de lágrimas? ¿Oyes suspiros de frustración, o notas silencio tenso? Pronto te darás cuenta, si no te has dado ya, que ninguna apariencia particular y externa puede hacer cristiana a una familia. Colocar pegatinas en el exterior del vehículo, tener textos enmarcados en la casa, o una gran Biblia familiar expuesta en una mesa, esa clase de cosas no hacen que una familia sea cristiana. Podrían engañar a los demás, haciéndoles creer que esa familia es cristiana cuando realmente no lo es. Y encarémoslo, el mero hecho de que una familia tenga cristianos dentro, o tenga actividades religiosas no asegura que sea una familia cristiana. Hay más que esto, ¿no? El Señor Jesús dijo que no debemos juzgar por las apariencias, sino juzgar con juicio justo (Jn. 7:24). Debemos recordar, entonces, que las apariencias externas no pueden ganar a los ojos de Dios el nombre de “cristiano” para ninguna familia.
    Una familia cristiana es una familia compuesta de creyentes en el Señor Jesucristo, por supuesto, y además, éstos viven diariamente de una manera que da gloria a Dios, aun cuando nadie les ve. No se portan como cristianos sólo cuando tienen visita en su casa. Lo suyo no es una obra teatral para dar buena impresión a otros, sino  una realidad viva. 
    Hay cinco palabras en el Nuevo Testamento que se usan intercambiablemente en referencia a los verdaderos cristianos: Éstas son: cristianos, discípulos, creyentes, santos y hermanos. Esto es lo que los miembros de un hogar cristiano son, los unos para con los otros, y para con los demás seguidores del Señor. Son creyentes: han sido justificados por fe, habiendo creído en el Señor Jesucristo. Son discípulos: perseveran en la Palabra de Dios (Jn. 8:31), lo cual significa que entre otras cosas viven rigiéndose por los principios de la vida familiar que se encuentran en la Palabra de Dios. Puede que nunca hayan estado en una conferencia familiar, retiro, o sesión de "enriquecimiento familiar". Puede que nunca hayan asistido a una clase de sociología. De hecho, mejor que sea así, pues tienen la ventaja de no tener sus mentes atestadas con las presentaciones “psicologizadas” y populares de la vida familiar.  
     Aunque no han tenido ninguna de estas cosas, no son ignorantes, porque la familia cristiana sabe dónde encontrar los principios para la vida de familia - tales principios se encuentran en las Santas Escrituras. En esta familia la Biblia se vive en cada tarea diaria de la vida. Tienen la Palabra de Dios, y ésta les tiene, también, pues tiene un ligamento en cada una de sus vidas. Para ellos, Jesucristo no es una coletilla evangélica, una teoría ni una ideal, sino que, como alguien dijo, ellos practican la presencia de Dios en su vida familiar. En la familia cristiana Él gobierna como Señor.
     La familia es el orden más antiguo de este planeta, y tiene sus orígenes con los mismos de la raza humana. Es sin lugar a dudas la unidad funcional, ordenada por Dios. Él en Su infinita sabiduría dio orden a Su creación. No estaba experimentando con las cosas para luego mejorarlas, sino que estaba manifestando Su sabiduría, poder y amor. Creó un hombre, le colocó en Edén, y allí le formó una familia en derredor suyo. La familia comenzó cuando Dios unió a Adán y a Eva, pero existió mucho antes ya en la mente de Dios y en Su plan para la vida en la tierra. Dios les mandó “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra” (Gn. 1:28; 2:21-25). Con esto Él indicó que la familia era Su manera de propagar la raza humana y de poblar la tierra. De nuevo Dios afirma Su favor hacia la familia al incluir las relaciones familiares en los Diez Mandamientos: “Honra a tu padre y a tu madre” (Éx. 20:12), al igual que en el resto de la Ley. Dirigiéndonos ahora al Nuevo Testamento, vemos cómo repetidamente se reafirma el interés de Dios en los asuntos de la vida de familia con enseñanzas tales como, “Hijos, obedeced a vuestros padres,” “Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos,” “Maridos, amad a vuestras mujeres,” y “Casadas, estad sujetas a vuestros maridos”. El hecho de que tales principios se encuentren tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento indica que Dios no ha cambiado Su diseño para la familia. Al contrario de las voces de la sociedad que se levantan alrededor nuestro, la familia no está pasada de moda, ni es inefectiva ni represiva. ¡Es una obra maestra de arte de Dios!
     Pero, ¿qué de nuestros hogares? ¿Cómo podemos definir un hogar cristiano en términos suficientemente específicos para saber si correspondemos a la descripción y si no hacer los cambios oportunos? ¡Buena pregunta! Para ser honesto, no hay ningún versículo en la Biblia que diga específicamente, “Una familia cristiana se define de la siguiente manera:_______________”. Debemos estudiar las Escrituras y sacar de los diferentes pasajes a través de la Biblia que tratan el tema para formar una descripción de la familia cristiana que funcione. Esto conlleva más tiempo, pero puede llevarse a cabo, y es muy edificante. Hay numerosos pasajes que hablan de la familia. Aquí, entonces, hay una descripción de la familia tomada de las Escrituras:

    1. Dios es el primero en todo, no sólo en un tiempo diario de "devocional" -- lo que solemos llamar el tiempo de lectura de la Palabra y la oración. (Mt 6:33; Lc. 14:26; Col. 1:18).

    2. El marido y padre tiene la responsabilidad completa, no dividida ni compartida ante el Señor del liderazgo de la familia de una manera piadosa (Gn. 3:16; 18:19; Col. 3:18).

    3. El padre asume con amor la responsabilidad como proveedor y protector de su familia, tanto física como espiritualmente (Ef. 5:25, 28, 29; 1 Ti. 5:8).

    4. La esposa y madre practica su profesión de piedad sometiéndose voluntariamente a su marido, orientando su vida hacia él en su hogar. Está contenta y satisfecha trabajando en el hogar como la ayuda idónea y colaboradora de su marido (Gn. 2:18; Pr. 31:10-31; 1 Co. 11:9; Tit. 2:4-5).

    5. Ambos padres aceptan su responsabilidad dada por Dios en ser diligentes educando a sus hijos en casa, en una vida piadosa y disciplinada. Esto se hace primero por medio de su propio ejemplo, y también por la inversión con amor de su tiempo y esfuerzo requeridos, no para contemplar a los hijos casi como ídolos, sino para guiarlos tanto en conocimiento como en práctica, y no tenerlos como una imposición, descuidando su cuidado espiritual, dejándoselos a otras personas (Éx. 2:9; Ef. 6:4; 2 Ti. 1:5; 3:15).

    6. Los hijos honran a sus padres respondiendo positivamente cuando se les enseña, y obedeciéndoles con amor, respeto y prontitud. Los padres los educan en amor, en los caminos del Señor, no en los del mundo que les rodea (Ef. 6:1-3; Col. 3:20).

    7. La familia colabora trabajando para apoyar a la asamblea local, ministrando a otros por causa de Cristo y del evangelio. La familia no está vista como una prioridad más elevada que la iglesia, y no ve el servicio en la asamblea como una amenaza a la unidad de la familia (1 R. 17:10-13; 2 R. 4:8-10; Mr. 1:28-34; Lc. 18:28-30; Hch. 18:24-26).

Ya puedo oír a alguien decir: “Todo esto suena muy bien, pero tal vez un poco idealista, porque el mundo ha cambiado mucho y la vida es muy complicada hoy en día. Son ideas buenas, pero hay que pisar tierra, y en cuanto a todo esto, ¿cómo podemos llegar a ello?” No es suficiente tener una buena descripción de la familia cristiana. La idea es explicar cómo tener una familia así, y éste es el propósito de este libro.
Introducción del libro DISCIPULADO EN EL HOGAR




La Familia NO Debe Ocupar El Primer Lugar

escribe Donald Norbie
 
“Jesús era un hombre de familia. Aunque la historia guarda silencio en cuanto a detalles, puede que José hubiera sido mucho más mayor que María. Cuándo murió, no lo sabemos. Pero durante el tiempo del ministerio de Jesús, aparentemente, había muerto. Tempranamente Jesús había tomado la responsabilidad como el hijo mayor, y la familia dependía de Él. María y Sus hermanos y hermanas conocían la fuerza de Su afecto y amor. La familia de Jesús se nos presenta muy unida. Parte del dolor de Jesús cuando estaba clavado en la cruz era la agonía de ver a su madre atestiguándolo todo con pena. Pero la familia no ocupaba el primer lugar en los pensamientos de Cristo. “El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí” (Mt. 10:37). Él enfatizó el hecho de que las relaciones espirituales son más profundas y duraderas que los lazos familiares (Mr. 3:33-35). El centro de la vida de Cristo no era la familia... Una motivación era la delicia de hacer la voluntad del Padre... Otra motivación era Su propia y profunda compasión por aquellos que estaban perdidos... Pero tú dices: “Yo no soy Jesús. Tengo una familia que sacar adelante, un trabajo al que atender cada día. Necesito recrearme. No tengo tiempo”. Y así, los días y los años pasan, y es fácil irse a la deriva. Dejamos de repartir folletos y de testificar. Hemos olvidado cómo llorar por  los perdidos y cómo rogar a Dios por ellos. Nuestra dirección y estilo de vida difiere bien poco de la del mundo perdido que nos rodea”.

de su artículo: “Evangelism, An Option?”, ("¿Es Opcional La Evangelización?", 
en la revista "Missions"
El hermano Norbie es un obrero del Señor y anciano en una congregación en Greeley, Colorado.

El Llamado De Cristo No Es Popular - A. W. Tozer

“Cristo llama a los hombres a llevar su cruz; nosotros les llamamos a pasarlo bien en Su nombre. Él les llama a abandonar el mundo: nosotros les aseguramos que si aceptan a Jesús, el mundo se constituye una ostra en la que pueden desarrollarse y vivir. Él les llama a sufrir; nosotros les llamamos a gozar de las comodidades que ofrece la civilización burguesa moderna. Él les llama a la auto abnegación y a la muerte; nosotros les llamamos a extenderse como árbol frondoso, o tal vez, incluso, a llegar a ser estrellas de un deplorable zodiaco religioso de quinta clase. Cristo les llama a la santidad; nosotros les vendemos una felicidad barata que hubiera sido rechazada con desdén por el más ínfimo de los filósofos estoicos”.

    “El Señor llamó a los hombres a servirle, pero nunca hizo el camino fácil. Por el contrario, uno queda con la impresión de que el Señor fue demasiado exigente. Muchas veces dijo a sus discípulos y candidatos a discípulos cosas que nosotros discretamente evitamos decir cuando tratamos de ganar almas. ¿Qué evangelista de los de hoy se atreve a decir a las personas que manifiestan deseo de seguir a Cristo, “cualquiera que quiera ser mi discípulo, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame, porque cualquiera que quiera ganar su vida la perderá, y cualquiera que pierda su vida por causa de mí, la hallará?” Y muchas veces nos vemos en figurillas para contestar a la pregunta que nos hace una persona sobre el significado de las palabras de Jesús, “No penséis que he venido a traer paz a la tierra, porque no he venido a traer paz, sino espada. Porque de aquí en adelante un hombre estará contra su padre, y la hija contra la madre, y la nuera contra su suegra”. Esta clase de vida cristiana, áspera y sacrificada, la dejamos para algún raro misionero solitario o quizás para los cristianos que se encuentran detrás de las varias cortinas de este mundo. Las masas de cristianos nominales carecen del músculo espiritual que los capacitaría para tomar un camino tan definitivo y final como éste”.

    “El clima moral contemporáneo no facilita una fe tan maciza y sólida como la que fue enseñada por nuestro Señor y los apóstoles. Los delicados y frágiles cristianos de invernadero que estamos produciendo hoy en día se pueden comparar difícilmente con aquellos cristianos robustos que una vez dieron su testimonio entre los hombres. Y la culpa la tienen nuestros líderes. Son demasiado tímidos para decirle al pueblo la verdad. Le están pidiendo a la gente que dé a Dios únicamente lo que no les cuesta nada”.

    “Hoy en día nuestras iglesias están llenas (o una cuarta parte llenas) de una blanda generación de cristianos que deben ser alimentados con una dieta de inofensivas diversiones para mantenerles el interés. Conocen muy poco de teología o de Biblia. Apenas habrán leído uno que otro de los clásicos de la iglesia pero están muy familiarizados con libritos de ficción religiosa y películas. No es de extrañar que su fibra espiritual y moral sea tan débil. Podrían ser llamados meros adherentes a una fe que nunca comprendieron”.

A. W. Tozer, ESE INCREÍBLE CRISTIANO, Christian Publications, Inc., págs 73-74

miércoles, 12 de agosto de 2015

LO QUE DIOS MANDA RESPECTO A TU PADRE Y TU MADRE

Dios Mandó Diciendo:

Éx. 20:12   “Honra a tu padre y a tu madre, para que...”
Éx. 21:15  “El que hiriere a su padre o a su madre morirá”
Éx. 21:17 “Igualmente el que maldijere a su padre o a su madre morirá”
Lev. 19:3   “Cada uno temerá a su madre y a su padre”
Lev. 20:9  “Todo hombre que maldijere a su padre o a su madre, de cierto morirá; a su padre o a su madre maldijo; su sangre será sobre él”.
Dt. 5:16  “Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová tu Dios te ha mandado, para que...”
Dt. 21:18-19  “Si alguno tuviere un hijo contumaz y rebelde, que no obedeciere a la voz de su padre ni a la voz de su madre, y habiéndole castigado, no les obedeciere; entonces lo tomarán su padre y su madre, y lo sacarán ante los ancianos de su ciudad, y a la puerta del lugar donde viva”
Dt. 27:16  “Maldito el que deshonrare a su padre o a su madre. Y dirá todo el pueblo: Amén”.

Pr. 1:8  “Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la dirección de tu madre”
Pr. 6:20  “Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la enseñanza de tu madre”
Pr. 10:1   “El hijo sabio alegra al padre, pero el hijo necio es tristeza de su madre”
Pr. 15:20 “El hijo sabio alegra al padre; mas el hombre necio menosprecia a su madre”
Pr. 19:26 “El que roba a su padre y ahuyenta a su madre, es hijo que causa vergüenza y acarrea oprobio”
Pr. 20:20  “Al que maldice a su padre o a su madre, se le apagará su lámpara en oscuridad tenebrosa”
Pr. 23:22 “Oye a tu padre, a aquel que te engendró; y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies”
Pr. 23:25-26 “Alégrense tu padre y tu madre, y gócese la que te dio a luz. Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos”
Pr. 28:24 “El que roba a su padre o a su madre, y dice que no es maldad, compañero es del hombre destruidor”
Pr. 30:11 “Hay generación que maldice a su padre Y a su madre no bendice”
Pr. 30:17 “El ojo que escarnece a su padre y menosprecia la enseñanza de la madre, los cuervos de la cañada lo saquen, y lo devoren los hijos del águila”
 
Ez. 22:7   “Al padre y a la madre despreciaron en ti”
Miq. 7:6   “Porque el hijo deshonra al padre, la hija se levanta contra la madre, la nuera contra su suegra, y los enemigos del hombre son los de su casa”


Mt. 15:4   “Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente” (también en Mr. 7:10)
Mt. 19:19  “Honra a tu padre y a tu madre” (también en Mr. 10:19; Lc. 18:20)
Ef. 6:2-3    “Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra”